categoria: Reinos y Geografía cultura: Exiliada / Supervivencia dg-publish: true fundador: El Primer Guardián (Clan Kromagul) gobierno: Anarquía de bandas (nominalmente un Guardián del Clan Kromagul) localizacion: Meseta del Aliento de Chronos nombre: Thirawen poblacion_razas: Tiefling, Orco, Goblin, Hobgoblin, Descastados reino: Mor’dhul religion: Culto al Viento, Adoración secreta del Primer Rey subcategoria: Lugares Malditos tags: - ciudad - lithernia - lugares_malditos - mor’dhul - reinos_y_geografía tipo: Ciudad-Prisión title: Thirawen summary: Thirawen es una prisión natural en la meseta helada de Mor’dhul, destinada a exiliados y parias. Gobernada por el cruel Guardián y bandas violentas, su arquitectura sombría refleja la desesperación de sus habitantes, atrapados en un ciclo de supervivencia y sufrimiento.

Thirawen

Thirawen no es una ciudad; es una sentencia. Esculpida en una alta y desolada meseta en los confines de Mor’dhul, es una herida abierta en el paisaje, perpetuamente azotada por un viento helado y aullante conocido como el “Aliento de Chronos”. No hay muros que contengan a sus habitantes, pues la propia meseta es una prisión natural, un páramo de roca y cielo gris que quiebra la voluntad. Es el vertedero de los parias, los rebeldes y los desgraciados del reino, un lugar donde la única ley es la supervivencia y la esperanza es un lujo que se congela antes de poder ser pronunciado.

Su arquitectura es un monumento a la desesperación: edificios bajos y achaparrados de pizarra oscura, diseñados para agacharse ante la furia del viento. Las estructuras, más parecidas a tumbas que a hogares, incorporan los restos petrificados y retorcidos de árboles pre-Lilium, otorgando a la ciudad un aspecto esquelético y fantasmal. Sobre este laberinto de callejones sombríos se alza la silueta rota de la Aguja del Guardián, un recordatorio constante de la autoridad cruel que los condenó a este infierno helado.

Historia

Thirawen nació del miedo y el control, no de la ambición. Tras una serie de levantamientos menores en las ciudades vasallas de Mor’dhul hace dos siglos, el Rey Sel’thirak decretó la creación de un lugar de exilio definitivo. La tarea de construir y vigilar esta jaula fue otorgada al Clan Kromagul, maestros del dolor, quienes encontraron en la inhóspita Meseta del Viento el lienzo perfecto para su obra. El primer Guardián arrastró a los prisioneros a la meseta y los obligó a construir su propia prisión con la pizarra que cortaba sus manos y bajo el viento que robaba su aliento.

Con el tiempo, Thirawen se ganó el apodo de “La Tumba del Viento”. Generaciones de exiliados han nacido y muerto en sus calles, perdiendo el recuerdo del mundo exterior. Oficialmente, el Guardián mantiene el orden, pero su presencia es más la de un torturador que la de un gobernante. El poder real fluye por las venas de las bandas violentas que se han formado en el vacío, clanes improvisados que luchan por raciones, refugio y el simple derecho a ver un nuevo amanecer.

Barrios y Zonas

Costumbres y Vida Cotidiana

La cultura de Thirawen es una amalgama de nihilismo y resiliencia brutal. La única forma de arte que ha florecido es el grabado en los huesos de las Lithernia/07_Bestias_Monstruos/Bestias cazadas en la meseta. Estas intrincadas tallas no representan belleza, sino desafío, desesperación o el rostro de un enemigo caído. Las historias que se cuentan alrededor de fuegos miserables no hablan de héroes, sino de rebeliones fallidas y la futilidad de la esperanza.

No hay festividades. El único evento que marca el calendario es la “Noche Quieta”, la única noche del año en que, por razones desconocidas, el Aliento de Chronos amaina. El silencio es tan antinatural y opresivo como el propio viento. Es un tiempo para la introspección, pero más a menudo, es el momento en que se saldan las deudas de sangre, aprovechando que los gritos no se los lleva el viento. El culto abierto a cualquier dios está prohibido, pero en secreto, una fe fatalista venera al viento como la encarnación del tiempo, que todo lo erosiona. Y en los rincones más oscuros, el Primer Rey es adorado como un mártir, un símbolo de la rebelión definitiva contra los dioses que los condenaron.

Arquitectura y Ambiente

El ambiente de Thirawen es de una opresión aplastante. El aullido constante del viento es la banda sonora de la vida y la muerte, un sonido que vuelve locos a los recién llegados y que los veteranos aprenden a ignorar a costa de su propia cordura. Las calles están desnudas, barridas por el viento, y el aire es gélido y seco. El símbolo no oficial de la ciudad es una imagen vista a menudo en sus grabados: una roca gris y agrietada de la que brota una única rama de árbol esquelética, doblada hasta casi romperse por una fuerza invisible, representando la resistencia aplastada pero persistente de sus habitantes.

Leyendas Urbanas