agrupacion: Cazadores de Sombras alianzas: - Agentes de Mor’dhul (intercambio de secretos) - Los Hijos del Leño Muerto (culto druídico corrupto) ciudad_sede: Douchy (Guarida oculta en las profundidades de Valtoria) dg-publish: true edad: 250 escudo: Un yunque de obsidiana fracturado del que emanan sombras reptantes sobre un fondo de granito gris. lema: El poder no se hereda, se arranca de la oscuridad. nombre: Durnik el Susurrante relaciones: - Antiguo gemólogo prodigio de Nolindor. - Principal contacto arcano entre los Cazadores de Sombras y espías de Mor’dhul. rivalidades: - Reino de Valtoria - La Torre de las Estrellas - Ciudad Santuario de Nolindor - Casa Dravonis rol: Maestro Saboteador y Corruptor tags: - cazadores de sombras - enano - facción - lithernia - personajes - personajes_y_agrupaciones - valtoria tipo: Facción categoria: Personajes y Agrupaciones subcategoria: Personajes summary: Durnik, exgemólogo enano de Nolindor, traicionó la tradición para dominar cristales con magia oscura. Líder de los Cazadores de Sombras, usa su poder para corromper Valtoria y desafiar su armonía, aliado con fuerzas nigrománticas de Mor’dhul.
En los salones iluminados por cristales de Valtoria, el nombre de Durnik se susurra con una mezcla de temor y vergüenza. No es el nombre de un conquistador orco ni de un demonio de Mor’dhul, sino el de una traición nacida en el corazón mismo de la montaña. Durnik no fue siempre un agente del caos; en su juventud, fue la mayor promesa de la ciudad santuario de Nolindor, un gemólogo enano cuyo talento rayaba en lo sobrenatural. Se decía que no tallaba las gemas, sino que las convencía de revelar su luz interior. Podía escuchar la “canción” de cada cristal, una afinidad que lo destinaba a los más altos rangos de la Torre de las Estrellas.
Pero la mente de Durnik era tan afilada como sus cinceles, y en esa agudeza creció la impaciencia. Veía la sabiduría de los ancianos como estancamiento, sus precauciones como cadenas y su devoción a la tradición como una ceguera autoimpuesta. Mientras sus maestros le enseñaban a armonizar con la piedra, Durnik ansiaba dominarla, explorar sus resonancias prohibidas y desatar el poder que yacía latente más allá de la luz. Sus experimentos clandestinos con cristales sónicos y energías residuales del Lilium fueron descubiertos, no por un desastre, sino por su propia arrogancia. El castigo no fue el exilio, sino algo peor para su orgullo: la condescendencia. Fue amonestado y relegado a tareas menores, tratado como un aprendiz imprudente.
Para Durnik, aquello fue el verdadero ultraje. No era un necio, era un visionario sofocado por fósiles. Abandonó Nolindor, no como un paria, sino como un profeta autoproclamado de una nueva era. En las sombras de las montañas encontró a otros como él: Enanos resentidos, magos oscuros y guerreros que compartían su desdén por la “debilidad contemplativa” de Valtoria. Encontró a los Cazadores de Sombras.
Con ellos, su don se pervirtió y floreció. La habilidad de “escuchar” la canción de un cristal se transformó en el poder de susurrarle una nueva melodía: una de disonancia, corrupción y poder oscuro. Durnik se convirtió en “el Susurrante”, el arquitecto de la ruina silenciosa. Su motivación no es la mera destrucción, sino la validación. Quiere quebrar la armonía de Valtoria y demostrar que el poder que él ofrece, arrancado de la oscuridad, es superior a la luz que ellos veneran pasivamente.
Mantiene una relación simbiótica y peligrosa con agentes de Mor’dhul. Él les provee de secretos sobre las defensas rúnicas de Valtoria y la naturaleza de sus cristales de poder; a cambio, ellos le entregan tomos prohibidos sobre magia de las sombras y técnicas nigrománticas que él adapta a su artesanía perversa, creando horrores que ni Enanos ni Orcos podrían concebir por separado.
A diferencia del típico Guerrero enano, Durnik no es una mole de músculo y acero. Es de complexión más delgada, con una postura erguida que denota un intelecto agudo por encima de la fuerza bruta. Sus ojos, antaño del color del topacio, ahora tienen vetas de un inquietante violeta amatista, que parecen brillar débilmente en la penumbra. Sus manos, aunque encallecidas, son las de un artesano de precisión, con dedos largos y ágiles manchados permanentemente por polvo de obsidiana y reactivos alquímicos.
Su barba y cabello, de un color negro acero, están recogidos en trenzas funcionales, adornadas no con anillos de oro, sino con pequeños cristales corruptos que emiten un zumbido apenas audible.
Equipamiento:
Durnik el Susurrante representa una amenaza existencial para Valtoria, más insidiosa que cualquier ejército de Mor’dhul. No busca derribar sus murallas con arietes, sino hacer que se derrumben desde dentro. Su legado es la introducción del sabotaje ideológico: convierte la mayor fortaleza de los Enanos —su maestría con la piedra y los cristales— en su mayor vulnerabilidad.
Enseña a los Cazadores de Sombras a no solo robar artefactos, sino a envenenar la fuente de su poder. Si tiene éxito, no solo conquistará una ciudad, sino que podría destruir la fe de toda una cultura en sus propias tradiciones. A largo plazo, su colaboración con Mor’dhul amenaza con crear una nueva forma de tecno-magia oscura, fusionando la precisión enana con la brutalidad de las sombras. Durnik es el símbolo viviente de que la mayor oscuridad a menudo no proviene de un enemigo externo, sino de la luz que elige corromperse a sí misma. Es el susurro de la duda que podría hacer temblar la montaña hasta sus cimientos.