agrupacion: Clan Umbralith alianzas: Clan Whisper categoria: Personajes y Agrupaciones ciudad_sede: Rynavel, Pantanos del Lamento Sombrío (Mor’dhul) dg-publish: true edad: 347 escudo: Una montaña de granito negro resquebrajándose en arena, con una única flor de loto de obsidiana marchita brotando de sus ruinas. lema: Toda piedra vuelve al polvo. nombre: Grylda la Marchita relaciones: Archienemiga de los druidas de Eldrador, principal proveedora de plagas y venenos para las facciones de Mor’dhul. rivalidades: Clan Agrietacero, Círculos Druídicos de Eldrador rol: Archidruida de la Descomposición subcategoria: Personajes tags: - antagonista - clan umbralith - druida - enana - lithernia - mor’dhul - personaje - personajes - personajes_y_agrupaciones tipo: Clan summary: Grylda la Marchita, archidruida enana del Clan Umbralith, venera la entropía y la decadencia. Exiliada por su culto a la descomposición, lidera desde Mor’dhul la creación de plagas y venenos que corrompen bosques y fortalezas, impulsada por venganza y fervor.

Grylda la Marchita

Biografía

En los anales de los reinos de Lithernia, pocos nombres inspiran un terror tan silencioso y persistente como el de Grylda la Marchita, la archidruida del Clan Umbralith y sacerdotisa de la entropía. Nacida enana en las profundidades de Valtoria, Grylda mostró desde joven una fascinación antinatural no por la creación, sino por su inevitable final. Mientras sus congéneres cantaban a la solidez de la roca y la permanencia de la forja, ella escuchaba el susurro del viento erosionando los picos y el lento crujido de la piedra volviéndose arena.

Su singular perspectiva la llevó a un exilio autoimpuesto en su juventud. Buscando un conocimiento que los Enanos despreciaban, viajó hasta los bosques de Eldrador. Allí, en un acto de apertura sin precedentes, fue aceptada en un círculo druídico de elfos del bosque. Los elfos, custodios de la vida eterna, quedaron maravillados por su conexión con la tierra, pero pronto se horrorizaron al descubrir la naturaleza de su devoción. Grylda no celebraba el crecimiento, sino la descomposición. Estudiaba el moho que devoraba la madera caída, los hongos que pudrían las raíces de árboles milenarios y la belleza solemne de una flor al marchitarse. Para ella, la podredumbre no era un final, sino una transformación sagrada, la más pura expresión del ciclo natural. Los elfos, que veían en ello una perversión de sus creencias más sagradas, la expulsaron con desprecio, tildándola de “La Marchita”, un nombre que ella adoptó con orgullo.

Rechazada por los elfos, Grylda regresó a Valtoria, pero su hogar ya no la reconoció. Su filosofía chocaba directamente con la cultura enana de la creación y la perdurabilidad. Su veneración por Valarios, el dios de la destrucción, no era a través del fuego purificador de la forja, como defendía el Clan Agrietacero, sino a través del lento y metódico desgaste del tiempo. Fue declarada hereje, una blasfema que predicaba la debilidad de la piedra, y fue exiliada por segunda vez.

Con el corazón endurecido por un doble rechazo, Grylda encontró su verdadero hogar en el lugar más inhóspito imaginable: los Pantanos del Lamento Sombrío de Mor’dhul. En las ruinas anegadas de la antigua ciudad élfica de Rynavel, encontró a los parias del Clan Umbralith. Allí, entre otros geólogos y druidas de la decadencia, su conocimiento floreció como una plaga. Su profunda comprensión de la stonelore enana, combinada con el retorcido saber druídico que había adquirido en Eldrador, la convirtió en una figura indispensable. Ascendió rápidamente hasta convertirse en su Archidruida.

Hoy, Grylda es la arquitecta de las plagas y venenos más sofisticados de Mor’dhul. Desde su laboratorio en Rynavel, cultiva toxinas que pueden marchitar la piedra, enfermar bosques enteros y corromper el suelo por generaciones. Sus motivaciones son una mezcla de fervor religioso y una amarga sed de venganza. Sueña con el día en que los grandes árboles de Eldrador se conviertan en polvo y las impenetrables fortalezas de Valtoria se derrumben por el inexorable abrazo de la decadencia. Para Grylda, no hay mayor verdad que la entropía, y ella se ha consagrado como su más devota y paciente agente.

Descripción Física y Equipamiento

Grylda encarna su título. Aunque posee la complexión robusta y la baja estatura de una enana, su piel tiene la textura del pergamino viejo y un tono grisáceo, como la ceniza húmeda. Su largo cabello, antaño del color del cobre, ahora parece un cúmulo de musgo seco y liquen, trenzado con huesos de animales pequeños y fragmentos de piedra erosionada. Sus ojos son lo único que conserva un brillo vital: dos esquirlas de obsidiana pulida que observan el mundo con una paciencia geológica, ausentes de pasión pero llenas de una certeza aterradora.

Rechaza las armaduras de metal, considerándolas una vana resistencia contra lo inevitable. En su lugar, viste túnicas hechas de fibras de hongos y cortezas tratadas, reforzadas con placas de quitina endurecida y madera petrificada. Sus ropajes están siempre húmedos, impregnados del olor a tierra mojada, hojas en descomposición y el dulce hedor de la decadencia.

Porta un báculo de madera de tejo petrificado, coronado por un cristal de cuarzo ahumado que parece absorber la luz a su alrededor. En su interior, una espora fosforescente palpita con una luz enfermiza. De su cinturón cuelgan bolsas de cuero ajado repletas de esporas, polvos venenosos, órganos desecados y viales de vidrio oscuro que contienen las plagas que ella misma diseña.

Legado e Impacto en Lithernia

Grylda la Marchita no es una simple villana; es una amenaza existencial para las filosofías que sustentan a los reinos de la luz. Su influencia trasciende el campo de batalla, pues sus plagas no solo matan, sino que desmoralizan, demostrando la fragilidad de todo lo que se considera eterno.