categoria: Reinos y Geografía cultura: Burocracia del Edicto dg-publish: true fundador: Kryll, el Primer Escriba gobierno: Clan del Edicto Susurrante localizacion: El Cañón de la Letra Muerta nombre: Soriel poblacion_razas: Hobgoblins, Goblins, Tieflings, Esclavos reino: Mor’dhul religion: Panteón Korogrim (Kromagul, Sel’thirak, Gyth’kai) simbolo: Pergamino de hueso atravesado por una daga de obsidiana subcategoria: Ciudades tags: - ciudad - ciudades - lithernia - mor’dhul - reinos_y_geografía tipo: Ciudad Contrato title: Soriel summary: Soriel es una ciudad en la Letra Muerta donde la palabra escrita es ley. Fundada por hobgoblins tras el Cataclismo, es un centro de contratos mágicos, mercenarios e intrigas. Su sociedad fría y ordenada se basa en juramentos irrompibles y castigos psicológicos.
En el corazón de un cañón estéril conocido como la Letra Muerta, se alza Soriel, una ciudad que ha reemplazado la espada por la pluma como su arma más letal. No hay aquí el caos brutal de otras urbes de Mor’dhul; en su lugar reina un orden frío y despiadado, cimentado en la santidad de la palabra escrita. Sus edificios de granito gris se elevan como agujas afiladas, proyectando sombras que ocultan una sociedad donde cada favor es una deuda y cada promesa, una cadena. Soriel es el centro neurálgico del comercio de mercenarios, información y venenos del alma en el reino, un lugar donde el honor es un lujo y la supervivencia se firma con sangre y tinta.
Soriel fue fundada en los siglos posteriores al Cataclismo del Lilium por el Clan del Edicto Susurrante, una facción de Hobgoblins que despreciaba la ineficiencia de la fuerza bruta. Su líder, un estratega legendario llamado Kryll, el Primer Escriba, tuvo una epifanía inspirada por Kromagul, el Dios del Dolor: el tormento más duradero no era el que se infligía a la carne, sino al espíritu. Bajo esta filosofía, Kryll diseñó una sociedad regida por contratos mágicamente vinculantes.
La ciudad se convirtió rápidamente en un imán para quienes buscaban poder a través de la manipulación y el secreto. Mercenarios, espías y asesinos acudían a Soriel para firmar pactos que garantizaban tanto el pago como el silencio. La influencia del clan creció hasta que incluso la corona de Mor’dhul reconoció la utilidad de la ciudad como un centro de control burocrático, un lugar para formalizar alianzas oscuras y asegurar lealtades a través de juramentos irrompibles.
El Archivo de Edictos: El núcleo de poder de Soriel. Es una fortaleza monolítica y sin ventanas en el centro de la ciudad, donde se archivan todos los contratos firmados en su historia. Los pergaminos, hechos de piel humana, están custodiados por gólems de tinta y escribas malditos. Se dice que sus muros susurran los secretos de cada alma endeudada en Mor’dhul.
El Zoco del Juramento Roto: Un mercado al aire libre donde el bien más preciado es la obligación. Aquí se compran y venden deudas, se contratan mercenarios y se comercia con “tintas de juramento anímico”, elaboradas con la esencia vital de sacrificios a Gyth’kai para sellar los pactos más importantes.
Los Dedales de Granito: El laberíntico distrito residencial. Sus calles estrechas y angulosas están diseñadas para desorientar a cualquiera que no conozca sus secretos. Los Hobgoblins y los nobles Tieflings habitan las agujas más altas, mientras que los Goblins y la población esclava se hacinan en los niveles inferiores, viviendo bajo la sombra perpetua de sus amos.
La Plaza del Lamento Silencioso: El espacio público donde se castiga a los perjuros. El castigo rara vez es físico. En su lugar, los devotos de Kromagul emplean venenos psicológicos e ilusiones para obligar a los deudores a revivir sus peores miedos y fracasos en un bucle sin fin, un espectáculo que sirve como advertencia constante para todos los ciudadanos.
La vida en Soriel es una red de desconfianza paranoica. La confianza no se otorga, se negocia. Cada interacción, desde un préstamo para comprar comida hasta una alianza militar, se sella con un contrato vinculante. Romper un juramento es el pecado capital, y el miedo al “Cobrador de Sombras” que caza a los perjuros es más profundo que el miedo a la muerte misma. Los niños hobgoblin aprenden a leer, escribir y analizar la letra pequeña de un contrato antes de aprender a usar un arma. El estatus social no se mide en fuerza, sino en la cantidad y el poder de los contratos que uno posee.
La arquitectura de Soriel es angular, opresiva y funcional. Los edificios de granito gris veteado parecen garras que se cierran sobre el cielo ceniciento de Mor’dhul. No hay ornamentos, solo la severa belleza de la piedra tallada. El ambiente es de un silencio tenso, roto únicamente por el rascar de las plumas sobre el pergamino, el viento gélido que silba por los callejones y los susurros de negociaciones en las sombras. El aire huele a polvo, a tinta vieja y al sutil aroma metálico de la sangre seca utilizada para sellar los pactos.
El Archivista Desalmado: La leyenda más contada advierte sobre un antiguo hobgoblin, el primer maestro del Archivo de Edictos, que intentó crear un contrato para engañar al mismísimo Kromagul. Como castigo, fue despojado de su alma y condenado a una eternidad en los sótanos del Archivo. Su tarea es catalogar incansablemente cada lamento, cada grito de agonía y cada susurro de desesperación de aquellos torturados por deudas impagables, convirtiendo su sufrimiento en un registro eterno.
El Cobrador de Sombras: Se susurra con pavor que aquellos que firman un contrato con su propia sangre y se atreven a romperlo son marcados. Al caer la noche, una entidad conocida como el Cobrador de Sombras emerge de la tinta de su pacto. No mata a su víctima; en su lugar, la arrastra a un plano de pesadilla donde su alma es lentamente disuelta y convertida en la tinta misma con la que se escribirá el próximo contrato infernal.