agrupacion: Casa Corvus alianzas: Clan Whisper, Clan Nighthawk ciudad_sede: Nynthil, Mor’dhul dg-publish: true edad: 180 escudo: Un cuervo de obsidiana con un ojo de esmeralda, sosteniendo una llave de plata en su pico, sobre un campo de seda gris. lema: Desde la Sombra, Tejemos el Destino nombre: Lady Elara Corvus relaciones: Hija de Malachi Corvus (Patriarca), hermana de Kaelen Corvus (Ejecutor) rivalidades: Casa Aethel, Clan Thyrgram rol: Maestra de Espías de la Casa Corvus tags: - casa noble - espía - lithernia - mor’dhul - personajes - personajes_y_agrupaciones - tiefling tipo: Casa Noble de Mor’dhul categoria: Personajes y Agrupaciones subcategoria: Personajes summary: Lady Elara Corvus, primogénita de la Casa Corvus en Mor’dhul, es una maestra de la intriga y la manipulación. Prefiere el poder de los secretos y rumores sobre la violencia, buscando el ascenso y la perpetuidad de su Casa mediante redes de influencia y espionaje.
En los pasillos oscuros de Mor’dhul, donde el poder se mide en cráneos apilados y la lealtad se sella con sangre, la Casa Corvus eligió un camino diferente. Comprendieron que un rumor bien colocado puede derribar a un general más rápido que un hacha, y que un secreto guardado es más valioso que todo el oro de Valtoria. Lady Elara Corvus es la encarnación perfecta de esta filosofía: una arma viviente forjada no en el fuego de la batalla, sino en el silencio de los secretos.
Nacida como la primogénita del enigmático patriarca Malachi Corvus, Elara fue criada en la ciudad laberíntica de Nynthil. Para ella, los callejones retorcidos y los mercados susurrantes no eran un hogar, sino un campo de entrenamiento. Desde joven aprendió que cada conversación oída, cada carta interceptada y cada debilidad observada era un hilo en el gran tapiz del poder. Mientras su hermano menor, Kaelen, era adiestrado en el arte de la espada y la ejecución —convirtiéndose en el puño de la Casa—, Elara se convirtió en su mente y sus oídos.
Su pragmatismo es legendario y a menudo choca con la naturaleza impulsiva y violenta de Kaelen. Elara no siente placer en la crueldad, solo en la eficiencia. Para ella, la violencia es una herramienta ruidosa y torpe, un último recurso cuando la manipulación y la información han fallado. Su motivación principal es la perpetuidad y el ascenso de su Casa. Ve la lealtad declarada de su familia al Rey Sel’thirak como una pieza necesaria en el tablero, un escudo que les permite operar con impunidad mientras tejen su propia red de influencia, una que algún día podría eclipsar al trono mismo.
Entre sus hazañas más notorias, aunque rara vez atribuidas a ella públicamente, se cuenta el desmantelamiento de la conspiración de la “Daga Silente” contra un consejero del Rey, no para salvar al consejero, sino para adquirir sus redes de influencia. Se dice también que orquestó la caída de un brutal general del Clan Thyrgram usando únicamente un rumor sobre su linaje, sembrando la desconfianza en sus propias filas. Su rivalidad con la Casa Aethel es un frío y calculado juego de ajedrez, un duelo de intelecto contra la ambición descarada de sus pares Tiefling. A diferencia de ellos, Elara no busca el trono; busca ser quien elige quién se sienta en él.
Lady Elara posee la belleza inquietante y afilada de su linaje Tiefling. Su piel tiene un tono ceniciento, casi como el pergamino antiguo, y su cabello, negro como la tinta, cae lacio y sedoso. Sus cuernos son delgados y elegantes, curvándose hacia atrás desde sus sienes como dagas pulidas. Sin embargo, su rasgo más hipnótico son sus ojos: del color de una esmeralda profunda, heredados de su linaje y que parecen ver más allá de las palabras, directamente a las intenciones. Se mueve con una gracia fluida y silenciosa, cada gesto medido y deliberado.
Rara vez se la ve con armadura. Prefiere las sedas oscuras y el cuero tratado para no emitir sonido. Sus atuendos, aunque de corte Noble, son funcionales, repletos de bolsillos ocultos y fundas disimuladas. Siempre lleva consigo un par de dagas de acero sombrío, perfectamente equilibradas para lanzar o para un corte preciso en un pasillo abarrotado. En sus dedos lleva varios anillos de plata y obsidiana, algunos con compartimentos para venenos de acción rápida o antídotos, otros inscritos con glifos que le permiten comunicarse en silencio con su red de espías, “sus cuervos”. Su equipamiento se completa con un pequeño grimorio encuadernado en piel de basilisco, que contiene Conjuros de ilusión, encantamiento y adivinación para facilitar sus infiltraciones y escapes.
Lady Elara Corvus no será recordada en las crónicas épicas de los bardos ni en las estatuas de los grandes conquistadores. Su legado es más sutil e infinitamente más insidioso. Es la arquitecta de tratados que nunca debieron firmarse y la causa de guerras cuyas verdaderas razones permanecerán ocultas para siempre. Su impacto se mide en las dinastías caídas, en los héroes traicionados y en el ascenso silencioso de la Casa Corvus como el poder en la sombra de Mor’dhul.
Para el resto de Lithernia, Elara es un fantasma, un nombre susurrado con una mezcla de miedo y respeto a regañadientes. Es la prueba viviente de que en un mundo forjado por dioses y Dragones, la mayor fuerza puede ser una palabra susurrada en el momento justo. Su destino, y el de su Casa, pende de un hilo: ¿podrá su red de secretos seguir elevándolos, o se convertirá en una telaraña que finalmente los atrape a todos en su propia oscuridad? Solo el tiempo, y los secretos que aún no ha descubierto, lo dirán.