cultura: Astro-navegante dg-publish: true fundador: Astrid la Buscadora de Estrellas gobierno: El Cónclave de los Astro-Cartógrafos localizacion: Los Acantilados de la Vía Láctea, Costa Occidental de Galvorn nombre: Orioneth poblacion_razas: Humanos, Genasi de aire, Medio-elfos, Eladrines reino: Galvorn religion: Panteón de Galvorn (Yfrit, Quiteon, Taladrios), con sincretismo de Arzia tags: - ciudad - ciudades - galvorn - lithernia - reinos_y_geografía tipo: Ciudad Observatorio title: Orioneth categoria: Reinos y Geografía subcategoria: Ciudades summary: Orioneth, ciudad tallada en un acantilado, es un centro de conocimiento y navegación celestial. Fundada por Astrid la Buscadora de Estrellas, une ciencia y fe, destacando en cartografía marítima y astral bajo el Cónclave de los Astro-Cartógrafos.
Tallada en la faz de un inmenso acantilado de piedra caliza, Orioneth es un faro de conocimiento que une el mar y el cielo. Sus edificios de mármol blanco y cúpulas de cristal descienden en terrazas hacia un puerto bullicioso, reflejando tanto la luz del sol sobre las olas como el brillo de las estrellas por la noche. No es una ciudad de guerreros, sino de exploradores, cartógrafos y soñadores, donde la ciencia de la navegación se entrelaza con la fe en los dioses celestiales. Por la noche, sus calles, incrustadas con cristales de cuarzo, brillan débilmente, trazando una constelación en el suelo que guía a los viajeros y sirve como un recordatorio constante de la vocación de la ciudad: leer el destino del mundo en el firmamento.
Orioneth fue fundada hace siglos por la legendaria capitana humana Astrid la Buscadora de Estrellas. En una era en que los mares eran salvajes y los Mapas poco fiables, Astrid desafió las convenciones y aprendió a navegar no por las costas, sino por las sendas inmutables de las estrellas. Tras un viaje que la llevó más allá de las cartas conocidas, una constelación que nadie había visto antes la guio hasta un acantilado virgen bañado por una luz etérea. Convencida de que era una señal divina, fundó allí un pequeño puesto de observación.
Lo que comenzó como un refugio para astrónomos y navegantes audaces pronto atrajo a otros que compartían su visión. Los genasi de aire acudieron, sintiendo la llamada de los vientos puros que barrían los acantilados. Los medio-elfos, mediadores por naturaleza, vieron en Orioneth un puente entre el saber práctico humano y la sabiduría arcana. Finalmente, una pequeña colonia de eladrines, estudiosos de Arzia, encontró en la ciudad un lugar donde su devoción por el destino y las estrellas era respetada y no vista como una excentricidad. Bajo el gobierno del Cónclave de los Astro-Cartógrafos, Orioneth se ha convertido en la principal autoridad en cartografía celestial y marítima de todo Galvorn, un lugar donde cada viaje al horizonte comienza con una mirada hacia el cielo.
La Cúpula Celeste: En el punto más alto del acantilado se alza la Cúpula Celeste, un colosal observatorio de cristal y mármol que sirve como sede del Cónclave de los Astro-Cartógrafos. Alberga la biblioteca de cartas de navegación más completa del mundo y el famoso “Planetario de las Mareas”, un artefacto arcano que predice los movimientos oceánicos y celestes.
El Puerto del Sextante: El corazón palpitante de la ciudad. Sus muelles de madera petrificada brillan con una suave luz azulada por la noche. Aquí, los barcos no solo descargan mercancías, sino también conocimiento. Es común ver a capitanes intercambiando fragmentos de Mapas estelares y a sabios debatiendo sobre el descubrimiento de una nueva estrella. Su símbolo es un sextante de plata sobre tres olas azules, con una estrella de ocho puntas en el centro.
La Terraza de los Vientos: El distrito residencial que se aferra a la cara del acantilado. Las casas están diseñadas para canalizar las brisas marinas, con campanillas de viento que crean una melodía constante. Es el hogar de la mayoría de los genasi de aire y de los navegantes más intrépidos, cuyas viviendas están adornadas con velas de barco y banderas de expediciones pasadas.
El Atrio de Arzia: Un templo al aire libre construido por la comunidad eladrín. En lugar de un techo, tiene un intrincado marco de plata y cristal que enfoca la luz de la luna y las estrellas sobre un altar de obsidiana pulida. Es un lugar de meditación y adivinación abierto a todos los ciudadanos, un símbolo del sincretismo religioso de Orioneth.
La identidad de un ciudadano de Orioneth está grabada en su piel. Los navegantes tatúan en sus cuerpos Mapas estelares personales, añadiendo una nueva estrella o constelación tras cada gran viaje, creando una crónica viviente de sus aventuras. Los recién nacidos reciben nombres de cuerpos celestes, con la esperanza de que estos guíen su destino.
La religión es una práctica diaria. Veneran a Yfrit, Yfrit,_diosa_del_mar, ofreciéndole las primeras cartas de navegación de cada nueva ruta descubierta. Pero su devoción a los dioses del cielo es igualmente profunda: Quiteon, dios del viento, es invocado para llenar las velas, y Taladrios, dios del tiempo, para predecir las “mareas estelares” que influyen en la magia. Antes de cualquier expedición importante, los capitanes realizan el “Ritual del Sextante de Sal”, sumergiendo un sextante ceremonial en el océano bajo la luz de la luna para recibir la bendición conjunta de los dioses del mar y el cielo.
Orioneth es una ciudad de luz y líneas limpias. La piedra caliza blanca y el mármol pulido de sus edificios capturan y reflejan la luz estelar, dándole a la ciudad un brillo sobrenatural en la noche. Las cúpulas de observatorios privados salpican el paisaje urbano como gotas de cristal, y las amplias plazas están diseñadas para ofrecer vistas despejadas del cielo nocturno. El ambiente es a la vez sereno y lleno de un palpable sentido de propósito. El aire huele a sal marina y al ozono fresco de las alturas, y el sonido predominante es una mezcla del rugido suave de las olas contra el acantilado y el murmullo del viento entre las torres.
El Navegante Espectral: Se cuenta que en las noches sin luna, un barco fantasma de velas hechas de niebla surca los cielos sobre Orioneth. Lo tripulan los espíritus de marineros que, hace mucho tiempo, se perdieron al seguir una estrella impostora, una luz malévola que los alejó del mar y los condenó a navegar eternamente por el firmamento. Algunos dicen que buscan a otros para que se unan a su tripulación maldita; otros, que intentan advertir a los vivos de los peligros de una ambición ciega.
Las Sirenas de Cristal: Bajo los acantilados de Orioneth existen cuevas marinas inundadas, hogar de las legendarias Sirenas de Cristal. A diferencia de sus primas mortíferas, su canto no enloquece ni atrae a la perdición. En su lugar, muestra a quien lo escucha visiones del futuro, fragmentos del destino escritos en las constelaciones. Sin embargo, este conocimiento tiene un alto precio: por cada atisbo del porvenir, la sirena reclama un recuerdo preciado del pasado, borrándolo para siempre de la mente del oyente.