‘- nombre’: Lyraxis Vexia ‘- nombre_casa’: Clan Sel’thirak agrupacion: Casa Vexia categoria: Personajes y Agrupaciones ciudad_sede: Syrenya descripcion: Una lealtad de conveniencia. La Casa Vexia opera bajo el decreto del Rey-Dios, gestionando el mercado negro que beneficia al trono y proveyendo una flota de corsarios leales. A cambio, Sel’thirak les garantiza autonomía en Syrenya y protección contra los clanes más grandes que codician su poder. dg-publish: true edad: ‘160’ escudo: Una calavera de tiefling con cuernos enredados en tentáculos de obsidiana sobre un campo verde pantano. lema: La ponzoña fluye más hondo que la sangre. nombre: Kaelen Vexia relacion: Hermana y Maestra de Espías rol: Sumo Sacerdote del Culto de la Vorágine subcategoria: Personajes tags: - ’ ’ - ’’’’ - ‘,’ - ‘[’ - a - c - d - e - h - i - j - l - m - n - o - p - personajes - personajes_y_agrupaciones - r - s - t - u - v - x tipo: Casa Noble summary: Kaelen Vexia, sumo sacerdote de la Casa Vexia en Syrenya, es un hechicero tiefling que canaliza el poder oscuro de la Vorágine, un dios abisal. Rechaza la política cortesana y lidera rituales que fortalecen su dominio con magia y terror marino.
En los fétidos pantanos que custodian el puerto maldito de Syrenya, donde la niebla es tan espesa como los secretos, el verdadero poder de la Casa Vexia no reside en el trono de su señor, sino en el altar profano de su sumo Sacerdote. Kaelen Vexia es ese poder. Nacido como hijo de Lord Vorlag, el astuto patriarca de la casa, Kaelen fue apartado desde joven de los asuntos mundanos del liderazgo y la herencia. Su alma resonaba con una frecuencia distinta, una llamada oscura que emanaba de las profundidades del Mar Sombrío, la misma entidad abisal con la que sus ancestros forjaron el pacto que les dio su poder: La Vorágine.
Mientras su hermana Lyraxis aprendía el arte de la diplomacia con veneno y la intriga cortesana, Kaelen fue iniciado en los ritos del Culto de la Vorágine. No fue un simple aprendizaje; fue una inmersión total en la locura primigenia. Descendió a cavernas submarinas donde la luz nunca ha llegado, ofreció su propia sangre a monolitos de obsidiana que susurraban secretos cósmicos y permitió que su mente fuera un recipiente para la voluntad caótica de su patrono. Emergió transformado, no solo como un poderoso Hechicero, sino como el profeta viviente de un dios olvidado.
Para Kaelen, el poder de la Casa Vexia no es una herramienta, es una fe. Desprecia profundamente la red de alianzas y traiciones que su hermana teje con maestría en las cortes de Mor’dhul. Considera que tales juegos mortales son una dilución, una profanación del poder puro y absoluto que les otorga la Vorágine. ¿De qué sirve el favor de Sel’thirak cuando se puede comandar el terror de las profundidades? ¿Por qué susurrar secretos a los Nighthawk cuando se pueden invocar pesadillas que ahoguen la mente de sus enemigos? Esta fractura ideológica con Lyraxis es el eje de su existencia. Ella ve el pacto como el medio para un fin —el ascenso de la Casa Vexia—; él lo ve como el fin en sí mismo.
Como Sumo Sacerdote, Kaelen es el corazón arcano de Syrenya. Dirige los sacrificios que apaciguan a la Vorágine, bendice a la flota de corsarios con nieblas protectoras que confunden a sus presas y consagra los venenos de los alquimistas con una potencia sobrenatural. Se dice que fue él quien, en un arrebato de furia devota, invocó a un leviatán tentacular para aniquilar una flotilla del Clan Thyrgram que osó acercarse demasiado a su costa, dejando solo restos de madera y el eco de gritos ahogados en el mar. Para él, la fuerza bruta de los Orcos es tan insignificante como las olas rompiendo contra las rocas de su dominio. Su verdadero conflicto, el que le consume, es interno: convencer a su propia casa de abandonar las vanas ambiciones mortales y abrazar por completo la gloriosa y terrible verdad que yace bajo las aguas.
Kaelen es la personificación de su oscuro patrono. Su piel de tiefling no es roja ni purpúrea, sino de un tono abisal, entre el gris de la tormenta y el azul profundo de las fosas marinas, con un brillo húmedo perpetuo. Sus cuernos, largos y retorcidos hacia atrás, no son de hueso liso, sino que parecen tallados en obsidiana pulida por el agua, con finas vetas que brillan con una luz verdosa enfermiza en la penumbra. Sus ojos carecen de pupila, siendo dos pozos de oscuridad líquida que reflejan una inteligencia ancestral y depredadora.
Desdeña las armaduras, prefiriendo túnicas rituales tejidas con seda de araña de pantano y hebras de alga abisal. Estas prendas, de un color verde oscuro casi negro, están adornadas con coral fosilizado, perlas negras y amuletos de obsidiana tallados con símbolos espirales que evocan tentáculos y remolinos. El aire a su alrededor siempre huele a salmuera y ozono, como una tormenta que está a punto de estallar.
Su principal foco de poder es el Báculo de la Fosa, un retorcido bastón de madera de manglar petrificada, coronado por un Ojo de Kraken conservado mágicamente. El orbe parece seguir a quienes lo observan, y pulsa con una luz interna cada vez que Kaelen canaliza el poder de la Vorágine. En su cinto lleva siempre una Daga Ritual de Obsidiana, utilizada no para el combate, sino para trazar glifos en el aire y oficiar los sacrificios de sangre que alimentan el pacto de su casa.
Kaelen Vexia representa una amenaza mucho más fundamental para Lithernia que un simple Noble ambicioso de Mor’dhul. Mientras otros, como Lord Aethel, buscan un poder terrenal para dominar reinos, Kaelen busca desatar un poder cósmico que podría consumirlos. Es el ancla que mantiene a la Casa Vexia atada a su fuente de poder primigenia, asegurando que sus venenos no solo maten el cuerpo, sino que también corrompan el alma.
Si su influencia sobrepasa a la de su pragmática hermana, la Casa Vexia podría dejar de ser un actor en el juego de tronos de Mor’dhul para convertirse en el epicentro de un cataclismo. Syrenya, bajo su guía, podría transformarse de un puerto de contrabandistas a una puerta de entrada para los horrores de la Vorágine. Su legado, por tanto, pende de un hilo: podría ser recordado como el fanático que llevó a su casa a la ruina, o como el profeta que ahogó una parte del mundo bajo una marea de oscuridad eterna. En un continente marcado por las cicatrices del Lilium, Kaelen Vexia juega con un fuego igual de antiguo y, quizás, mucho más insondable.