categoria: Reinos y Geografía cultura: Sylvana dg-publish: true fundador: Círculo de los Primeros Custodios gobierno: Duquesa Elara Sylva (Casa Sylva) y el Círculo de los Custodios localizacion: Bosque de la Quietud Argéntea nombre: Erwynn poblacion_razas: Elfos del Bosque, Eladrin, Altos Elfos, Semielfos, Gnomos del bosque reino: Eldrador religion: Culto a Ferion y Arzia subcategoria: Ciudades tags: - ciudad - ciudades - eldrador - lithernia - reinos_y_geografía tipo: Ciudad Santuario title: Erwynn summary: Erwynn, en el Bosque de la Quietud Argéntea (Eldrador), es una ciudad viva integrada al bosque, protegida por su magia y gobernada por la Casa Sylva y el Círculo de los Custodios. Es un santuario de armonía entre naturaleza y cosmos.
Erwynn no es una ciudad construida, sino una que ha crecido. En el corazón del Bosque de la Quietud Argéntea, en Eldrador, este santuario se entrelaza con la vida misma, sus estructuras de madera viva y piedra cubierta de musgo emergiendo de un tapiz de árboles colosales de corteza plateada. No hay murallas que la defiendan, pues su guardián es el propio bosque, un laberinto sagrado cuyos senderos solo son visibles bajo la luz de la luna. Las viviendas, templos y salones están conectados por puentes colgantes de lianas luminosas, y los vitrales hechos con gemas encantadas proyectan el danza de las constelaciones sobre el suelo del bosque. Erwynn es un bastión de armonía, un lugar donde la voluntad de la naturaleza y el destino escrito en las estrellas se consideran una misma ley.
Erwynn nació de las cenizas del Cataclismo del Lilium. Mientras la nueva nobleza élfica de Eldrador levantaba reinos de poder y jerarquía, un grupo de druidas de Ferion y videntes de Arzia, conocidos como el Círculo de los Primeros Custodios, buscaron refugio de la creciente ambición del mundo. Se adentraron en el bosque más profundo y sagrado, un lugar donde el Tejido del Maná fluía puro y las estrellas se veían sin el velo de la civilización. Allí no fundaron una ciudad, sino que rogaron al bosque que les diera cobijo.
Con el tiempo, el asentamiento creció, atrayendo a aquellos que anhelaban una conexión más profunda con la naturaleza y el cosmos. La Casa Sylva, un antiguo linaje de Eladrin con una profunda devoción por Ferion, asumió el rol de protectores y guías, gobernando no con autoridad, sino con sabiduría. Hoy, Erwynn es gobernada por la Duquesa Elara Sylva, pero sus decisiones deben ser ratificadas por el Círculo de los Custodios, asegurando que la ciudad nunca se desvíe del equilibrio que la vio nacer. Su emblema, un ciervo blanco con astas que se ramifican como un árbol bajo siete estrellas, simboliza esta unión sagrada.
El Corazón del Bosque: Es el centro espiritual de Erwynn. No es un edificio, sino un árbol ancestral de proporciones titánicas cuya corteza brilla con luz esmeralda. En su interior hueco se encuentra el santuario principal de Ferion, un lugar de silencio absoluto donde los druidas meditan para escuchar el latido de Lithernia.
El Observatorio Creciente: Una red de plataformas de cristal y madera de Roble Estelar suspendidas en las copas más altas de los árboles. Aquí, los videntes y astrónomos de Arzia trazan los movimientos celestes, buscando guiar el destino de la ciudad a través de las profecías que leen en el firmamento.
Las Sendas Lunares: El distrito residencial y comercial de la ciudad. Las viviendas son estructuras orgánicas que cuelgan de las ramas o se anidan en las raíces de los árboles. El comercio se realiza en claros iluminados por esferas de luz feérica, donde se intercambian maderas raras, esencias alquímicas y pergaminos de adivinación.
Los Criaderos de Cristal: Valles ocultos donde Erwynn cría a sus Lithernia/07_Bestias_Monstruos/Bestias místicas. Aquí, los cuidadores crían Zorros Lunares cuyo pelaje brilla con la luz astral y Halcones de Cristal cuyas plumas resuenan como campanas de viento, criaturas muy cotizadas por su belleza y sus propiedades mágicas.
La vida en Erwynn sigue los ritmos de la naturaleza. Celebran dos grandes festivales: el “Festival del Brote Silente” en primavera, una ceremonia de meditación silenciosa para dar la bienvenida a la nueva vida, y la “Vigilia de las Estrellas Fugaces” en otoño, una noche en la que toda la ciudad se reúne para pedir deseos al cosmos.
El honor no se mide en oro ni títulos, sino en la profundidad de la conexión de un individuo con el bosque y las estrellas. Las disputas no se resuelven con acero, sino a través de duelos rituales de danza y magia ilusoria, donde el perdedor no es herido, sino humillado por su falta de armonía.
La paz de Erwynn es frágil. Una “corrupción reptante”, una plaga mágica que se filtra desde las fronteras profanadas de Mor’dhul, ha comenzado a enfermar las plantas y a enloquecer a los animales en los límites del bosque. Este mal ha provocado una profunda división interna: el Círculo de los Custodios, liderado por druidas tradicionalistas, aboga por sellar la ciudad del mundo exterior, creyendo que solo el aislamiento total puede preservar su pureza. En oposición, la Duquesa Elara y los videntes de Arzia sostienen que las profecías del Retorno del Rey exigen que Erwynn se abra al mundo, pues su santuario podría ser clave para el destino de todos. Esta tensión amenaza con fracturar la armonía que ha definido a Erwynn durante siglos.
La Sombra de Sylas: Se susurra que en las noches sin luna, un espectro recorre los senderos invisibles del bosque. Es el espíritu de Sylas, un antiguo guardián elfo que fue traicionado y asesinado durante el Cataclismo del Lilium mientras protegía este lugar sagrado. La leyenda dice que su alma está atada a un secreto sobre las Lanzas Celestiales y que solo revelará su conocimiento a un alma con un corazón verdaderamente puro o a un Heroes cuyo destino esté inextricablemente ligado al del Primer Rey.
Las Lágrimas de Ferion: En las profundidades de Erwynn, hay un estanque cuya agua es tan clara que parece plata líquida. Se dice que el estanque se formó con las lágrimas de Ferion al ver la devastación del Lilium. Beber de sus aguas, según cuentan, puede curar cualquier mal natural, pero también obliga a quien lo hace a sentir el dolor de toda la naturaleza herida de Lithernia, una carga que pocos pueden soportar.