agrupacion: Clan Umbracor alianzas: - Clan Whisper (Proveedores de almas para corromper) - Clan Nighthawk (Clientes y colaboradores en espionaje) categoria: Personajes y Agrupaciones ciudad_sede: Rynavel dg-publish: true edad: 68 escudo: Una serpiente de obsidiana enroscada, goteando una única gota de veneno plateado sobre una corona real agrietada, sobre un fondo de seda verde pantano. lema: La muerte no necesita hacer ruido. nombre: Grakor Manoveneno relaciones: - Vexia (Matriarca del Clan): Lealtad absoluta y reverencial. - Fizzik (Maestro Destilador): Supervisión pragmática y exigente. rivalidades: - Clan Kromagul (Desprecio por sus métodos brutales y ruidosos) - Casa Saelaril (Conflicto ideológico: corrupción vs. pureza) rol: Jefe de Ejecutores del Clan Umbracor subcategoria: Personajes tags: - asesino - clan umbracor - lithernia - mor’dhul - personajes - personajes_y_agrupaciones - tiefling tipo: Clan (Mor’dhul) summary: Grakor Manoveneno, tiefling y Jefe de Ejecutores del Clan Umbracor, domina la alquimia tóxica para eliminar enemigos con silenciosa eficacia. Su lealtad a la matriarca Vexia y su arte letal consolidan la influencia de su clan en Mor’dhul.

Grakor Manoveneno

“El dolor es un grito. La aniquilación es una fanfarria. Ambas son para los impacientes. Yo ofrezco el silencio del final, el susurro de la podredumbre. Ofrezco el verdadero poder.”

Biografía

Nacido en las miasmáticas ruinas de Rynavel, Grakor no conoció la nobleza de las grandes casas de Mor’dhul, sino la cruda filosofía del Clan Umbracor: la supremacía de la decadencia. Su linaje, como el de muchos en el clan, se remonta a los Tieflings exiliados que vieron en la Alquimia prohibida una senda hacia un poder más sutil y duradero que el acero. Creció no entre guerreros, sino entre destiladores y botánicos de lo macabro, aprendiendo que la paciencia de una toxina que se extiende por las venas es más letal que la furia de un hacha.

Su ascenso a Jefe de Ejecutores no se forjó en arenas de combate, sino en una noche de silenciosa traición. Cuando el Clan Kromagul, en su sádica arrogancia, intentó subyugar a los Umbracor mediante la tortura y el miedo, Grakor demostró la superioridad de su doctrina. Mientras los pocos guerreros del clan caían, él se movió entre las sombras, no con una daga, sino con un polvo insípido. En cuestión de días, los Heroes y líderes de Kromagul se consumieron desde dentro, sus cuerpos fallando en un colapso silencioso que los médicos no pudieron explicar. La demostración fue tan aterradora como impecable.

Este acto capturó la atención de Vexia, la enigmática matriarca del clan. Vio en Grakor no solo a un asesino, sino a la encarnación perfecta de su credo. Lo nombró su Jefe de Ejecutores, la mano que haría cumplir los contratos del clan y eliminaría las amenazas con la misma eficiencia silenciosa de una plaga. Desde entonces, Grakor ha sido la sombra que se cierne sobre los poderosos de Mor’dhul. Su lealtad a Vexia es absoluta; la ve no como una líder, sino como la mente maestra del ciclo inevitable de la podredumbre, un poder más fundamental que los dioses mismos.

Su principal motivación es la perfección de su arte y la consolidación de la influencia de Umbracor. Desprecia la teatralidad del Clan Kromagul, a quienes considera bárbaros ruidosos, y siente una fría rivalidad con la Casa Saelaril de Eldrador, cuyos druidas y purificadores representan la antítesis de su obra. Para Grakor, la vida que ellos protegen es solo un lienzo virgen esperando la pincelada final de la descomposición.

Descripción Física y Equipamiento

Grakor es un tiefling de complexión delgada y fibrosa, cuya apariencia desmiente su letalidad. Su piel tiene un tono gris verdoso, como la piedra cubierta de musgo en un pantano, permitiéndole fundirse con el entorno de Rynavel. Sus cuernos son cortos y afilados, curvados hacia atrás como los colmillos de una víbora, y sus ojos, de un amarillo pálido y sin brillo, observan todo con una calma depredadora. Se mueve con una economía de movimiento inquietante, sin un solo gesto o sonido superfluo.

Su equipamiento es puramente funcional, despojado de cualquier ornamento. * Armadura: Viste una armadura de cuero endurecido, tratada con aceites alquímicos para resistir la humedad y la corrosión. Es ligera, silenciosa y teñida de colores oscuros. * Arsenal Tóxico: No porta espadas ni hachas. Sus armas son herramientas de aplicación: una serie de dagas de obsidiana finamente afiladas, dardos de hueso y una cerbatana de caña de pantano. Cada una es un vehículo para las creaciones de los destiladores del clan. * Venenos Notorios: Siempre lleva consigo una selección de las obras maestras de Fizzik, el principal alquimista del clan. Entre ellas se encuentran: * El Beso de Rynavel: Un neurotóxico de acción rápida que paraliza los músculos, provocando una muerte silenciosa por asfixia mientras la víctima permanece consciente. * Lágrima del Lilium: Un veneno de efecto retardado y base necrótica. No mata el cuerpo, sino que marchita lentamente el alma y la conexión del objetivo con el Tejido del Maná, dejándolo como una cáscara vacía y vulnerable. * El Susurro de la Serpiente: Un agente de contacto que se absorbe por la piel, diseñado para inducir paranoia y alucinaciones terroríficas, llevando al objetivo a la locura o al suicidio.

Legado e Impacto en Lithernia

Grakor Manoveneno nunca será cantado en las epopeyas de los bardos ni su rostro tallado en estatuas. Su legado es intangible, tejido en el miedo y la paranoia que impregna la política de Mor’dhul y más allá. Es la razón por la que los nobles desconfían de sus catadores, por la que los generales temen un simple rasguño en batalla, y por la que los tratados firmados con el Clan Umbracor se cumplen al pie de la letra.

Mientras Volrath es el martillo del Rey Sel’thirak y Lady Xandria su mente manipuladora, Grakor es el estilete silencioso que se desliza entre las costillas del poder. No busca la gloria ni el trono; su satisfacción reside en la prueba irrefutable de que, al final, la fuerza más grande de Lithernia no es el fuego del Lilium ni el acero de los ejércitos, sino la inevitable y silenciosa victoria de la ponzoña.