categoria: Reinos y Geografía cultura: Daevyriana dg-publish: true fundador: Archimago Vexos, el Coleccionista de Almas gobierno: Consejo de Archimanos localizacion: Las Llanuras de la Ceniza Intelectual nombre: Daevyra poblacion_razas: Tieflings, Hobgoblins, Goblins, Humanos (esclavos) reino: Mor’dhul religion: Panteón Korogrim (Adoración principal a Sel’thirak, con cultos a Kromagul y Gyth’kai) subcategoria: Secretos tags: - ciudad - lithernia - mor’dhul - reinos_y_geografía - secretos tipo: Magocracia title: Daevyra summary: Daevyra, ciudad magocrática en Mor’dhul, se sostiene en secretos y ambición arcana. Fundada por el Archimago Vexos, es un bastión de magia oscura y espionaje entre casas nobles tieflings, donde el poder se mide en conocimiento prohibido y crueldad intelectual.

Daevyra

Daevyra no es una ciudad forjada con acero, sino con secretos. Es una herida supurante de ambición arcana en el corazón de las Llanuras de la Ceniza Intelectual de Mor’dhul. Agujas de basalto pulido se retuercen hacia un cielo eternamente gris, desafiando la gravedad mediante encantamientos oscuros que zumban con una energía palpable y opresiva. No hay sol que ilumine sus calles, solo el brillo fantasmal de las “Gemas de Alma”, cristales que adornan cada edificio y que contienen los ecos espirituales de incontables sujetos de experimentación. En Daevyra, el poder no se mide en ejércitos ni en oro, sino en el peso de los secretos que uno posee y en la crueldad intelectual con la que se utilizan para aplastar a los rivales. Es una magocracia paranoica, donde la ambición es una virtud y la compasión, una debilidad mortal.

Historia

Daevyra fue fundada en los siglos posteriores al Cataclismo del Lilium por el Archimago Vexos, un Tiefling exiliado conocido como “el Coleccionista de Almas”. Vexos no buscaba un imperio, sino un santuario para una creencia radical: que el conocimiento, especialmente el prohibido, era la única fuerza verdadera en el universo. Despreciaba la fuerza bruta de los Orcos y la intriga banal de los Goblins, viendo en la magia oscura y la experimentación sin límites el verdadero camino hacia el poder.

Atrajo a magos, eruditos y hechiceros de todo Mor’dhul, prometiéndoles un lugar donde ninguna pregunta sería tabú y ningún experimento demasiado atroz. La ciudad creció como un bastión de saber arcano, gobernada por casas nobles de Tieflings que competían no en batallas, sino en descubrimientos. Su devoción a Sel’thirak no era la de un siervo a un rey, sino la de un académico a su patrón, viéndolo como el “Guardián de las Verdades Finales”. Con el tiempo, esta búsqueda de conocimiento se corrompió en una espiral de paranoia y ambición, donde cada casa Noble espía, sabotea y experimenta sobre las demás, creando la magocracia sádica que es hoy.

Barrios y Zonas

Costumbres y Vida Cotidiana

La sociedad Daevyriana es una red de mentiras y vigilancia. El estatus se gana a través de la demostración pública de poder arcano y la humillación de los competidores. Durante el “Festival del Grimorio Desatado”, el evento más importante del año, magos de todas las casas compiten para presentar el descubrimiento más innovador y peligroso, a menudo con resultados catastróficos.

El uso de sirvientes no-muertos es un símbolo de estatus, indicando que un Mago es lo suficientemente poderoso como para dominar las almas y no necesita de la lealtad voluble de los vivos. Las conversaciones son duelos de ingenio, donde cada palabra está calculada para extraer información sin revelar nada. La traición es esperada y, si tiene éxito, admirada.

Arquitectura y Ambiente

Daevyra es una pesadilla gótica y arcana. Las agujas de basalto parecen desafiar las leyes de la física, conectadas por puentes de energía solidificada que parpadean con luz oscura. Las “Gemas de Alma” incrustadas en cada superficie proyectan un resplandor pálido y enfermizo, y a veces se pueden escuchar los susurros y lamentos de los espíritus atrapados en su interior. El aire huele a ozono, a polvo de grimorios antiguos y al hedor metálico de la sangre utilizada en rituales. Un zumbido de baja frecuencia, producto de los miles de encantamientos que mantienen la ciudad en pie, es una presencia constante que desgasta los nervios de los no acostumbrados.

Leyendas Urbanas