agrupacion: La Legión de Hierro Silente alianzas: - Neutralidad Mercenaria - Pactos de Información con Clanes Goblin ciudad_sede: Valarion dg-publish: true edad: 120 escudo: Un yelmo de hobgoblin de hierro negro, sin rostro, con una sola grieta de la que no emana luz, sobre un fondo de cadenas rotas. lema: El orden no se pide, se impone. El silencio es nuestra armadura. nombre: Kael-Tharr ‘El Inquebrantable’ relaciones: - General Volrath (antiguo superior, respeto marcial, desprecio ideológico) - Xylia (subordinada, estratega de inteligencia) - Vorlag (subordinado, comandante de choque) rivalidades: - Reino de Mor’dhul (Clan Sel’thirak y Clan Kromagul) - Reino de Valtoria rol: Comandante Supremo y Fundador tags: - antagonista - comandante - facción - hobgoblin - lithernia - mor’dhul - personaje - personajes - personajes_y_agrupaciones tipo: Facción categoria: Personajes y Agrupaciones subcategoria: Personajes summary: Kael-Tharr, hobgoblin exoficial de Mor’dhul, lideró la traición de la Legión de Hierro Silente contra los dioses tiránicos. Fundó Valarion, un estado militarista que busca imponer orden absoluto y erradicar el caos divino y mortal en Lithernia.
Nacido en las sombrías profundidades de Mor’dhul, Kael-Tharr fue engendrado para ser una herramienta de guerra, una de las creaciones del dios del dolor, Kromagul. Desde joven, demostró una aptitud para la estrategia y una disciplina que superaba con creces la brutalidad instintiva de sus pares Hobgoblins. Su mente fría y analítica lo distinguió, permitiéndole ascender rápidamente en las filas del ejército de Mor’dhul, llegando a servir como un oficial de alto rango bajo el mando directo del legendario General Volrath, la Mano Negra de Sel’thirak.
Durante décadas, Kael-Tharr fue un soldado ejemplar. Cumplió cada orden con una eficiencia despiadada, estudió las tácticas de sus enemigos y aprendió el arte de la guerra en los sangrientos campos de batalla de la Gran Guerra. Respetaba la fuerza indomable de Volrath, pero en su interior crecía una semilla de desprecio. Veía cómo la lealtad ciega del orco a un dios-rey tiránico y caprichoso era un grillete, una debilidad que condenaba a sus ejércitos a un ciclo eterno de violencia sin propósito. Para Kael-Tharr, el sadismo de Kromagul y los sacrificios inútiles a Gyth’kai no eran fuentes de poder, sino síntomas de un sistema caótico y decadente.
El punto de quiebre llegó durante la Batalla de las Lágrimas Negras. Mientras las fuerzas de Mor’dhul se desangraban contra los elfos de Eldrador en un bosque maldito, Kael-Tharr no vio gloria, sino un desperdicio monumental de Recursos y vidas, todo por la vanidad de Sel’thirak. Observó a sus soldados, disciplinados y letales, caer por un capricho divino. En ese momento, su lealtad no se rompió; se sublimó en una nueva convicción. El verdadero enemigo no era Eldrador, ni Valtoria, ni Galvorn. El verdadero enemigo era el caos: el caos de los dioses egoístas y el caos de los mortales que se arrodillaban ante ellos.
Con una determinación de acero, Kael-Tharr orquestó uno de los actos de traición más audaces en la historia de Mor’dhul. Convenció a su legión —una fuerza de élite compuesta por Hobgoblins pragmáticos, Orcos desilusionados y Tieflings estrategas— de que su destino era más grande que ser meros peones. En una noche de sangre y acero, la Legión de Hierro Silente se abrió paso a través de las líneas leales a Sel’thirak, desertando en masa. Dejaron tras de sí un rastro de cadáveres y el eco de su silencio desafiante.
Se establecieron en las tierras de nadie, entre las fronteras de Mor’dhul y Valtoria, y fundaron la ciudad-fortaleza de Valarion. Desde allí, Kael-Tharr, ahora conocido como “El Inquebrantable”, forjó una nueva nación militarista. Su ideología es simple y aterradora: el orden absoluto es el único camino hacia la verdadera fuerza. La Legión no busca la gloria ni la redención. Su objetivo es imponer una paz de hierro sobre Lithernia, purgando por igual la anarquía de los dioses oscuros y la debilidad moral de los reinos de la luz. Kael-Tharr desprecia la Profecía del Retorno del Primer Rey, viéndola como otra falsa esperanza que solo traerá más caos. Su plan es más tangible: construir un imperio donde la voluntad, la disciplina y la eficiencia sean los únicos dioses.
Kael-Tharr es un hobgoblin cuya presencia impone un silencio respetuoso. Es más alto que la media de su especie, con una postura erguida que denota años de disciplina militar. Su piel es de un gris verdoso pálido, y su rostro está marcado por una red de finas cicatrices, recuerdos de innumerables batallas. Sus ojos, de un amarillo penetrante, no arden con malicia, sino con una inteligencia fría y calculadora que desarma a sus interlocutores.
Viste una armadura de placas completa, forjada en hierro negro y obsidiana pulida, un vestigio modificado de su pasado en Mor’dhul, pero despojada de cualquier símbolo divino. Su yelmo, idéntico al emblema de su legión, oculta su rostro por completo, convirtiéndolo en un símbolo anónimo de autoridad implacable.
Su arma principal no es una espada extravagante, sino un pesado martillo de guerra de acero negro llamado “El Pacificador”. No tiene adornos ni Runas; es una herramienta brutal diseñada con un único propósito: aplastar la resistencia e imponer el orden. En su cinturón lleva pergaminos con Mapas tácticos y un grimorio de estrategias militares, sus verdaderas armas.
Kael-Tharr “El Inquebrantable” representa una de las mayores amenazas existenciales para el equilibrio de poder en Lithernia. No es un simple señor de la guerra ni un monstruo sediento de sangre; es el profeta de una ideología peligrosa que podría resonar en un continente cansado de la guerra y la manipulación divina.
La Tercera Sombra: Ha fracturado el conflicto tradicional de la Gran Guerra. Ya no es una simple lucha entre los reinos “buenos” y la tiranía de Mor’dhul. La Legión de Hierro Silente es una tercera facción, una sombra pragmática y expansionista que amenaza a todos por igual, demostrando que la rebelión contra los dioses no siempre conduce a la libertad, sino que puede engendrar una tiranía diferente y más eficiente.
Amenaza Ideológica: Su existencia pone en jaque las lealtades de muchos soldados y estrategas en todos los reinos. Para aquellos desilusionados con sus líderes o dioses, el modelo de orden y fuerza de Kael-Tharr puede resultar peligrosamente atractivo.
Factor Desestabilizador de la Profecía: Kael-Tharr es un obstáculo directo para cualquier facción que busque cumplir la profecía del Primer Rey. Consideraría a cualquier “Heroes elegido” como un agente del caos y no dudaría en buscar y destruir las Lanzas Celestiales para evitar que cayeran en manos de quienes él considera idealistas peligrosos.
En la gran crónica de Lithernia, Kael-Tharr no será recordado como un Heroes ni como un demonio, sino como el mortal que miró a los dioses y al abismo, y decidió que podía forjar un orden mejor que ambos. Su legado será el de una tormenta silenciosa que amenazó con barrer el tablero de juego de la historia, demostrando que la voluntad de un solo individuo, inquebrantable y sin cadenas, puede ser tan terrible y transformadora como el fuego del Lilium.