Panteon: Korogrim alineamiento: Legal Maligno casa_linaje: Divino (Hijo de Lakros, Nieto de Thyrgram) categoria: Dioses y Panteones dg-publish: true era: Era Crepuscular nombre: Kromagul raza_asociada: Hobgoblin reino: Mor’dhul relaciones: - Lakros (Padre y Rival) - Thyrgram (Abuelo) - Sel’thirak (Líder del panteón y Tío Abuelo) - Gyth’kai (Prima) - Clan Kromagul (Seguidores devotos) - Hobgoblins (Creaciones) residencia: Fuempillos, “La Ciudad del Dolor” (Mor’dhul) rol: Dios Korogrim del dolor y el tormento subcategoria: Dioses tags: - antagonista - deidad - dioses - dioses_y_panteones - dolor - hobgoblin - korogrim - mor’dhul - tortura titulo: El Señor del Tormento, El Arquitecto del Dolor, Rey de Fuempillos summary: Kromagul, dios hobgoblin del panteón Korogrim, domina el sufrimiento como herramienta de control. Gobernante de Fuempillos, la Ciudad del Dolor, promueve un orden basado en la agonía metódica, rivalizando con su padre Lakros por el poder.
Origen y Genealogía Nacido en la Era Crepuscular de la unión impía entre la oscuridad y el tormento, Kromagul es una deidad de tercera generación dentro del violento panteón Korogrim. Es hijo de Lakros, el semi-ogro dios de la Sangre, y nieto de Thyrgram, el colérico dios orco de la Guerra. Su linaje está empapado en la violencia, pero donde su abuelo se deleita en el estruendo de la batalla y su padre en el clímax sangriento de la carnicería, Kromagul encontró su poder y su propósito en el eco persistente de la agonía. Para él, el verdadero dominio no reside en el golpe que mata, sino en el sufrimiento que lo precede y lo sobrevive.
Filosofía y Creaciones La doctrina de Kromagul es tan simple como aterradora: el dolor es la herramienta de control más pura y eficaz. Mientras otros dioses buscan la lealtad a través del miedo a la muerte o la promesa de gloria, Kromagul enseña que se puede quebrar cualquier espíritu y doblegar cualquier voluntad a través de una aplicación metódica y artística del sufrimiento. Para llevar a cabo su visión, dio forma a los Hobgoblins. Moldeados a su imagen, no son brutos salvajes, sino estrategas disciplinados, crueles y organizados, capaces de ver la tortura como un arte y la dominación como una ciencia. A través de ellos, y de su clan homónimo, Kromagul exporta su filosofía: un orden basado en el miedo absoluto, donde la agonía es el lenguaje universal del poder.
Ambiciones y Conflictos La ambición de Kromagul es ilimitada y su desdén por los métodos de sus ancestros es palpable. Desafía abiertamente a su padre, Lakros, en una amarga rivalidad que es tanto ideológica como de poder. Kromagul considera la furia descontrolada de Lakros un desperdicio de potencial; la sangre derramada sin un propósito de subyugación a largo plazo es, para él, un arte efímero y vulgar. Su objetivo es demostrar que su imperio de dolor metódico es superior a la anarquía sangrienta de su padre. Aunque nominalmente leal a su tío-abuelo Sel’thirak, rey de Mor’dhul, lo ve como un mal necesario: un marco de poder que él puede explotar y corromper desde dentro, extendiendo su influencia a través del miedo que ni siquiera la muerte puede inspirar. Se alimenta de los gritos de los afligidos, y por ello busca activamente perpetuar y profundizar las heridas que el cataclismo del Lilium dejó en el mundo.
El Rey de la Ciudad del Dolor A diferencia de la mayoría de los dioses, que permanecen distantes, Kromagul mantiene una presencia física y directa en el plano mortal. Gobierna desde su trono en Fuempillos, la infame “Ciudad del Dolor” en Mor’dhul. Esta ciudad es su obra maestra y su laboratorio: un lugar donde la tortura no es un castigo a puerta cerrada, sino un arte público y una forma de gobierno. Las plazas de Fuempillos son escenarios para espectáculos de agonía, y sus leyes están diseñadas para maximizar el sufrimiento como forma de control social. Al gobernar en persona, Kromagul se ha convertido en una amenaza tangible y presente, un tirano divino cuyo aliento helado sienten sus súbditos cada día.
En su forma de avatar, Kromagul es la encarnación perfecta de un hobgoblin, elevado a un ideal de terror metódico. Es alto y de constitución fibrosa, con una piel de un enfermizo tono verde grisáceo, tan pulcra y tensa como el cuero estirado en un potro de tortura. Sus ojos, de un naranja brillante como el de un metal al rojo vivo, no arden con locura, sino que brillan con una inteligencia fría y calculadora, analizando cada debilidad y cada punto de quiebre.
Viste una armadura de placas de hierro negro pulido, adornada no con cráneos o púas vulgares, sino con ganchos, pinzas y hojas afiladas que parecen instrumentos quirúrgicos. En lugar de una capa, lleva un manto hecho de piel desollada y curtida, sobre el cual se retuercen Runas que susurran constantemente letanías de dolor. Su rasgo más distintivo es su sonrisa: una línea fina y cruel, perpetuamente curvada en una expresión de sádica satisfacción, como si disfrutara de un chiste que solo él entiende y cuya gracia reside en el sufrimiento ajeno.
Equipo Relevante: * El Látigo de los Lamentos: Un látigo de múltiples colas, cada una terminada en un gancho de obsidiana que no solo desgarra la carne, sino que extrae un eco del alma de la víctima, causando un dolor psíquico insoportable. * La Daga Silente: Una estilete delgado y serrado que no produce sonido al cortar. Las heridas que inflige no sangran externamente, sino que causan una hemorragia interna y un dolor paralizante que impide a la víctima gritar.
El impacto de Kromagul en Lithernia es profundo y perverso. Es el arquitecto de una de las razas más disciplinadas y temidas de Mor’dhul, los Hobgoblins, y el patrón de un sistema de creencias que glorifica la crueldad como una virtud. Su legado no es de ruinas y cráneos como el de sus parientes, sino de cicatrices que nunca sanan, de voluntades rotas y de un orden social construido sobre los cimientos del miedo perpetuo.
Al gobernar personalmente desde Fuempillos, ha demostrado que un dios no necesita ser una fuerza cósmica y distante para ser temido; puede ser un rey, un carcelero y un torturador. Su existencia es un recordatorio constante de que la tiranía puede ser metódica, inteligente y organizada.
En el gran tablero de ajedrez de los dioses, Kromagul es un jugador peligroso. Su ambición y su rivalidad con Lakros son una fuente constante de inestabilidad dentro del panteón Korogrim, garantizando que el conflicto interno en Mor’dhul nunca cese. Es el parásito que se alimenta de la miseria del mundo, un mal que no busca un final rápido, sino una agonía eterna para todos los que caen bajo su sombra. En un mundo que ya sufre los ecos del Lilium, Kromagul se asegura de que las heridas nunca dejen de sangrar.