agrupacion: El Eco Roto alianzas: - Facciones Rebeldes y Disidentes de todos los reinos - Eruditos y Archivistas Clandestinos ciudad_sede: Thelyrion (una ciudad oculta en las ruinas de la era del Primer Rey) dg-publish: true edad: Desconocida (se rumorea que es pre-Lilium) escudo: Una lanza celestial de obsidiana rota, de cuya fractura emana un ojo humano que llora una única lágrima de fuego eterno (Lilium). lema: La memoria es la primera lanza. nombre: El Cronista Ciego relaciones: - Mentor enigmático de Lyra Vexia rivalidades: - Rey-Dios Sel’thirak y el Reino de Mor’dhul - Las Casas Nobles de Eldrador - El Consejo de Arcontes de la Luz de Aurelin rol: Líder Supremo y Oráculo tags: - culto - eco roto - lithernia - oráculo - personajes - personajes_y_agrupaciones - profecía tipo: Culto categoria: Personajes y Agrupaciones subcategoria: Personajes summary: El Cronista Ciego, fundador de El Eco Roto, es un historiador ciego tras el Cataclismo que guía una red clandestina para recuperar las Lanzas Celestiales y liberar a Lithernia. Mentor de Lyra Vexia, lucha contra la tiranía divina y la traición.
En los anales secretos de Lithernia, aquellos que no fueron escritos por los dioses usurpadores, vive una figura que es más un eco que un hombre. Se le conoce como el Cronista Ciego, el corazón palpitante y la memoria viviente de “El Eco Roto”. Su verdadera edad es un misterio envuelto en leyenda; los susurros entre sus seguidores más devotos afirman que caminó por el mundo antes de que el fuego del Lilium lo purificara y lo rompiera, que sus ojos vieron el esplendor del Primer Rey en su trono y la traición de los cielos.
Según los fragmentos recopilados, el Cronista fue un historiador en la corte unificada. Su deber era preservar la verdad del reino. Cuando la Guerra contra los dioses estalló, él no empuñó una espada, sino su pluma, documentando cada acto de valor y cada sacrificio. Estuvo presente en el Fulgor Final, el día en que los dioses invocaron el Cataclismo. No fue una espada lo que le robó la vista, sino el brillo insoportable del Lilium. El fuego divino que arrasó la civilización quemó sus retinas, pero en la oscuridad que le siguió, una nueva visión le fue otorgada: la capacidad de ver los hilos del pasado y los nudos del futuro.
Cegado pero iluminado, se convirtió en el fundador de El Eco Roto. Reunió a los supervivientes leales, a los hijos de los caídos, y les dio un nuevo propósito forjado en el dolor y la esperanza. Su misión sagrada: recordar. Recordar la verdad de un mundo unido, la tiranía de los dioses y la promesa del retorno. Bajo su guía, el culto se convirtió en una red clandestina de espías, eruditos y guerreros dedicados a una sola causa: encontrar las Lanzas Celestiales y liberar al verdadero monarca de Lithernia.
El Cronista no lidera con decretos ni con fuerza, sino con visiones. Desde su santuario en la ciudad oculta de Thelyrion, interpreta los ecos del Tejido del Maná, las memorias que quedaron grabadas en la tierra y las estrellas. Sus profecías son la brújula del Eco Roto, guiando a sus agentes a artefactos perdidos y a individuos clave tocados por el destino. Su enemistad con el Rey-Dios Sel’thirak es profunda y personal; ve en el gobernante de Mor’dhul la encarnación de la arrogancia divina que lo destruyó todo. Del mismo modo, desprecia la aristocracia élfica de Eldrador, a quienes considera cobardes que se escondieron en sus bosques mientras el mundo ardía.
En los últimos años, sus visiones se han centrado en una figura: Lyra Vexia. En ella, el Cronista ha visto una chispa del fuego indomable del Primer Rey. Se ha convertido en su mentor distante y enigmático, enviándole visiones crípticas y verdades a medias. No lo hace por crueldad, sino por necesidad. Sabe que el conocimiento es un arma de doble filo y que la candidata a cumplir la profecía debe forjar su propia convicción, no seguir ciegamente un camino dictado. Para el Cronista, Lyra no es solo una herramienta, sino quizás la última llama de esperanza para un mundo que él ha visto morir una vez y que se niega a abandonar.
El Cronista es una figura de una antigüedad sobrecogedora. Su cuerpo es frágil, encorvado por el peso de los siglos. Su piel, pálida y translúcida como el pergamino viejo, está cubierta de finísimas cicatrices que parecen el mapa de una geografía olvidada, las marcas que el Lilium dejó en su carne.
Sus ojos son su rasgo más impactante: dos orbes de un blanco lechoso, totalmente ciegos al mundo físico. Sin embargo, quienes se han atrevido a mirarlos fijamente durante sus trances aseguran que en su interior se arremolinan galaxias distantes o las brasas moribundas de un fuego eterno. Viste túnicas sencillas y arcaicas, de un color gris ceniza, tejidas con fibras de plantas extintas tras el cataclismo. No tienen más adorno que los tenues símbolos del reino unificado, bordados con hilo de plata casi desvanecido.
No porta armas. Su única posesión visible es un báculo de madera de serbal petrificada, tan antiguo como él, que usa tanto para apoyarse como para trazar glifos en el aire durante sus rituales de adivinación. Oculto entre los pliegues de su túnica, guarda su bien más preciado: un fragmento de obsidiana pulida, afilado y frío al tacto. Se dice que es una esquirla de Requiem, la Lanza del Olvido, y es a través de ella que canaliza sus visiones más claras, conectándose con la memoria rota de Lithernia.
El Cronista Ciego es la encarnación de la resistencia contra el orden mundial impuesto por los dioses. Es la memoria que se niega a ser borrada, la voz que susurra la verdad en un mundo construido sobre la mentira. Su existencia misma es un acto de rebelión y una amenaza directa a los cimientos de poder de Mor’dhul, Eldrador y las demás potencias.
Mientras que Sel’thirak gobierna a través de la muerte y los nobles elfos a través de la tradición, el Cronista ejerce su poder a través de la esperanza. Ha unificado a los descontentos, a los desheredados y a los soñadores bajo un mismo estandarte: la fe en que un mundo mejor no solo es posible, sino que es el verdadero legado de Lithernia.
Su impacto final aún está por escribirse en los anales de la historia. Si la profecía se cumple y el Primer Rey regresa para unificar el continente, el Cronista será recordado como el profeta que guio al mundo de vuelta a la luz. Si, por el contrario, sus acciones desatan un nuevo cataclismo o si el rey liberado resulta ser un tirano, será condenado como el fanático que, en su afán por revivir el pasado, destruyó el futuro. Su legado, como el de todo Lithernia, pende del filo de una lanza y del coraje de aquellos que se atrevan a empuñarla.