categoria: Reinos y Geografía cultura: Cultura del Secreto dg-publish: true fundador: Vex el Silente gobierno: Cónclave de los Susurros localizacion: El Cañón Silente nombre: Aelithor poblacion_razas: Hobgoblins, Tieflings, Shadar-kai, Goblins reino: Mor’dhul religion: Sel’thirak (público), Kromagul (culto secreto) subcategoria: Ciudades tags: - ciudad - ciudades - lithernia - mor’dhul - reinos_y_geografía tipo: Ciudad del Silencio title: Aelithor summary: Aelithor, ciudad oculta en un abismo de granito negro en Mor’dhul, es un bastión de secretos y silencio. Fundada por nigromantes, su sociedad paranoica valora la información como poder, usando runas silenciadoras y magia sónica para controlar y proteger sus misterios.

Aelithor

Aelithor no es una ciudad que se vea, sino que se siente: como un vacío en el sonido, una presión en los oídos. Tallada directamente en las paredes verticales de un abismo de granito negro, la ciudad es una cicatriz en el paisaje de Mor’dhul, un lugar donde los secretos son la única ley y el silencio es el arma más afilada. Sus estructuras de múltiples niveles se aferran a la roca como tumbas colgantes, conectadas por precarios puentes de hueso y hierro oxidado que cruzan el vacío insondable. No hay bullicio, ni gritos, ni música; solo el murmullo del viento que se arrastra por el cañón. Las fachadas están cubiertas de Runas silenciadoras que brillan con una luz espectral y verdosa, absorbiendo todo eco y dejando una quietud opresiva que enloquece a los forasteros.

Historia

Los orígenes de Aelithor están envueltos en el mismo misterio que la ciudad profesa. Se dice que fue fundada tras el Cataclismo del Lilium por Vex el Silente, un maestro Nigromante del Clan Whisper. Despreciando la ostentosa brutalidad de otros clanes de Mor’dhul, Vex buscó un lugar donde el poder pudiera cultivarse en la oscuridad, lejos de miradas indiscretas. Encontró el Cañón Silente, una fisura geológica que parecía devorar el sonido mismo. Allí, Vex y sus seguidores desarrollaron una forma única de nigromancia sónica, aprendiendo a manipular los ecos de las almas y a convertir los secretos en poder tangible.

La ciudad se construyó como una fortaleza de sigilo. Generación tras generación, los Hobgoblins del Clan Whisper perfeccionaron su arte, atrayendo a otros que valoraban el poder de la información: Tieflings que se convirtieron en sus administradores, shadar-kai exiliados que encontraron un hogar como sus espías, y Goblins que servían como una casta inferior, moviéndose por los túneles más estrechos. Públicamente, Aelithor rinde homenaje a Sel’thirak, honrando la paz de la tumba. En secreto, la élite gobernante venera a Kromagul, el Dios del Dolor, pues creen que el tormento es la llave que abre cualquier cerradura, la herramienta definitiva para arrancar los secretos más profundos de vivos y muertos por igual.

Barrios y Zonas

Costumbres y Vida Cotidiana

La vida en Aelithor es una danza de paranoia. La confianza es vista como la mayor de las debilidades. La moneda más valiosa es un secreto que nadie más conoce. Los ciudadanos marcan su lealtad (o su servidumbre) con tatuajes rúnicos de ondas sonoras o labios sellados.

El evento social más importante es el “Festival del Silencio Eterno”, un día anual en el que está prohibido articular palabra. Toda la ciudad se comunica a través de un complejo lenguaje de signos, telepatía rudimentaria o gestos. Se cree que en este día, las barreras entre los vivos y los espíritus atrapados en el cañón se debilitan, y se pueden escuchar los secretos del más allá.

Arquitectura y Ambiente

El estilo de Aelithor es el “Cañonismo Necrótico”. Todo está diseñado para ser funcional, opresivo y defensivo. No hay adornos innecesarios, solo la belleza austera y mortal del granito negro, el hueso blanqueado y el hierro corroído. El ambiente es gélido, no solo por las corrientes de aire del cañón, sino por la frialdad emocional de sus habitantes. El aire está cargado de una tensión palpable, y la luz verdosa de las Runas proyecta sombras danzantes que parecen tener vida propia, creando una atmósfera de vigilancia constante.

Leyendas Urbanas