agrupacion: La Cadena Rota alianzas: - Círculos Académicos Disidentes - Células Rebeldes y de Descastados en Mor’dhul - Gremios de Mercaderes pragmáticos categoria: Personajes y Agrupaciones ciudad_sede: Venalith (red de células clandestinas) dg-publish: true edad: 125 escudo: Un eslabón de cadena de hierro roto en su centro, con un martillo de artífice y un frasco de alquimista cruzados detrás sobre un campo de color gris piedra. lema: Nuestro Destino, Nuestras Manos. nombre: Fílgara ‘Chispaclara’ relaciones: Exiliada de las comunidades gnómicas de Valtoria por la creación de autómatas con capacidad de cuestionamiento, es la mente tecnológica y el corazón ideológico de la facción. rivalidades: - Reino de Mor’dhul (Clan Sel’thirak) - Nobleza Teocrática de Eldrador (Casa Auris) - Culto de Valarios (destructores de la creación) rol: Maestra Artífice de La Cadena Rota subcategoria: Personajes tags: - artífice - facción - gnomo - la cadena rota - lithernia - personajes - personajes_y_agrupaciones tipo: Facción (Sociedad Secreta) summary: Fílgara ‘Chispaclara’ es una gnoma artífice exiliada por crear autómatas con conciencia. Líder de La Cadena Rota, usa su genio para liberar a Lithernia de la tiranía religiosa, desarrollando tecnología y armas alquímicas para la rebelión.
En los talleres bulliciosos de las comunidades gnómicas de Valtoria, donde la invención es tan natural como respirar, nació Fílgara. Desde joven, su genialidad no residía solo en la precisión de sus engranajes o la potencia de sus reacciones alquímicas, sino en la audaz pregunta que impulsaba cada creación: ¿Por qué? Mientras sus pares construían maravillas mecánicas para servir y entretener, Fílgara aspiraba a crear vida, o algo tan cercano a ella que la diferencia fuera meramente filosófica. Su obra maestra, una serie de autómatas de relojería imbuidos de cristales de memoria, no solo ejecutaban tareas, sino que aprendían, adaptaban y, finalmente, cuestionaban. Su crimen, a los ojos de los sabios Enanos y los sacerdotes de Rokael, no fue la soberbia de crear, sino la herejía de dotar a sus creaciones con la semilla de la duda, una semilla que podría florecer en una rebelión contra el orden divino.
Acusada de blasfemia por “forjar almas sin el permiso de los dioses”, Fílgara fue exiliada. Con 125 años, una edad aún joven para la reflexión gnómica, vagó por Lithernia como una paria. Vio de primera mano los estragos de la Gran Guerra, la devoción ciega que alimentaba el fuego de Mor’dhul y la arrogancia sofocante de la nobleza de Eldrador. En cada reino, observó el mismo patrón: mortales luchando y muriendo por los caprichos de dioses distantes, atrapados en un ciclo de profecías y dogmas. Fue en la ciudad élfica de Venalith, escondida en los círculos académicos clandestinos, donde encontró su verdadero propósito. Allí conoció a los fundadores de La Cadena Rota.
Para ellos, Fílgara no era una hereje, sino una profeta. Su exilio era la prueba viviente de su doctrina: que los mortales son castigados no por sus fallos, sino por su potencial para superar a sus creadores. Rápidamente, ‘Chispaclara’ se convirtió en la Maestra Artífice de la organización. Su genio transformó a La Cadena Rota de un círculo de debate filosófico a una fuerza de cambio tangible. Desarrolló redes de comunicación codificada usando cristales resonantes, permitiendo que células rebeldes en Mor’dhul y Galvorn coordinaran sus acciones. Diseñó armas alquímicas capaces de disolver barreras mágicas bendecidas por clérigos y potentes ácidos que podían corroer las armaduras de obsidiana del Clan Sel’thirak.
Su motivación es pura y gélida como el acero templado: liberar a los pueblos de Lithernia de la tiranía más antigua de todas, la fe. Desprecia la profecía del Primer Rey no por falsedad, sino porque ofrece otra jaula dorada, otro salvador al que arrodillarse. Para Fílgara, el futuro de los mortales no debe depender del retorno de un rey ni de la voluntad de un dios, sino del filo de su intelecto y la fuerza de sus propias manos.
Fílgara es una gnoma de energía contenida. Su cabello, de un blanco prematuro salpicado de mechones color cobre, está perpetuamente recogido en un moño desordenado del que escapan cables finos y resortes. Sus ojos, de un azul eléctrico e intenso, están enmarcados por unas gafas de múltiples lentes que sube y baja constantemente para examinar esquemas o componentes diminutos. Su rostro está manchado de hollín y aceite, y sus manos, aunque pequeñas, son fuertes y callosas, con cicatrices de quemaduras químicas y cortes de herramientas.
Viste un mono de trabajo de cuero endurecido sobre una túnica sencilla de color gris, repleto de bolsillos que rebosan de herramientas, diagramas enrollados y viales que burbujean suavemente. No porta armaduras pesadas, confiando en su agilidad y en los dispositivos defensivos que ella misma ha creado.
Equipamiento Relevante: * Guantelete de Artífice ‘El Rompedor’: Un guantelete de bronce y acero que llega hasta su codo, equipado con un pequeño soplete, pinzas de precisión, una llave de tensión y un campo de energía galvánica que puede desviar proyectiles menores o soltar una descarga aturdidora a corta distancia. * Cinturón de Alquimista: Una bandolera con una docena de frascos de cristal reforzado, que contienen desde ácidos corrosivos y bombas de humo cegador hasta catalizadores que anulan temporalmente la magia en un área pequeña. * El ‘Anulador’: Un dispositivo personal de su invención. Es un rifle compacto que no dispara proyectiles sólidos, sino pulsos de energía sónica concentrada, diseñados para desorientar a seres vivos y desestabilizar construcciones mágicas. Es su respuesta pragmática a un mundo lleno de Conjuros y bendiciones divinas.
Fílgara ‘Chispaclara’ es más que una simple inventora; es una figura prometeica para una era de duda. Mientras los reyes y sacerdotes miran a los cielos en busca de guía o poder, Fílgara mira a los planos, los metales y las reacciones químicas. Su trabajo representa la amenaza más fundamental para el statu quo de Lithernia: la idea de que los mortales no necesitan a los dioses.
Cada invento que sale de sus talleres es un golpe al poder teocrático. Sus dispositivos de comunicación unen a los descontentos, sus armas dan a los plebeyos una oportunidad contra los Heroes bendecidos por la divinidad, y su filosofía se extiende como una plaga silenciosa entre los eruditos y los oprimidos.
A largo plazo, el legado de Fílgara podría ser la chispa que encienda una revolución tecnológica e industrial en todo el continente, una era donde la razón y la ciencia compitan directamente con la fe y la magia. Sin embargo, su camino está lleno de peligros. Al crear armas para liberar a los mortales, también corre el riesgo de desatar una nueva forma de destrucción, una nacida no de la ira divina, sino de la fría y eficiente lógica del metal y la pólvora.
En el gran tapiz del destino de Lithernia, Fílgara ‘Chispaclara’ no es una hebra tejida por los dioses, sino una aguja afilada que amenaza con deshacer el diseño por completo, para que los mortales, por fin, puedan tejer el suyo propio.