alineamiento_sugerido: Legal Neutral categoria: Dioses y Panteones dg-publish: true dominios_sugeridos: Fuego, Forja, Creación, Protección, Montaña enemigos: Tal’vorak (archienemigo), Dragones cromáticos era: Forja del Mundo, Era de las Escamas y Fuego nombre: Ignis relaciones: Dragones metálicos (progenitor y líder), Enanos y Humanos forjadores (antiguos aliados y protegidos), Lithernia/09_Personajes/02_Figuras_Historicas/Fidriel|Fidriel (aliado cambiante), Lithernia/09_Personajes/02_Figuras_Historicas/Sariel|Sariel (antagonista oscuro) residencia_actual: Desconocida; se cree que duerme en el corazón de un volcán primordial o que su esencia perdura en las grandes forjas del mundo rol: Dragón ancestral carmesí, líder de los Dragones metálicos, deidad primordial del fuego y la forja simbolos: Un volcán en erupción, un martillo de forja envuelto en llamas, una escama carmesí subcategoria: Entidades Primordiales tags: - dios - dioses_y_panteones - dragón - entidades_primordiales - era de las escamas y fuego - forja - fuego - metálico - primordial titulo: El Forjador de Volcanes, El Gran Carmesí, Padre de las Montañas de Fuego summary: Ignis, el Gran Carmesí, es un Primordial de Lithernia y progenitor de los dragones metálicos. Personifica el fuego creador, forjó volcanes y enseñó la forja a enanos y humanos. Su caída marcó el fin de la hegemonía dracónica.

Ignis

Ignis es una de las deidades Primordiales de Lithernia, un ser ancestral cuya existencia se remonta a la misma Forja del Mundo. Conocido como el Gran Carmesí, es el progenitor de los Dragones metálicos y la personificación del fuego creador: el calor del núcleo del mundo, la furia de los volcanes y la pasión del artesano ante el yunque.

Biografía

Orígenes y la Forja del Mundo En los albores del tiempo, cuando los dioses y Primordiales daban forma a la realidad, surgieron cuatro Dragones ancestrales como guardianes y modeladores del equilibrio elemental. Ignis fue uno de ellos. Nació del Fuego Primordial, un ser colosal cuyas escamas carmesíes brillaban con el calor de una estrella. Mientras otros moldeaban los vientos o las sombras, Ignis se dedicó a la tierra misma. Con su aliento de magma líquido, levantó las grandes cordilleras ígneas y dio a luz a los primeros volcanes, convirtiéndose en el gran arquitecto de la geografía ardiente de Lithernia. Su rugido era el trueno de la montaña y su presencia, la promesa del metal precioso oculto en las profundidades.

La Era de las Escamas y Fuego Tras la Forja del Mundo, comenzó la Era de las Escamas y Fuego, y el poder de los Dragones se volvió absoluto. Ignis, exaltado como una deidad viviente, no buscaba el caos, sino la conquista a través del orden y la creación. Proclamó su dominio a través del fuego y forjó alianzas con las razas mortales que compartían su pasión por la artesanía: los Enanos, que aprendieron de él a escuchar el corazón de la montaña, y los primeros Humanos, a quienes enseñó los secretos de la forja. Bajo su tutela, estos pueblos crearon armas y artefactos de una calidad nunca antes vista.

Este ascenso lo puso en conflicto directo con Tal’vorak, el dragón de las tormentas y líder de los Dragones cromáticos. Así comenzaron las legendarias Guerras Dracónicas, un conflicto milenario que enfrentó a los Dragones metálicos de Ignis contra las hordas cromáticas de Tal’vorak. Las batallas eran de una escala apocalíptica: mares hirvieron bajo el aliento de Ignis, y picos montañosos fueron partidos por los relámpagos de Tal’vorak. Durante esta guerra, los otros Dragones Primordiales, Fidriel y Sariel, tejieron intrigas y cambiaron de bando, prolongando una contienda que dejó cicatrices imborrables en el continente.

La Caída Dragónica Ningún imperio dura para siempre. Tras generaciones de lucha incesante, el poder de los grandes Dragones comenzó a menguar. El imperio de Ignis, agotado por la guerra sin fin, sufrió traiciones desde dentro. Clanes menores de Dragones metálicos, cansados del conflicto, desertaron o se aislaron. La hegemonía dracónica se fragmentó y, finalmente, colapsó. Con la caída de los grandes linajes, los pueblos mortales que una vez sirvieron a los Dragones se alzaron, reclamando su independencia y forjando sus propios destinos. Ignis, como los otros Dragones ancestrales, se retiró del mundo, su destino final envuelto en el mito. Algunos relatos afirman que se hundió en el corazón del volcán más grande de Lithernia para dormir eternamente; otros, que su espíritu se fundió con todas las forjas del mundo, inspirando a cada herrero que golpea el metal al rojo vivo.

Descripción Física y Poderes

Ignis es descrito como un dragón de tamaño inimaginable, más grande que cualquier montaña. Sus escamas son de un color carmesí profundo, pulidas como el rubí pero duras como el metal divino, y brillan con un fuego interno que ilumina las cavernas más profundas. Sus ojos son pozos de oro fundido que reflejan la sabiduría de eones, y de sus fauces no emana simple fuego, sino un torrente de magma puro, el Aliento de la Creación, capaz tanto de erigir cordilleras como de fundirlas hasta sus cimientos. No porta armas ni armaduras, pues su cuerpo es la herramienta y el arma definitiva. Su guarida legendaria era el corazón de un volcán primordial, una forja cósmica donde se decía que había martillado las primeras vetas de mithril y adamantita.

Legado e Impacto en Lithernia

Aunque Ignis ya no gobierna activamente, su legado es indeleble y se manifiesta en la misma estructura del mundo. Las grandes cadenas montañosas volcánicas, ricas en minerales, son obra suya. La tradición de la herrería, especialmente entre los Enanos de Valtoria y los artesanos Humanos, bebe directamente de los mitos sobre su alianza con los mortales. El conflicto arquetípico entre el bien y el mal, el orden y el caos, a menudo se representa en la mitología popular como la eterna lucha entre los Dragones metálicos de Ignis y los cromáticos de Tal’vorak.

Hoy en día, es raro que se le rinda culto abiertamente, pero su nombre es invocado en secreto por maestros herreros que buscan una bendición para sus creaciones más ambiciosas. Algunos cultos dracónicos y clanes de Dragonborn todavía lo veneran, creyendo que un día despertará de su letargo para forjar el mundo una vez más. Los artefactos más poderosos de la Era de las Escamas y Fuego, especialmente aquellos de metal y fuego, a menudo llevan su marca o contienen una chispa de su poder primordial. Encontrar una de sus escamas perdidas o un fragmento de su aliento solidificado sería el descubrimiento de toda una vida para cualquier Erudito o aventurero.