agrupacion: La Forja del Abismo alianzas: - Clan Kromagul (Mor’dhul) - Lord Aethel ‘El Cruel’ (clandestina) categoria: Personajes y Agrupaciones ciudad_sede: Valarion dg-publish: true edad: 285 escudo: Un yunque de obsidiana fracturado del que brota una llama de color púrpura oscuro, sobre un campo de vetas de magma rojo. lema: Del Corazón Ardiente, la Ruina Forjada nombre: Kaelen Manonegra relaciones: - Lyra Lithernia/09_Personajes/02_Figuras_Historicas/Ignis|Ignis (aprendiz y herramienta de gran potencial) - Grommash Ironclaw (lugarteniente de confianza) rivalidades: - Gremios de Ironforge (Valtoria) - Casa Dravonis (Valtoria) - El Culto del Fuego Eterno (Zelindra) rol: Maestro Forjador y Sumo Sacerdote de Valarios subcategoria: Personajes tags: - antagonista - enano - la forja del abismo - lithernia - personajes - personajes_y_agrupaciones tipo: Gremio-Culto summary: Kaelen Manonegra, herrero y profeta exiliado del Clan Agrietacero en Valtoria, lidera La Forja del Abismo, un culto militante que forja armas imbuidas con magia oscura para provocar la destrucción necesaria que purgue Lithernia.

Kaelen Manonegra

Biografía

Kaelen Manonegra no es simplemente un herrero; es un profeta del fin, un apóstol cuya fe se mide en acero y se predica con el filo de la espada. Nacido en el seno del Clan Agrietacero en las profundidades de Valtoria, Kaelen demostró desde joven un talento prodigioso y una devoción herética. Mientras sus pares veían en la forja un acto de creación sagrada en honor a Rokael, Kaelen escuchaba el susurro de su gemelo, Valarios el Destructor. Veía la belleza no en la permanencia de la roca, sino en su violenta fractura; no en el brillo del metal pulido, sino en el temple que solo la sangre y la furia podían otorgar.

Sus experimentos con lava viva y rituales de sangre para imbuir armas con una sed de violencia lo convirtieron en un blasfemo a los ojos de los tradicionalistas de la Casa Dravonis y los maestros de Ironforge. Acusado de profanar el arte sagrado, fue exiliado de Valtoria. Para Kaelen, no fue un castigo, sino una liberación. Guiado por visiones de un mundo purgado por el fuego y el acero, emprendió una peregrinación que lo llevó al corazón de una tierra baldía, donde el Volcán del Yunque Roto sangraba lava perpetuamente. Allí, junto a otros exiliados de Agrietacero, fundó La Forja del Abismo.

Bajo su liderazgo como Maestro Forjador y Sumo Sacerdote, el gremio se transformó en un culto militante. Kaelen perfeccionó las artes prohibidas, enseñando a sus acólitos que cada golpe de martillo era una plegaria a Valarios y cada arma, un evangelio de destrucción destinado a purgar la debilidad de Lithernia. Su filosofía es férrea: el mundo se ha estancado en una paz blanda y corrupta, y solo a través de la ruina podrá renacer algo verdaderamente fuerte.

Con 285 años, Kaelen es la voluntad encarnada de la Forja. Mueve los hilos del conflicto con la misma maestría con la que moldea el metal. Su alianza con el Clan Kromagul es puramente transaccional; les proporciona instrumentos de tortura de una calidad sin parangón, y a cambio obtiene los “materiales” —esclavos y prisioneros— para sus rituales de temple. Su pacto secreto con Lord Aethel es mucho más peligroso y visionario. Kaelen ve en la ambición del Noble tiefling la chispa de un cataclismo que puede consumir Mor’dhul y, con suerte, el resto de los reinos. Alimenta esa llama con sus creaciones más letales, esperando pacientemente el día en que el mundo arda para poder forjarlo de nuevo desde las cenizas.

En el plano personal, su existencia está definida por dos figuras. Confía ciegamente en Grommash Ironclaw, un orco de voluntad inquebrantable que personifica la fuerza bruta que Kaelen tanto admira, considerándolo el ancla y el puño del gremio. Sin embargo, su mayor proyecto y preocupación es su aprendiz, Lyra Ignis. En ella ve un potencial destructivo casi divino, pero su ambición cruda y desprovista de la filosofía purificadora de Kaelen le inquieta. Teme haber creado no a una sucesora, sino a un arma que podría consumir incluso a su creador.

Descripción Física y Equipamiento

Kaelen es la antítesis del enano robusto y jovial de Valtoria. Los siglos junto al magma y la magia oscura lo han esculpido en una figura tensa y nervuda, de músculos como cables de acero bajo una piel pálida y surcada de finas cicatrices de quemaduras. Su barba, negra como el carbón, está trenzada con hilos de obsidiana y fragmentos de hueso. Sus ojos, de un intenso color ámbar, parecen contener las brasas de su forja interior, brillando con una inteligencia fanática.

Su apodo, “Manonegra”, es literal. Su mano derecha, con la que empuña el martillo, está permanentemente teñida de un negro sobrenatural, producto de un pacto con un espíritu de fuego o de una inmersión directa en la esencia corrupta del Lilium canalizada a través de la lava. La piel de esa mano es dura como el basalto y emana un leve calor.

Viste un delantal de cuero de basilisco sobre túnicas sacerdotales de un rojo oscuro, bordadas con los símbolos rúnicos de Valarios. Su armadura, que solo viste para el ritual o la batalla, es una obra maestra de acero negro abisal, diseñada no solo para proteger, sino para infundir terror.

Su equipamiento más preciado es Quebrantador, su martillo de forja. Más que una herramienta, es un artefacto sagrado. Forjado con un meteorito y templado en la sangre de un demonio mayor, se dice que el martillo susurra a Kaelen los secretos de la destrucción y que cada golpe sobre el yunque resuena en los cimientos del mundo.

Legado e Impacto en Lithernia

Kaelen Manonegra es uno de los arquitectos silenciosos de la inminente edad oscura de Lithernia. Aunque no lidera ejércitos ni se sienta en un trono, su influencia es profunda y letal.

Para la historia, Kaelen Manonegra no será recordado como un rey o un conquistador, sino como el artesano de la desolación. Un enano exiliado que, movido por una fe retorcida, forjó las herramientas que podrían llevar a Lithernia a su fin, convencido de que solo en la destrucción total se encuentra la verdadera pureza. Su legado será de ceniza, acero roto y un silencio expectante, esperando a ver qué nueva forma tomará el mundo después de que sus creaciones hayan terminado su trabajo.