categoria: Reinos y Geografía cultura: Sanguina Nocturna dg-publish: true fundador: El Primer Anciano del Clan Sanguis Noctis gobierno: Oligarquía Vampírica (Cónclave de Ancianos) localizacion: Cañón de la Noche Perpetua nombre: Myalnor poblacion_razas: Vampiros, Tieflings, Humanos, Goblins, Shadar-kai reino: Mor’dhul religion: Sel’thirak (pública), Culto del Velo Sanguíneo (secreto), Gyth’kai subcategoria: Ciudades tags: - ciudad - ciudades - lithernia - mor’dhul - reinos_y_geografía tipo: Ciudad Vasalla title: Myalnor summary: Myalnor, en Mor’dhul, es una ciudad vampírica tallada en un cañón oscuro, dominio del Rey-Dios Sel’thirak. Gobernada por el Clan Sanguis Noctis, es un bastión de intrigas, castas estrictas y rituales sangrientos bajo un crepúsculo eterno.
Myalnor no es una ciudad; es una herida abierta en la roca, una metrópoli de oscuridad eterna tallada en las profundidades de un cañón sin nombre. En el reino de Mor’dhul, donde la sombra es ley, Myalnor es el bisturí del Rey-Dios Sel’thirak: un nido de asesinos, espías y alquimistas de la sangre. Sus altas agujas de basalto negro se aferran a las paredes del abismo como garras, conectadas por puentes imposibles de hueso fosilizado. No hay día ni noche, solo un crepúsculo mágico y perpetuo, teñido de carmesí por la luz que se filtra a través de los cristales que sirven de ventanas. Es un lugar de belleza macabra y silencio opresivo, donde cada sombra oculta una daga y cada susurro es un secreto a la venta.
Los orígenes de Myalnor son un pacto de sangre sellado con la desesperación. Tras el Cataclismo del Lilium, una casa Noble menor de Tieflings fue afligida por una antigua maldición que los transformó en los primeros vampiros del Clan Sanguis Noctis. Enfrentados al exilio y la aniquilación, su líder juró lealtad eterna a Sel’thirak. A cambio de su servidumbre como la red de inteligencia y el brazo ejecutor del Rey de la Muerte, se les concedió un dominio propio.
Eligieron el cañón más profundo y oscuro de Mor’dhul para fundar su bastión, un lugar donde la luz del sol jamás podría alcanzarlos. Durante siglos, Myalnor creció en vertical, excavando en la roca para convertirse en la fortaleza impenetrable que es hoy. Su población subyugada, compuesta por siervos Humanos y Goblins, fue traída para servir como sustento y mano de obra, creando una sociedad brutalmente estratificada donde la sangre no solo es poder, sino también moneda.
Las Cúspides de Ébano: La ciudad superior, un laberinto de torres afiladas y balcones ornamentados donde reside la élite vampírica. Aquí se encuentra el Sanctum del Cónclave, la sala donde los Ancianos del clan tejen sus intrigas, y las opulentas mansiones de los señores de la sangre. El acceso está prohibido para cualquiera que no sea de sangre Noble o un sirviente tiefling de alto rango.
El Crepúsculo Sangrante: La plaza central de Myalnor, suspendida a medio camino del cañón. Es un espacio abierto iluminado por los grandes cristales carmesí, donde el Magíster Tiefling administra la justicia del clan. Es aquí donde se llevan a cabo las ejecuciones públicas al atardecer, un recordatorio constante de la ley absoluta que rige la ciudad.
La Subciudad: Una red claustrofóbica de túneles y cavernas excavada en la base del cañón. Aquí viven y mueren las castas inferiores: los siervos Humanos en condiciones miserables, los Goblins en madrigueras insalubres, y los escurridizos Shadar-Kai en enclaves ocultos. El aire es denso y fétido, y la única luz proviene de hongos bioluminiscentes y el débil resplandor carmesí que se filtra desde arriba.
Las Alquerías de Sombras: Las cavernas más externas, donde el Clan Sanguis Noctis cría a sus Lithernia/07_Bestias_Monstruos/Bestias nocturnas. Murciélagos gigantes cuelgan de los techos como frutas macabras, y los aullidos de los sabuesos sombríos resuenan en la oscuridad, listos para ser desatados sobre los enemigos de Mor’dhul.
La cultura de Myalnor es una de miedo, silencio y decadencia aristocrática. La vida se rige por una estricta jerarquía donde la pureza de la sangre vampírica y la cercanía a los Ancianos lo es todo. Las conversaciones en público son susurradas, pues la traición es una herramienta de ascenso social.
El evento más importante es el “Festival del Crepúsculo Sangrante”, una celebración anual en honor a Sel’thirak que, en realidad, es un ritual de alimentación masiva donde a los siervos más “dignos” se les concede el “honor” de saciar la sed de sus amos. El arte es sutil y perturbador: esculturas hechas de sombra solidificada, música atonal que induce a la inquietud y poesía que alaba la belleza de la decadencia y la noche eterna. Públicamente, todos veneran a Sel’thirak, pero en secreto, los vampiros practican los ritos del Culto del Velo Sanguíneo, una fe ancestral dedicada a la noche y a la esencia de la sangre misma.
Myalnor es un monumento al gótico y a la brutalidad. Las torres de basalto parecen colmillos de la tierra, y los puentes de hueso crujen bajo el peso de los transeúntes. El emblema del clan —un murciélago plateado con una gota de sangre por cuerpo, sobre una luna creciente negra— está tallado en cada dintel y estandarte. El aire es gélido y huele a piedra húmeda, a ozono de magia estancada y al aroma metálico de la sangre vieja. Un silencio antinatural lo impregna todo, roto solo por el eco distante del viento en el cañón o el grito ahogado de una ejecución.
Los Susurros de los Siervos: Se dice que las almas de los miles de siervos que han muerto en la Subciudad nunca abandonan los túneles. Sus lamentos se han fusionado en un murmullo constante que solo los desesperados pueden oír. La leyenda advierte que escuchar los susurros demasiado tiempo lleva a la locura, haciendo que la víctima reviva las muertes de los caídos una y otra vez.
El Corazón del Cañón: En la caverna más profunda bajo Myalnor, oculta tras sellos de sangre, yace una gema colosal y palpitante: el Corazón del Cañón. Se cree que en su interior duerme el fundador del Clan Sanguis Noctis, en un letargo eterno que alimenta la magia oscura de la ciudad. Algunos vampiros temen que si el Corazón deja de latir, Myalnor se derrumbará, mientras que otros ansían despertarlo para desatar un poder inimaginable.
La Profecía del Niño Tocado por el Sol: Una antigua profecía, susurrada entre los siervos, habla de un niño humano que nacerá inmune al control mental y al temor de los vampiros. Este “Niño Tocado por el Sol” no portará armas, sino la esperanza del amanecer. Se dice que su mera presencia debilitará el poder de los señores de la sangre y que, un día, abrirá los cielos del cañón para que la luz del sol purifique Myalnor en una conflagración de justicia. La búsqueda y exterminio de cualquier niño que muestre una voluntad inusual es la mayor prioridad secreta del Cónclave.