categoria: Reinos y Geografía cultura: Cultura Lumínica dg-publish: true fundador: Cónclave de Sabios Elfos y Druidas gobierno: Casa Lúmina localizacion: Los Bosques de la Sabiduría Ancestral nombre: Elinorae poblacion_razas: Altos Elfos, Elfos del Bosque, Eladrin reino: Eldrador religion: Adoración de Lerian y Ferion subcategoria: Ciudades tags: - ciudad - ciudades - eldrador - lithernia - reinos_y_geografía tipo: Ciudad Académica y Santuario title: Elinorae summary: Elinorae, en los Bosques de la Sabiduría Ancestral de Eldrador, es una ciudad viviente dedicada al conocimiento. Fundada tras el Cataclismo del Lilium, alberga bibliotecas flotantes y jardines sagrados, siendo un centro académico y santuario de la mente.
Elinorae no es una fortaleza de piedra, sino un monumento viviente al conocimiento. Enclavada en el corazón de los Bosques de la Sabiduría Ancestral de Eldrador, la ciudad es un faro de luz y razón, cuyas torres de mármol blanco y cuarzo se entrelazan con las ramas de colosales árboles de seda. Puentes de luz sólida arquean sobre valles frondosos, conectando bibliotecas flotantes e invernaderos de cristal que resplandecen como joyas. Sus edificios están adornados con filigranas de plata que, según se dice, cantan suavemente con el viento, una melodía que solo los eruditos pueden interpretar. Más que una ciudad, Elinorae es un santuario para la mente y el espíritu, un bastión de la contemplación en un mundo asediado por la guerra.
Los cimientos de Elinorae se asentaron sobre las cenizas del Cataclismo del Lilium. Mientras el mundo se sumía en la oscuridad y la barbarie, un cónclave de los más grandes sabios elfos y archidruidas, desesperados por salvaguardar el conocimiento del mundo antiguo, buscó un refugio. Lo encontraron en la forma de un Árbol del Conocimiento, un vestigio milagroso de la era pre-Lilium que había sobrevivido al fuego eterno.
Alrededor de este nexo de poder y sabiduría, fundaron Elinorae. No con la intención de gobernar, sino de preservar. Durante los largos siglos de la Gran Guerra, la ciudad se convirtió en un faro de esperanza, una biblioteca viviente que mantenía encendida la llama de la civilización. Bajo la tutela de la Casa Lúmina, nobles mecenas de las artes y devotos de Lerian, Elinorae ha florecido como el centro académico más importante de Eldrador, atrayendo a las mentes más brillantes de todo el reino.
La Gran Biblioteca de los Ecos: El corazón palpitante de Elinorae. No es un solo edificio, sino un complejo de pabellones y torres flotantes que orbitan lentamente alrededor del Árbol del Conocimiento. Contiene manuscritos de valor incalculable, tomos prohibidos y los ecos psíquicos de todos los sabios que han estudiado entre sus muros.
Los Jardines Susurrantes: Un vasto arboreto que rodea la ciudad, dedicado al dios Ferion. Aquí, los druidas cultivan plantas alquímicas raras y maderas encantadas. Cada claro es un santuario, y se dice que los árboles mismos susurran secretos de la tierra a quienes saben escuchar.
El Atrio de Plata: La sede de la Casa Lúmina y centro administrativo de la ciudad. Es una plaza abierta construida con mármol veteado de plata, donde se celebran los debates filosóficos más importantes y se llevan a cabo los duelos de ingenio, la forma preferida de resolver disputas en Elinorae.
Las Terrazas de Cristal: El distrito académico y residencial. Aquí se encuentran las academias rivales y los invernaderos donde los magos de la transmutación experimentan con la flora y la fauna. Las viviendas son elegantes estructuras de cristal y madera viva, integradas perfectamente en el paisaje.
La vida en Elinorae es profundamente académica y contemplativa. El ritmo no lo marcan las estaciones, sino los ciclos de estudio y descubrimiento. Se valora la elocuencia, la lógica y la poesía por encima de la fuerza física. La mayor celebración es el “Solsticio del Saber”, un festival anual en el que los eruditos presentan sus tesis y los aprendices más prometedores son admitidos en las academias. Es costumbre dejar una ofrenda a Lerian en forma de un poema o un pensamiento profundo, escrito en una hoja de árbol y depositado en los altares-biblioteca de la ciudad.
Elinorae es la personificación de la armonía entre la construcción y la naturaleza. Sus torres parecen crecer del suelo como flores de mármol, y sus puentes de luz son tan etéreos como un amanecer. El aire está impregnado de un olor a papel antiguo, ozono de la magia y el perfume de mil flores exóticas. El ambiente es de una paz casi tangible, roto solo por el murmullo de los debates intelectuales, el canto de las filigranas de plata y los susurros del bosque.
El Velo de Morgal: Se rumorea que en los niveles más profundos y prohibidos de la Gran Biblioteca, custodiado por gólems de conocimiento, se encuentra un espejo de obsidiana conocido como el Velo de Morgal. La leyenda afirma que no refleja el rostro, sino la mentira más profunda y arraigada en el alma de quien lo mira, una verdad tan devastadora que pocos pueden soportarla sin perder la razón.
El Jardinero Autómata: Los Jardines Susurrantes, se dice, no solo son protegidos por druidas. Una antigua leyenda habla de un autómata forjado en la era del Primer Rey que aún vaga por los senderos. No poda ramas, sino que “arranca las malas hierbas del corazón”, confrontando a aquellos con intenciones impuras y juzgando su valía para permanecer en el santuario.
Maestra Elara Lúmina: Matriarca de la Casa Lúmina y directora de la Gran Biblioteca. Una Alta Elfa de sabiduría insondable y una voluntad de acero, dedicada a proteger el conocimiento de Elinorae de las sombras que lo codician, ya sean espías de Mor’dhul o cultos internos.
Fendrel Musgo-Andante: Un anciano Elfo del Bosque, Archimago Druida y guardián principal de los Jardines Susurrantes. Siente la creciente corrupción en un bosque sagrado cercano como una herida en su propia alma y busca aventureros para que investiguen su origen.
Kaelen: Un joven profeta Eladrin que reside en el Atrio de Plata. Sus visiones fragmentadas y aterradoras sobre el retorno de las Lanzas Celestiales y el destino del mundo han comenzado a perturbar la paz contemplativa de Elinorae, dividiendo a los sabios entre quienes lo ven como un heraldo y quienes lo consideran un presagio de locura.