agrupacion: Clan Vilespore alianzas: - Clan Kromagul - Clan Nighthawk categoria: Personajes y Agrupaciones ciudad_sede: Rynavel dg-publish: true edad: 130 escudo: Un cráneo humanoide de obsidiana cubierto de hongos fosforescentes de color verdoso y púrpura, sobre un campo de fango negro. lema: Lo que no muere, se pudre. Y en la podredumbre, florecemos. nombre: Vexia Noctis relaciones: Casa Vexia (familia de origen), Cónclave de los Susurros de Aelithor (némesis personal) rivalidades: - Clan Whisper - Clan Ironclaw rol: Susurro Pútrido y Embajadora del Clan Vilespore subcategoria: Personajes tags: - clan vilespore - embajadora - lithernia - mor’dhul - personajes - personajes_y_agrupaciones - tiefling tipo: Personaje summary: Vexia Noctis, tiefling de la Casa Vexia, fue enviada como ofrenda al Clan Vilespore en Rynavel, donde dominó el arte de los venenos y la podredumbre. Ahora es su astuta embajadora, tejiendo alianzas y conspiraciones en Mor’dhul y más allá.
En los retorcidos árboles genealógicos de la nobleza de Mor’dhul, no toda la sangre es un privilegio; a veces, es una condena. Vexia Noctis nació en el seno de una rama menor de la Casa Vexia, una línea de Tieflings de modesto poder pero desmedida ambición. Demasiado inteligente para ser una simple guerrera y demasiado astuta para ser ignorada, Vexia fue vista por su familia no como una heredera, sino como una herramienta afilada y, en última instancia, prescindible. Cuando el Clan Vilespore, los parias cultores de la plaga, comenzó a ganar influencia gracias a sus toxinas, la Casa Vexia vio una oportunidad. Enviaron a la joven Vexia a la fétida ciudad pantanosa de Rynavel como ofrenda diplomática, un peón para cimentar una alianza con los maestros de la podredumbre.
Lo que su familia consideró un exilio, Vexia lo transformó en su crisol. Lejos de perecer en los miasmas de Rynavel, descubrió una afinidad innata por el “arte” del clan. Mientras los Goblins y Hobgoblins del Vilespore se regocijaban en la descomposición burda, Vexia vio el potencial para la sutileza y la elegancia. Aprendió a destilar venenos que no solo mataban, sino que sembraban la locura; a cultivar esporas que podían imitar la más dulce de las fragancias antes de colapsar los pulmones de una víctima. Su intelecto y carisma tiefling le permitieron navegar la jerarquía del clan, ganándose el título de “Susurro Pútrido”. No era una Hongo-Madre, sino algo más peligroso: la mente calculadora detrás de la plaga informe.
Hoy, Vexia actúa como la embajadora del Clan Vilespore, su rostro “civilizado” ante el resto de Lithernia. Es ella quien negocia los contratos con sus sádicos aliados del Clan Kromagul, entregándoles nuevas agonías en frascos de cristal. Es ella quien comercia secretos y venenos con los espías del Clan Nighthawk, tejiendo una red de influencia que se extiende mucho más allá de los pantanos de Rynavel. Su lealtad al clan es absoluta, pues le dieron el poder que su propia casa le negó. Sin embargo, una espina personal envenena su éxito: una profunda rivalidad con un miembro del Clan Whisper, a quienes considera artistas estériles y arrogantes. Esta enemistad la ha llevado a buscar influencia más allá de Mor’dhul, estableciendo una tensa presencia diplomática en Syrenya y conspirando contra su némesis en la lejana ciudad élfica de Aelithor. Vexia Noctis ya no es un peón; es la jugadora que mueve las piezas en un tablero de decadencia y poder.
Vexia es la encarnación de una belleza ponzoñosa. Su piel de tiefling posee la palidez de una flor crecida en la oscuridad, con un sutil matiz violáceo que se acentúa en sus labios y bajo sus ojos. Dos cuernos delgados y negros como la obsidiana se curvan hacia atrás desde su frente, pulidos hasta brillar. Sus ojos, desprovistos de pupila, arden con un suave fulgor verdoso, reminiscente de los hongos fosforescentes que adornan el blasón de su clan.
Rechaza las armaduras toscas y las pieles sucias de sus hermanos de clan. Viste con una elegancia letal, prefiriendo túnicas de seda y terciopelo en tonos de púrpura profundo, verde musgo y negro noche. Los tejidos a menudo están bordados con intrincados patrones que evocan micelios o las delicadas venas de una hoja en descomposición.
Su equipamiento es tan sutil como ella: * Daga de Estilete de Hueso: Un arma fina y discreta, oculta en los pliegues de su manga. Su punta está permanentemente impregnada con la “Lágrima del Vilespore”, una toxina que induce parálisis y alucinaciones terroríficas. * Sello de Embajadora: Un pesado anillo de hierro y obsidiana con el escudo del clan, que utiliza tanto para sellar contratos como para dejar una marca contundente en el rostro de un insolente. * El Perfumista Letal: Una colección de viales de cristal finamente trabajados que cuelgan de su cinturón. A simple vista parecen perfumes exóticos, pero cada uno contiene un veneno gaseoso, un ácido corrosivo o un antídoto crucial. * Túnicas de la Sombra Tejida: Sus ropajes no son meramente estéticos. Están imbuidos con Alquimia Vilespore que los hace resistentes al ácido y al veneno, y un ligero encantamiento del Clan Nighthawk le permite difuminarse en las sombras con mayor facilidad.
El ascenso de Vexia Noctis representa un cambio paradigmático en el ecosistema de poder de Mor’dhul. Ya no son solo la fuerza bruta de los Orcos o la magia manifiesta de los Señores de la Muerte los únicos caminos hacia la grandeza. Vexia ha demostrado que la influencia más duradera es la que se pudre lentamente desde dentro, a través de la política, el espionaje y la guerra biológica.
Ella es el puente entre la anarquía primordial del Clan Vilespore y las complejas intrigas de las grandes casas de Lithernia. Gracias a su diplomacia, un clan de cultistas del fango ahora tiene voz en asuntos que pueden decidir el destino de reinos. Su éxito amenaza con desequilibrar la guerra fría que mantiene con el Clan Whisper en Rynavel, lo que podría desatar un conflicto interno de consecuencias devastadoras para la ciudad.
A largo plazo, si Vexia continúa su ascenso, el Clan Vilespore podría dejar de ser un simple proveedor de armas para convertirse en una potencia por derecho propio. Su legado no se medirá en batallas ganadas ni en territorios conquistados, sino en tratados envenenados, linajes debilitados por enfermedades misteriosas y el miedo silencioso a que cualquier sorbo de vino o aliento de aire pueda ser el último. Ella es la prueba viviente de que en Lithernia, la decadencia no es un final, sino un arma.