Panteon: Élfico (Dioses de Eldrador) aliados: Thirogrim, Arzia, sabios de todas las razas, la Torre de las Estrellas de Valtoria. alineamiento_sugerido: Legal Neutral categoria: Personajes y Agrupaciones dg-publish: true dominios_clero: Conocimiento, Arcanos, Historia, Mente. enemigos_rivales: Morgal (relación compleja de rivalidad y equilibrio), deidades que promueven la ignorancia o la destrucción (Thyrgram, Lakros). era_origen: Amanecer Divino esposo: Morgal, Dios de las Mentiras familia: Ferion (Tío, Dios de la Naturaleza), Arzia (Tía, Diosa de las Estrellas) nombre: Lerian padre: Thirogrim, Dios de la Magia reino_asociado: Eldrador residencia: El Archivo Eterno (Plano Astral) rol: Diosa élfica del conocimiento y la memoria ancestral simbolos: Un libro abierto cuyas páginas se funden con las raíces de un árbol; un ojo rodeado por una constelación; una pluma de plata. subcategoria: Personajes tags: - amanecer divino - conocimiento - deidad - eldrador - historia - magia - memoria - panteón élfico - personajes - personajes_y_agrupaciones summary: Lerian, hija del dios de la magia Thirogrim, es la guardiana del conocimiento y la memoria ancestral. Su unión con Morgal, dios de las mentiras, simboliza el equilibrio entre verdad y engaño. Venerada por eruditos, busca recuperar la historia perdida tras el Cataclismo del Lilium.
Nacida en la luz prístina del Amanecer Divino, Lerian es la hija de Thirogrim, el dios patrón de la magia. Mientras su padre encarna el poder arcano en su forma más pura y desatada, Lerian representa su propósito y su legado: el conocimiento acumulado, la sabiduría que se destila de la experiencia y la memoria inmutable que da forma a la identidad de los pueblos. Es la guardiana silenciosa de cada historia contada, cada conjuro escrito y cada secreto susurrado a través de las eras.
Su existencia está definida por una paradoja fundamental: su matrimonio con Morgal, el dios de las mentiras y las sombras. Esta unión, incomprensible para muchos mortales, representa un equilibrio cósmico esencial en la psique élfica. Lerian custodia la verdad y la historia registrada, mientras Morgal teje engaños y verdades a medias, poniendo a prueba constantemente la validez de todo conocimiento. Su relación es un eterno duelo intelectual; ella trabaja para desentrañar sus ilusiones y preservar la verdad, mientras él se esfuerza por corromperla, ocultarla o reescribirla. De esta tensión nace la dualidad élfica: la profunda sabiduría y la astucia sibilina, la luz de la erudición y las sombras de la intriga.
Durante la Era del Primer Rey, Lerian observó con interés académico el ascenso de un imperio unificado por un mortal. Sin embargo, el Cataclismo del Lilium fue una herida profunda para ella. Más que la caída de un rey o la arrogancia de los dioses, lamentó la destrucción incuantificable de conocimiento. Bibliotecas enteras, epopeyas, anales históricos y tradiciones orales de una civilización entera fueron reducidos a cenizas y olvido. Desde entonces, una de sus principales motivaciones es la recuperación de estos “Ecos del Pasado”, inspirando a sus seguidores a buscar en las ruinas pre-Lilium cualquier fragmento de la historia perdida.
En el reino de Eldrador, Lerian es venerada por eruditos, historiadores, bardos y magos que se dedican al estudio. Dentro del rígido sistema de castas de “La Mano de Hierro”, son sus seguidores quienes mantienen viva la memoria ancestral de los elfos, un pilar fundamental para una raza de tan extraordinaria longevidad. Creen que solo comprendiendo los milenios de triunfos y tragedias pueden evitar repetir los errores del pasado. Ante la Profecía del Retorno del Rey, la postura de Lerian es de neutralidad y observación. No busca cumplirla ni impedirla, sino comprenderla. Para ella, la profecía no es una promesa de salvación o una amenaza de caos, sino el enigma más fascinante de la era actual, y pacientemente espera registrar su desenlace.
Lerian se manifiesta como una figura élfica de una belleza serena y atemporal. Su avatar irradia una antigüedad que trasciende la edad, con largos cabellos de plata líquida que parecen tejidos con luz estelar, un guiño a su tía Arzia. Sus ojos, de un profundo color zafiro, no reflejan la luz, sino que la absorben, conteniendo en su interior constelaciones danzantes y Runas antiguas que se mueven lentamente.
Viste túnicas sencillas pero elegantes, confeccionadas con hilos que parecen cambiar de color según el conocimiento que se esté revelando cerca de ella, del blanco marfil al azul profundo o al gris crepuscular. No porta armas, pero a menudo se la representa con un tomo colosal encuadernado en corteza de árbol ancestral, cuyas páginas se escriben y reescriben a sí mismas con la historia del universo. Otras veces, está rodeada por un torbellino silencioso de pergaminos y fragmentos de luz que susurran los secretos de los caídos y los olvidados. Su presencia inspira calma, concentración y una abrumadora sensación de perspectiva histórica.
El culto a Lerian es contemplativo y académico. No se le rinde pleitesía en grandes templos de piedra, sino en los salones silenciosos de las bibliotecas, en los observatorios de los astrónomos y en los archivos donde se preserva la historia. Sus seguidores no son proselitistas; creen que el conocimiento debe ser buscado, no impuesto.
Lerian es la memoria silenciosa de Lithernia. Mientras otros dioses luchan por el dominio y la gloria en el plano mortal, ella teje el tapiz de la realidad con los hilos del pasado, el presente y el futuro. Su influencia es menos visible que la de los dioses de la guerra o la naturaleza, pero es infinitamente más duradera. Cada cuento contado junto a una hoguera, cada lección impartida por un maestro y cada decisión tomada a la luz de la experiencia histórica es una manifestación de su poder.
En la Era Actual, su dominio es más crucial que nunca. Los secretos para entender la Profecía del Retorno del Rey, la verdadera naturaleza del Lilium, la ubicación de las Lanzas Celestiales y las debilidades de los dioses se encuentran en las profundidades de su Archivo Eterno. Los aventureros que busquen cambiar el destino de Lithernia inevitablemente tendrán que buscar su favor o adentrarse en sus dominios. Sin embargo, Lerian no entrega su saber a la ligera. Exige respeto, diligencia y, sobre todo, la comprensión de que cada verdad revelada conlleva un peso y una responsabilidad. Ella es la guardiana de las llaves del pasado, y por tanto, la arquitecta silenciosa de todo lo que está por venir.