Panteon: Panteón Enano (Dioses de Valtoria) casa: Linaje de la Roca y la Destrucción categoria: Dioses y Panteones dg-publish: true enemigos: Facciones pro-Primer Rey, cultos nihilistas de la destrucción, la corrupción del Lilium era: Era Crepuscular nombre: Trovdor reino_asociado: Valtoria relaciones_clave: - Cirkon (Madre) - Levbrios (Hermano) - Valarios (Abuela) - Rokael (Tío-Abuelo) residencia: El Corazón de la Montaña (Plano divino de Valtoria) rol: Dios Enano del Metal, la Forja de Armas y la Resistencia seguidores: Herreros, armeros, guerreros, mineros, ingenieros Enanos, y el clan orco Ironclaw (en secreto) simbolos: Un martillo de guerra sobre un yunque, una runa de acero, un lingote de metal perfecto subcategoria: Dioses tags: - dios - dioses - dioses_y_panteones - enano - forja - metal - panteon_enano - valtoria summary: Trovdor, dios enano del metal y la forja, hijo de Cirkon y nieto de Valarios, es patrón de los artesanos y símbolo de resistencia. Forjó a los enanos y sus armas divinas, promoviendo disciplina y creación duradera en la Era Crepuscular.
Trovdor es una de las deidades pilares del panteón enano, venerado como el maestro del metal, el patrón de los forjadores de armas y el símbolo de la resistencia inquebrantable. Su linaje divino define su esencia: es hijo de Cirkon, la diosa de la roca, y nieto de Valarios, el dios de la destrucción. De su madre heredó la afinidad por los tesoros ocultos en la tierra, y de su abuelo, el entendimiento de que para crear algo nuevo y más fuerte, a veces lo viejo debe ser descompuesto y reforjado. Su hermano, Levbrios, custodia el fuego sagrado de la herrería y los secretos alquímicos de la metalurgia, completando el dominio divino sobre la forja. Juntos, Trovdor y Levbrios representan el ciclo completo de la creación artesanal: uno es el maestro de la materia, el otro es el maestro de la energía que la transforma.
Cuando su tío-abuelo Rokael dio forma a las montañas y creó a los Enanos, fueron Trovdor y Levbrios quienes les otorgaron su propósito. Trovdor enseñó a los primeros Enanos a extraer el metal de la roca, a sentir sus propiedades con manos expertas y a doblegarlo a su voluntad. Su don no fue solo una técnica, sino una filosofía: cada golpe de martillo es una prueba de disciplina, cada pieza forjada es un testamento de honor, y la durabilidad de una creación es el reflejo del alma de su creador.
Durante la guerra contra el Primer Rey, Trovdor fue una fuerza fundamental para el bando divino. Consideraba la arrogancia del monarca mortal como una afrenta a la estructura misma de la creación. Sus forjas celestiales trabajaron sin descanso, proveyendo a los ejércitos de los dioses con armas y armaduras imbuidas de poder divino. Se cuenta en las Leyendas enanas que fue Trovdor quien forjó las cadenas de adamantita que ayudaron a someter al Rey y quien templó las puntas de las Lanzas Celestiales en el corazón de una estrella moribunda, otorgándoles una parte de su esencia indestructible.
En la Era Crepuscular, su culto es más fuerte que nunca en Valtoria. Trovdor es un dios de la estabilidad y la perseverancia. Desprecia la pereza, los atajos y el trabajo mediocre. Su principal motivación es ver a su pueblo prosperar a través de la fuerza que emana del trabajo duro y la creación de obras perdurables. Para él, la Gran Guerra no es solo una tragedia, sino una prueba constante que templa el espíritu de los mortales, separando el acero de la escoria.
Cuando Trovdor se manifiesta ante los mortales, lo hace como el arquetipo del maestro herrero enano magnificado a una escala divina. Su forma es la de un enano de hombros increíblemente anchos y brazos tan gruesos como troncos de roble ancestral, cubiertos de músculos y tendones que parecen tallados en granito. Su barba, larga y frondosa, está trenzada con filamentos de oro, plata y mithril que brillan con luz propia. Sus ojos arden con la intensidad de las brasas de una fragua, y su piel posee un lustre metálico, como si fuera de acero pulido y templado.
Su presencia es un aura de calor intenso y el retumbar constante y rítmico de un martillo lejano. No es un dios de palabras floridas, sino de acciones y resultados; su voz es grave y resonante, como el choque del metal contra el metal.
Equipo Relevante: * Mundbane (El Martillo del Fin del Mundo): Su martillo de guerra divino, forjado con el núcleo de un planeta muerto. Se dice que es capaz de dar forma a cualquier metal, conocido o no, y que sus golpes pueden quebrar la realidad misma. Cada impacto resuena no con un sonido de destrucción, sino con la armonía de la creación. * El Yunque Eterno: No es un objeto que porte, sino el centro de su reino divino. Es un yunque de obsidiana estelar sobre cuya superficie están grabadas las Runas de cada aleación posible y cada secreto de la metalurgia. * La Armadura del Núcleo: Una armadura de placas completa, de un metal negro desconocido que absorbe la luz. Se dice que fue forjada con la materia primordial que existía antes de la creación, haciéndola conceptualmente indestructible.
Trovdor es una deidad central en el Reino de Valtoria, con una influencia que permea todos los aspectos de la sociedad enana. Sus dominios divinos son la Forja, la Creación, la Protección y la Guerra.
Sus clérigos y paladines son conocidos como los Forjados en la Fe. No son meros sacerdotes, sino maestros artesanos que combinan la devoción con la habilidad manual. Sus rituales sagrados incluyen la bendición de nuevas herramientas, la consagración de la primera arma de un Guerrero y la ceremonia de templado, donde un objeto es imbuido con una plegaria de resistencia. Su deber no es solo defender los templos, sino también enseñar el arte de la forja y mantener los más altos estándares de calidad.
Los templos de Trovdor son indistinguibles de las grandes herrerías. El altar principal es siempre un yunque funcional, a menudo antiguo y legendario, que permanece caliente día y noche. En lugar de cánticos silenciosos, sus salones resuenan con el eco de los martillos, el siseo del metal al enfriarse y las robustas canciones de trabajo de los Enanos. La ciudad de Ironforge es, en esencia, un único y gigantesco templo dedicado a él.
Curiosamente, su culto se ha extendido más allá de los Enanos. El Clan Ironclaw de los Orcos de Mor’dhul, obsesionado con la forja de armas superiores, venera a Trovdor en secreto. Para el dios, esta es una situación ambigua: desprecia la naturaleza caótica de los Orcos, pero no puede evitar sentir un reticente respeto por su dedicación a la artesanía del metal.
El legado de Trovdor es la columna vertebral de la cultura y la identidad enana. Es el dios que les enseñó que el valor de un individuo se mide por la calidad de su trabajo y la fuerza de su palabra. La legendaria terquedad y resistencia de los Enanos es un reflejo directo de sus enseñanzas: ser tan fiables como el acero bien templado y tan duraderos como la montaña misma.
La creencia de que “cada arma forjada en su honor lleva un fragmento de su esencia indestructible” es tanto literal como metafórica. Las armas bendecidas por sus clérigos son famosas por su increíble durabilidad, pero más importante aún, el “fragmento de su esencia” es la voluntad indomable que inspira en cada enano que defiende su hogar y su familia.
En el gran tapiz de Lithernia, Trovdor es un pilar del orden divino que se opuso al Primer Rey. Se erige como un baluarte contra el cambio caótico y un firme defensor de la tradición, la disciplina y la fuerza que nace de la creación. Su existencia es un contraste directo con la oscuridad destructiva de Mor’dhul, la aristocracia etérea de Eldrador y la libertad mutable de Galvorn. Mientras un solo martillo enano siga golpeando un yunque en las profundidades de las montañas, el espíritu de Trovdor y la resistencia de Valtoria perdurarán.