casa_linaje: Panteón de Galvorn (Fundadora y Matriarca) categoria: Dioses y Panteones dg-publish: true era: Era Crepuscular importancia: Alta nombre: Yfrit reino: Galvorn (Deidad Patrona) relaciones: enemigo_jurado: Sel’thirak (Dios de la Muerte) hermana: Solniria (Fuego) hijos: Taladrios (Tiempo), Exion (Tormentas), Harmias (Sol), Quiteon (Viento) pueblo_elegido: Humanos residencia: Planos Celestiales / El Corazón del Océano rol: Yfrit,_diosa_del_mar, la Libertad y la Navegación; Líder del Panteón Humano subcategoria: Entidades Primordiales tags: - _diosa_del_mar - comercio - deidad - dioses_y_panteones - entidades_primordiales - exploración - galvorn - libertad - panteón humano - yfrit summary: Yfrit, deidad primordial del océano, participó en la Guerra Divina para sellar al Rey rebelde. Creó a los humanos y fundó Galvorn, un reino marítimo. Madre del panteón humano, enfrenta a Sel’thirak en la eterna lucha entre vida y muerte.
Orígenes y la Guerra Divina En los albores de la era, tras la Forja del Mundo, Yfrit emergió como una de las deidades Primordiales, su esencia intrínsecamente ligada a la vastedad indómita de los océanos. Durante la Era del Primer Rey, fue testigo del ascenso de un monarca mortal cuya ambición amenazaba con usurpar el poder divino y desestabilizar el tejido mismo de la realidad. Junto al resto de los dioses, Yfrit consideró la rebelión del Rey como un acto de arrogancia suprema que ponía en peligro a toda Lithernia. Participó en la El_Quiebre_del_Velo_y_la_guerra_celestial que culminó con el sellado del Rey y, con profundo pesar por la destrucción necesaria, en el Cataclismo del Lilium. Para Yfrit, este fuego eterno no fue una venganza, sino una purga trágica para evitar un caos aún mayor y restablecer el equilibrio cósmico.
La Creación de los Humanos y el Reino de Galvorn Sobre un mundo arrasado y silencioso, Yfrit se propuso sembrar una nueva semilla de vida. De la espuma del mar y la arcilla bendecida por el sol naciente, moldeó a la raza humana. En ellos infundió su propia naturaleza: un espíritu adaptable y resiliente, una curiosidad insaciable por lo que yace más allá del horizonte y un anhelo irrefrenable de libertad. Guio a sus hijos predilectos hacia las costas, enseñándoles los secretos de la navegación, las estrellas y las mareas.
Así nació el reino de Galvorn, una nación marítima que es el reflejo mortal de los ideales de Yfrit. Sus puertos bulliciosos, sus flotas exploradoras y su sociedad abierta y mercantil son la manifestación de su voluntad divina: extender la prosperidad y la influencia de su pueblo a través de todos los océanos conocidos, tejiendo una red de comercio y conocimiento que una al mundo.
El Panteón de Galvorn y la Enemistad con Sel’thirak Como matriarca del Panteón Humano, Yfrit engendró una prole divina que personifica las fuerzas que rigen la vida en Galvorn. Sus hijos son Taladrios, el paciente dios del tiempo; Exion, el impetuoso señor de las tormentas; Harmias, la vital diosa del sol; y Quiteon, el inspirador dios del viento. Junto a su hermana, Solniria, guardiana del fuego y la forja, conforman un panteón que bendice la empresa humana, desde la agricultura hasta la guerra en alta mar.
Esta filosofía de vida, libertad y expansión la posiciona en conflicto directo y eterno con Sel’thirak, el Rey-Dios de Mor’dhul. La rivalidad entre ambos es uno de los ejes de la Gran Guerra. Mientras Yfrit representa el horizonte abierto, la vida vibrante y la prosperidad compartida, Sel’thirak encarna el control absoluto, la quietud de la muerte y el dominio a través de la sombra. Sus reinos y seguidores son un reflejo de esta antítesis cósmica, y su desprecio mutuo alimenta las tensiones que tiñen de sangre la historia de Lithernia.
Yfrit rara vez adopta una única forma física, pues su ser es tan cambiante como el océano que gobierna. Cuando se manifiesta, lo hace como una figura majestuosa y poderosa, cuya piel parece hecha de perlas líquidas y cuyos ojos contienen la profundidad insondable del abismo marino. Su cabello fluye como la espuma de las olas, adornado con corales luminosos y estrellas de mar. Viste túnicas tejidas con la seda del mar y la luz de la luna reflejada en el agua, y a menudo porta la Marea Eterna, un tridente de poder inmenso capaz de comandar los océanos del mundo.
Para los mortales, su presencia se siente en la brisa salina, en la subida de la marea y en la furia de una tempestad. Se aparece a los marineros en peligro como una estela de luz fosforescente que guía a puerto seguro, o su voz resuena en el rugido de las olas para advertir de un peligro inminente. Sus bendiciones aseguran redes llenas, vientos favorables y el coraje para enfrentar lo desconocido.
El legado de Yfrit es la existencia misma de la libertad como una fuerza tangible en Lithernia. En un mundo a menudo dominado por la tiranía, el miedo y la guerra, ella y su reino, Galvorn, representan una alternativa basada en la cooperación, la aventura y la prosperidad. Es la principal contrafuerza ideológica y divina al expansionismo opresivo de Mor’dhul y Sel’thirak.
Los Humanos, su creación más querida, son la raza más versátil y extendida del mundo, un testamento viviente de su influencia. Llevan en su sangre el eco del mar: la capacidad de adaptarse, de explorar lo desconocido y de forjar su propio destino. La profecía del Retorno del Primer Rey, un Heroes humano, resuena con especial fuerza entre sus seguidores, quienes ven en ella la esperanza de una Lithernia finalmente unificada bajo los ideales de libertad que Yfrit encarna. Su influencia asegura que, mientras los océanos laman las costas del mundo, siempre habrá quienes se atrevan a zarpar hacia un mañana más brillante.