casa: Linaje Talborak categoria: Personajes y Agrupaciones dg-publish: true era: Era de las Escamas y Fuego importancia: Legendaria nombre: Tal’vorak reino: Imperio Talborak (caído) relaciones: - Ignis (Rival Ancestral) - Fidriel (Aliado/Rival Ocasional) - Sariel (Aliado/Rival Ocasional) - Dragones Cromáticos (Súbditos) - Pueblos Mortales (Antiguos Súbditos/Enemigos) residencia: Desconocida (anteriormente, fortalezas de piedra y relámpago a lo largo de Lithernia) rol: Dragón Ancestral de las Tormentas, Emperador de los Dragones Cromáticos subcategoria: Personajes tags: - cromático - dios ancestral - dragón - emperador - era de las escamas y fuego - personajes - personajes_y_agrupaciones - tormentas summary: Tal’vorak, Dragón de las Tormentas y arquitecto primordial de Lithernia, unificó a los dragones cromáticos para fundar el Imperio Talborak. Tras siglos de guerras contra los dragones metálicos, su imperio cayó y su destino permanece envuelto en misterio.

Tal’vorak

Biografía

Orígenes y la Forja del Mundo

En los albores del tiempo, cuando Lithernia era un lienzo de potencial puro, emergieron los Dragones ancestrales, seres Primordiales cuyo poder era comparable al de los mismos dioses. Entre estos titanes se contaba Tal’vorak, el Dragón de las Tormentas. Junto a sus hermanos-rivales —Ignis, el Forjador de volcanes; Fidriel, el maestro del rayo y la sabiduría; y Sariel, el señor de las sombras—, Tal’vorak fue uno de los arquitectos del mundo. Mientras otros modelaban la roca y el fuego, su aliento desataba tempestades que esculpían las llanuras, llenaban los océanos y definían los cielos. Su esencia se entrelazó con la furia del clima, convirtiéndose en el señor indiscutible de las tormentas, el trueno y el relámpago.

El Imperio Talborak

Con el mundo ya formado, dio comienzo la Era de las Escamas y Fuego, y Tal’vorak no se conformó con ser un simple guardián del equilibrio. Su ambición era tan vasta como los cielos que comandaba. Movido por un ansia de dominio absoluto, unificó bajo su garra a la totalidad de los Dragones cromáticos. Rojos, azules, verdes, negros y blancos juraron lealtad a su estandarte, formando el núcleo de un imperio que llevaría su nombre: el Imperio Talborak.

Este imperio se expandió con la furia de un huracán, subyugando a Lithernia/07_Bestias_Monstruos/Bestias salvajes y a las incipientes tribus mortales. Desde las cumbres montañosas azotadas por el viento hasta los pantanos más oscuros, el dominio talborakiano era la única ley. Tal’vorak erigió fortalezas colosales de piedra y relámpago, ciudadelas que desafiaban al cielo y servían como recordatorio perpetuo de su poder. La vida bajo su tiranía era dura y brutal, un reinado de terror donde la debilidad era castigada con la aniquilación. Sin embargo, paradójicamente, su férreo control impuso una forma de estabilidad: el caos de la naturaleza salvaje fue domado, y la supervivencia, aunque opresiva, estaba garantizada.

Las Guerras Dracónicas y la Caída

El dominio de Tal’vorak no quedó sin respuesta. Su principal rival, Ignis, líder de los Dragones metálicos, se alzó en su contra, dando inicio a las legendarias Guerras Dracónicas. El conflicto entre cromáticos y metálicos fue un cataclismo que redibujó el mapa de Lithernia. Los relámpagos de Tal’vorak partían montañas en dos, mientras las llamas de Ignis hacían hervir los mares. Durante generaciones, los cielos fueron un campo de batalla de furia y fuego, y los pueblos mortales no eran más que peones o víctimas en su titánica contienda.

Finalmente, tras siglos de lucha incesante, incluso el poder de los Dragones ancestrales comenzó a menguar. Agotado por la guerra y debilitado por traiciones internas, el Imperio Talborak se fracturó. Clanes cromáticos menores desertaron, y los pueblos mortales, viendo una oportunidad en la debilidad de su opresor, se alzaron en rebelión. El poder dracónico colapsó, y con él, la Era de las Escamas y Fuego llegó a su fin.

Tal’vorak, el otrora emperador indiscutible, desapareció en las brumas de la historia. Se desconoce su destino final: algunos mitos afirman que fue derrotado y sellado en las profundidades de la tierra; otros susurran que, herido y mermado, se retiró a un letargo milenario, esperando el día en que las tormentas vuelvan a reclamar el mundo.

Descripción Física y Poderes

Tal’vorak es la encarnación de una tormenta apocalíptica. Su tamaño es monumental, capaz de eclipsar el sol con la envergadura de sus alas. Sus escamas, de un color índigo tan profundo como el cielo nocturno, crepitan constantemente con energía estática, y finas vetas de relámpagos plateados recorren su cuerpo como si fueran venas. Sus ojos son orbes de puro fulgor eléctrico, y su rugido no es un sonido, sino el estruendo de un trueno que puede hacer añicos la piedra.

No porta armas ni armaduras, pues su cuerpo es el arma definitiva. Sus garras son como pararrayos capaces de canalizar la furia de los cielos, y sus escamas, más duras que la obsidiana, desvían tanto el acero como la magia.

Legado e Impacto en Lithernia

Aunque su imperio se desvaneció hace eras, el legado de Tal’vorak es indeleble. Es una figura de mitos y pesadillas, el arquetipo del tirano absoluto contra el que se alzaron los primeros héroes mortales, incluido el propio Primer Rey, quien se dedicó a restaurar los bosques que la furia de Tal’vorak había devastado.

Las ruinas de sus fortalezas de piedra y relámpago aún salpican los paisajes más inhóspitos de Lithernia, lugares malditos y peligrosos que atraen a aventureros en busca de artefactos de poder o secretos olvidados. Para los Dragones cromáticos de la era actual, su nombre es una leyenda sagrada; algunos cultos dracónicos sueñan con su retorno, creyendo que solo él puede restaurar la gloria de su estirpe y unificar a los clanes dispersos bajo un único y terrible estandarte.

Tal’vorak representa el poder primordial en su forma más salvaje y ambiciosa. Su historia es una advertencia sobre la tiranía, pero también un recordatorio de que en Lithernia, incluso las fuerzas comparables a los dioses pueden caer. Su incierto destino deja una pregunta ominosa en el aire: ¿qué ocurriría si la tormenta que una vez gobernó el mundo decidiera despertar?