casa: Casa Dracónica de la Sombra (extinta o latente) categoria: Personajes y Agrupaciones dg-publish: true era: Era de las Escamas y Fuego importancia: Muy Alta (Figura Primordial, fuente de la nigromancia y la corrupción ancestral) nombre: Sariel reino: Ninguno (anteriormente, un imperio de sombras y secretos) relaciones: - Ignis (Rival primordial) - Tal’vorak (Rival primordial) - Fidriel (Rival/Peón ocasional) - El Primer Rey (Enemigo histórico) - Sel’thirak (Potencial rival por el dominio de la muerte) - Cultos nigrománticos (Patrón divino olvidado) residencia: Desconocida (se rumorea que duerme en las profundidades de Mor’dhul o en un plano umbrío de su propia creación) rol: Dragón vampiro ancestral, Señor de las Sombras y la Nigromancia subcategoria: Personajes tags: - ancestral - corrupción - dragón - figura histórica - nigromancia - personajes - personajes_y_agrupaciones - primordial - sombras - vampiro titulo: El Heraldo de la Noche Eterna, Padre de la Nigromancia summary: Sariel, dragón vampiro primordial, personifica la entropía y la nigromancia. Arquitecto de la decadencia, extendió la corrupción y el miedo en Lithernia. Tras las Guerras Dracónicas, se oculta en sombras, esperando para reclamar el dominio sobre la muerte.

Sariel, el Heraldo de la Noche Eterna

Sariel es una de las cuatro grandes sierpes Primordiales que dieron forma a Lithernia durante la Forja del Mundo. A diferencia de sus hermanos Ignis, Tal’vorak y Fidriel, quienes encarnaban la furia elemental de la creación, Sariel nació de la primera sombra y del silencio del vacío. Es un dragón vampiro ancestral, una entidad que personifica la entropía, la noche perpetua y la magia prohibida de la nigromancia. Su nombre se susurra en los cultos más oscuros y su legado es una herida purulenta en la historia del mundo.

Biografía

Orígenes y la Forja del Mundo En los albores del tiempo, cuando los dioses y Primordiales modelaban la realidad, Sariel se deslizó entre la luz y la materia. Mientras Ignis forjaba volcanes y Tal’vorak desataba tormentas, Sariel reclamó para sí las profundidades, las cavernas y los secretos que yacían en la oscuridad. Con su aliento frío y silencioso, moldeó las vastas redes de túneles bajo las montañas y susurró los primeros secretos de la no-vida en el tejido del Maná. No era un destructor caótico, sino un arquitecto de la decadencia ordenada, convencido de que la quietud final de la muerte era el estado más perfecto de la existencia.

La Era de las Escamas y Fuego Durante el Amanecer Dracónico, Sariel no buscó la conquista abierta como sus hermanos. Su imperio no se construyó con piedra y fuego, sino con miedo, secretos y corrupción. Extendió su influencia como una plaga silenciosa, instaurando los primeros cultos de la nigromancia entre las razas mortales subyugadas y susurrando promesas de inmortalidad a otros Dragones. Su poder no residía en la fuerza bruta, sino en su capacidad para corromper la voluntad y drenar la esencia misma de la vida.

En el transcurso de las devastadoras Guerras Dracónicas, Sariel fue un maestro de la intriga. Mientras Ignis y Tal’vorak se aniquilaban mutuamente en batallas cataclísmicas, él tejía pactos oscuros desde las sombras, enfrentando a antiguos aliados y susurrando mentiras que envenenaban linajes enteros. Su magia corruptora se extendió por los bosques, marchitando árboles milenarios y dando origen a las primeras Lithernia/07_Bestias_Monstruos/Bestias retorcidas y monstruosidades no-muertas que plagarían el mundo durante eras. Fue su toque el que corrompió a muchos Dragones ancianos, volviéndolos parodias de su antigua gloria y acelerando la inevitable Caída Dragónica.

El Silencio y el Legado de Corrupción Con el fin de la hegemonía dracónica, Sariel no fue derrotado ni exiliado. Simplemente, se replegó. Con el mundo cubierto de las cicatrices de la guerra y la muerte omnipresente, sus objetivos se habían cumplido. Se sumergió en las sombras más profundas del mundo, entrando en un letargo milenario para observar y saborear la lenta decadencia que él mismo había sembrado. Las criaturas nacidas de su corrupción se convirtieron en una de las principales amenazas que el Primer Rey tuvo que enfrentar para unificar Lithernia, demostrando que la influencia de Sariel perduraba mucho después de su aparente desaparición.

En la era actual, su existencia es más un mito terrorífico que una realidad tangible. Sin embargo, los sabios más eruditos y los nigromantes más ambiciosos saben que no está muerto. Duerme, espera y observa. El ascenso de Sel’thirak como Rey-Dios de la Muerte en Mor’dhul es un desarrollo que sin duda sigue con interés. Para Sariel, Sel’thirak no es más que un advenedizo, un mortal que juega con un poder que no comprende del todo. El día que Sariel decida despertar, el dominio sobre la muerte en Lithernia será disputado.

Descripción Física y Poderes

Sariel es la encarnación de la elegancia macabra. Su cuerpo no es el de un dragón robusto y brutal, sino una forma esbelta y serpentina, cubierta de escamas de obsidiana pulida que parecen absorber la luz a su alrededor. Sus alas no son de cuero, sino de sombras tatterdemalion que se deshacen en volutas de oscuridad. Sus ojos son dos puntos de luz fría y muerta, como estrellas extintas en un cielo vacío. De sus fauces no emana fuego, sino un aliento de frío sepulcral y energía necrótica pura que marchita la vida y congela el alma.

No porta equipo ni artefactos; su propio ser es un arma de corrupción. Su presencia drena el calor y la esperanza del ambiente, y su sangre, de un negro espeso como el petróleo, puede corromper la tierra y levantar a los muertos si se derrama.

Legado e Impacto en Lithernia

El mayor legado de Sariel es la existencia misma de la nigromancia como una fuerza corruptora en el mundo. Mientras que dioses como Sel’thirak gestionan la muerte como un ciclo, Sariel la pervierte, convirtiéndola en una herramienta de dominación y una parodia de la vida. Los cultos que aún lo veneran en secreto lo consideran el verdadero dios de la muerte, el único que ofrece la inmortalidad sin el juicio de los dioses.

Las tierras que fueron tocadas por su corrupción durante las Guerras Dracónicas siguen siendo lugares malditos, donde el suelo es estéril y los fantasmas de antiguos conflictos aún vagan. Los monstruos que el Primer Rey combatió no eran más que los descendientes de las primeras creaciones de Sariel.

En la Era Actual, Sariel representa una amenaza latente de proporciones apocalípticas. Es una reliquia de un poder más antiguo y fundamental que el de los dioses actuales. Su despertar no solo desencadenaría una guerra por el control de la noche y la muerte, sino que podría poner en jaque la propia realidad de Lithernia, amenazando con sumir al mundo en la noche eterna que siempre ha anhelado.