agrupacion: Los Susurrantes del Equilibrio Roto alianzas: Pactos de Sombra (alianzas temporales con facciones desesperadas o nihilistas). ciudad_sede: Aelithor (en las profundidades del Cañón del Eco Muerto) dg-publish: true edad: ‘88’ escudo: Una balanza de obsidiana perfectamente nivelada, suspendida sobre un fondo gris ceniza. De cada platillo cuelga una cadena rota, simbolizando la liberación de la tiranía tanto de los dioses como del Primer Rey. lema: ‘“El cosmos grita. Nosotros traeremos el silencio.”’ nombre: ‘“Grom ‘’El Escriba de Carne’’”’ relaciones: Actúa como doble agente dentro del Cónclave de los Susurros de Aelithor. rivalidades: Cultos del Primer Rey, El Culto del Fuego Eterno (Zelindra), la Casa Sel’thirak, cualquier facción que busque el dominio total. rol: Archivista de Secretos y Torturador Filosófico tags: - ’ ’ - ’’’’ - ‘,’ - ‘[’ - a - b - c - d - e - g - h - i - j - l - m - n - o - p - personajes - personajes_y_agrupaciones - r - s - t - u tipo: Culto categoria: Personajes y Agrupaciones subcategoria: Personajes summary: Grom, hobgoblin nigromante sónico del Clan Whisper, es el fundador del culto Susurrantes del Equilibrio Roto. Usa alquimia y tatuajes en prisioneros para almacenar secretos vivos, buscando silenciar la “Disonancia Primordial” que perpetúa el sufrimiento.
Nacido en la disciplinada y cruel sociedad del Clan Whisper de Mor’dhul, Grom nunca fue un Guerrero. Donde otros Hobgoblins encontraban gloria en el clangor del acero, él encontraba una extraña fascinación en los ecos que quedaban tras la batalla: los lamentos de los moribundos, el susurro de los espíritus arrancados de sus cuerpos y el profundo silencio que lo devoraba todo al final. Como miembro de un clan especializado en la nigromancia, Grom no se conformó con animar cadáveres; se obsesionó con las memorias atrapadas en ellos, los secretos grabados en el hueso y la carne. Fue un Nigromante sónico, un pionero en el arte de hacer “cantar” a los muertos para que revelaran sus verdades.
Esta obsesión lo llevó a las profundidades del Cañón del Eco Muerto, cerca de la ciudad de Aelithor, donde la reverberación del mundo se distorsionaba. Allí, junto a otros disidentes del Clan Whisper, experimentó una revelación aterradora. El dolor y el conflicto de Lithernia no eran meros productos de la guerra entre mortales; eran el síntoma de una herida cósmica. La rebelión del Primer Rey y la furia de los dioses habían creado una “Disonancia Primordial”, un ruido incesante que envenenaba la existencia y perpetuaba el sufrimiento. Desde ese momento, su propósito cambió. No bastaba con escuchar los secretos; era necesario silenciar la fuente del grito. Así nació el culto de los Susurrantes del Equilibrio Roto, y Grom se convirtió en su más devoto archivista.
Su apodo, “El Escriba de Carne”, proviene de su método único y atroz para preservar los secretos del culto. Grom cree que la tinta se desvanece y la piedra se erosiona, pero la memoria celular es eterna. Mediante una perversa combinación de nigromancia sónica y Alquimia, tatúa la información directamente en el tejido vivo de sus “receptáculos”: prisioneros mantenidos en un estado catatónico, convertidos en bibliotecas de carne y hueso. Cada secreto es una cicatriz interna, cada confesión una red de fibras nerviosas reconfiguradas. Para “leer” sus archivos, Grom utiliza un diapasón de hueso que, al vibrar en la frecuencia correcta, obliga al cuerpo del receptáculo a convulsionar mientras susurra el secreto almacenado.
Como uno de los fundadores del culto, Grom es la mente maestra detrás de su red de inteligencia. Mantiene una fachada de cooperación con el Cónclave de los Susurros de Aelithor, filtrándoles información cuidadosamente seleccionada para ganarse su confianza y, a cambio, obtener acceso a sus Recursos, prisioneros y conocimientos arcanos. Su verdadera lealtad, sin embargo, pertenece al “Gran Silencio”. Ve las Lanzas Celestiales, la llama del Lilium, los dioses y la profecía del Primer Rey como las notas más estridentes de una sinfonía de agonía. Su misión no es ganar la guerra, sino detener la música para siempre.
Grom es un hobgoblin de constitución delgada y encorvada por décadas de estudio sobre mesas de disección y manuscritos prohibidos. Su piel tiene el tono grisáceo y enfermizo característico de su pueblo, pero está cubierta de finísimos tatuajes rúnicos que parecen moverse bajo la luz de las velas. Sus ojos, de un amarillo pálido y sin parpadeo, denotan una inteligencia fanática y una paciencia depredadora. Sus dedos son largos y anormalmente diestros, manchados permanentemente con una mezcla de tinta, sangre seca y reactivos alquímicos.
Viste túnicas oscuras de corte monástico, funcionales y sin adornos, hechas de un tejido que amortigua el sonido. Nunca se separa de su equipo de escriba, que no contiene plumas ni pergaminos, sino un juego de agujas de hueso afiladas, bisturís de obsidiana y viales con fluidos paralizantes y conservantes. Su única arma visible es una daga ritual colgada de su cinturón, aunque su verdadero poder reside en el Diapasón de la Disonancia, una herramienta de metal umbrío que utiliza tanto para torturar a sus víctimas como para extraer y grabar sus secretos. Una quietud antinatural lo rodea, como si absorbiera activamente el sonido a su alrededor, haciendo de su presencia algo profundamente inquietante.
Grom no es un conquistador ni un rey, pero su influencia es una de las más venenosas y sutiles de Lithernia. Representa la corrupción del conocimiento mismo, convirtiendo la búsqueda de la verdad en un acto de profanación. Su “Biblioteca Silente”, una cámara oculta en Aelithor donde hileras de cuerpos inertes contienen los secretos más oscuros del mundo, es una de las mayores abominaciones de la era actual.
Su impacto va más allá de la crueldad. Al liderar a los Susurrantes del Equilibrio Roto, Grom ha introducido una nueva y aterradora ideología en el tablero geopolítico: una facción que no busca poder, sino la aniquilación de todo poder. Si sus planes tuvieran éxito, Lithernia no sería conquistada, sino lobotomizada, despojada de su magia, su fe y su historia, hasta quedar sumida en un vacío eterno. Para los espías, sabios y gobernantes de todos los reinos, “El Escriba de Carne” es una leyenda de terror, un recordatorio de que los peores monstruos no son los que gritan en el campo de batalla, sino los que susurran en las sombras, prometiendo la paz del silencio absoluto.