‘- Kaelen Umbrae (Mentor y contacto principal dentro de la jerarquía de los Heraldos. Su relación es tensa’: Kaelen es un verdadero creyente en la profecía; Grak solo cree en la acción. Se necesitan mutuamente, pero desconfían de sus métodos). agrupacion: Los Heraldos del Amanecer Roto categoria: Personajes y Agrupaciones ciudad_sede: Lywathil (operaciones clandestinas) dg-publish: true edad: ‘45’ escudo: Una corona de rey antigua y destrozada, de la que emanan cuatro haces de luz quebrados, sobre un campo de noche estrellada. lema: ‘“Rompemos las Lanzas, Liberamos al Mundo.”’ nombre: Grak el Descreído rol: Puño de la Hermandad (Ejecutor) subcategoria: Personajes tags: - ’ ’ - ‘,’ - ‘[’ - a - c - d - e - f - g - h - i - j - l - m - n - o - p - personajes - personajes_y_agrupaciones - r - s - t - u tipo: Culto summary: Grak el Descreído es un semielfo endurecido por la pérdida y la traición, convertido en el puño implacable de los Heraldos del Amanecer Roto. Rechaza la fe ciega y lucha con brutalidad para liberar a su pueblo de la tiranía divina.
En el corazón de toda fe, por más luminosa que sea su promesa, existe una oscuridad necesaria. En los Heraldos del Amanecer Roto, esa oscuridad tiene un nombre: Grak. Nacido en la ciudad conquistada de Lywathil, Grak es un semielfo cuya infancia no conoció las canciones de Eldrador ni la libertad de Galvorn, sino el yugo de Mor’dhul y la crueldad metódica del Clan Nighthawk. Vio a su gente, los últimos vestigios de un linaje orgulloso, ser doblegada, sus tradiciones profanadas y su esperanza convertida en un susurro castigado con el látigo.
Su familia estaba entre los primeros devotos del culto naciente. Se aferraban a la profecía del Primer Rey como a la única luz en una noche eterna, rezando por la llegada de un Heroes que los liberara. Grak, entonces un joven lleno de rabia impotente, observaba sus rituales con escepticismo. Su fe no los protegió. Fueron descubiertos y ejecutados por los Hobgoblins de Nighthawk como ejemplo, no por rebelión, sino por el simple crimen de soñar con un mundo diferente. Ese día, Grak no solo perdió a su familia; perdió cualquier atisbo de fe en plegarias y profecías. La salvación, comprendió, no se pide, se arranca.
Sobrevivió en las sombras, un paria alimentado por el odio, hasta que fue encontrado por Kaelen Umbrae, un elfo oscuro que vio en la furia de Grak una herramienta perfecta. Kaelen le dio un propósito, canalizando su sed de venganza hacia los objetivos de los Heraldos. Grak se convirtió en su puño, el ejecutor de la voluntad de la hermandad. Su apodo, “El Descreído”, no es un insulto, sino una descripción precisa que él mismo porta con orgullo. Mientras otros Heraldos estudian textos antiguos y debaten el significado de las estrellas, Grak afila su hacha. No cree que romper las Lanzas Celestiales vaya a liberar mágicamente a un salvador; cree que destruir los símbolos de la tiranía divina inspirará a los mortales a alzarse y tomar lo que es suyo.
Como Puño de la Hermandad, su labor es brutal y directa. Es el encargado de silenciar traidores, proteger células vulnerables y recuperar artefactos o información por la fuerza. Ha desmantelado puestos de avanzada de Mor’dhul, ha escoltado a eruditos disidentes a través de páramos mortales y se ha enfrentado a las criaturas corruptas que guardan los secretos del Lilium. No lo hace por devoción a la profecía, sino por lealtad a la causa: un mundo donde nadie más tenga que ver a su familia morir por una plegaria sin respuesta. Es el puño de acero en un guante de fervor, una contradicción viviente que protege a los soñadores sin compartir sus sueños.
Grak es un semielfo imponente, cuya herencia se manifiesta en una constitución más robusta que la de sus parientes élficos y una vida que ha borrado cualquier atisbo de su gracia feérica. Con 45 años, su rostro es un mapa de cicatrices y adversidades. Su cabello oscuro, entrecano en las sienes, lo lleva corto y práctico. Sus ojos, de un verde apagado, carecen de la luz mística de los elfos; en su lugar, arden con una intensidad vigilante y pragmática. Su cuerpo es pura fibra y músculo, forjado en una vida de lucha y supervivencia, no en salones de entrenamiento.
No viste los colores de ninguna casa ni los símbolos abiertos de su culto. Su armadura es un conjunto de piezas de cuero endurecido y placas de metal gastadas, ensambladas y reparadas por él mismo. Cada pieza es funcional, sin adornos, priorizando el silencio y la movilidad.
Su equipamiento principal incluye: * Hacha de Verdugo “Rompesperanza”: Un hacha de guerra pesada, de aspecto brutal y funcional. El filo está perpetuamente afilado y el mango de madera oscura está manchado por el uso constante. No tiene Runas ni encantos visibles; su única magia es la certeza de su golpe. * Cuchillos arrojadizos: Un juego de cuchillos perfectamente equilibrados que lleva ocultos en su arnés. Son sus herramientas para el trabajo sucio, para acabar un conflicto antes de que empiece. * Símbolo Oculto de los Heraldos: En el interior de su guantelete izquierdo, lleva grabado a fuego el símbolo de la corona rota. Es un recordatorio privado de su juramento, invisible para el mundo. * Amuleto de Sauce Tallado: El único objeto personal que conserva. Un pequeño trozo de madera de sauce, tallado toscamente en forma de hoja por su madre. Lo aprieta en los momentos de silencio, un ancla a la memoria de aquellos por los que lucha.
Grak el Descreído nunca será un Heroes cantado en las baladas de los bardos. Su nombre se susurra con una mezcla de miedo y respeto en los círculos internos de la rebelión. Para los Heraldos del Amanecer Roto, él es la cruda realidad de su lucha: la prueba de que la libertad exige un precio de sangre y acero. Mientras los líderes inspiran con palabras de un futuro mejor, Grak garantiza que haya un futuro al que llegar.
Su impacto en Lithernia es un reguero de cadáveres enemigos y aliados salvados en el último instante. Es el miedo que sienten los espías de Sel’thirak en las ciudades libres y la razón por la que muchas células de los Heraldos han sobrevivido a purgas que deberían haberlas aniquilado.
En la gran crónica de Lithernia, si los Heraldos fracasan, Grak será recordado como un simple asesino, un fanático violento al servicio de una causa perdida. Pero si triunfan, si un nuevo amanecer llega a romper las cadenas de los dioses, su legado será el de un guardián silencioso. Será la paradoja del hombre que, sin tener fe, se convirtió en el protector más devoto de la misma, demostrando que la verdadera creencia no reside en las profecías, sino en la inquebrantable voluntad de luchar por un mundo mejor.