agrupacion: Clan Garraumbría alianzas: - Clan Kromagul (proveedores de venenos y magia de dolor) - Facción ‘Primero la Piedra’ (puristas Enanos dentro de Valtoria) ciudad_sede: Villeshervil (un bastión oculto en las profundidades de Valtoria) dg-publish: true edad: 92 escudo: Un pico de montaña fracturado de granito negro, arañado por una garra de tres dedos de la que gotea una única lágrima de sangre carmesí. lema: Desde la sombra, la montaña sangrará. nombre: Durnak el Rompejuramentos relaciones: Grakkor Manorrota (Maestro del Clan y mentor) rivalidades: - Reina Valeria Bronzebrillo - Casa Dravonis - La ciudad de Sylorian (símbolo de la cooperación enano-élfica) rol: Heroes de la Garra tags: - antagonista - clan garraumbría - enano - lithernia - personajes - personajes_y_agrupaciones - valtoria tipo: Clan categoria: Personajes y Agrupaciones subcategoria: Personajes summary: Durnak, líder fanático del Clan Garraumbría, es conocido como “Rompejuramentos” tras traicionar la alianza enana-elfa y destruir la Gran Fundición de Sylorian. Su misión es quebrar Valtoria para que renazca bajo la sagrada destrucción de Valarios.
Durnak no es un enano de honor; es la encarnación de un honor roto y supurante. Nacido en la penumbra asfixiante de las minas del exilio, nunca conoció la luz del sol de Valtoria ni escuchó los cantos de las forjas de Ironforge. Su única nana fue el eco amargo de las historias de la traición, el relato de cómo su clan, los orgullosos Picosombrío, fue despojado de su gloria y condenado a la oscuridad por su fanática devoción a Valarios, el dios de la sagrada Destrucción. Para Durnak, la paz de la Reina Valeria no es prosperidad; es la herrumbre que corroe el verdadero acero del espíritu enano.
Su juventud fue un crisol de dolor y entrenamiento brutal bajo la tutela de Grakkor Manorrota, el anciano líder del rebautizado Clan Garraumbría. Grakkor vio en Durnak no solo fuerza, sino un odio puro, una llama negra que podía ser avivada hasta convertirse en un infierno. Fue Grakkor quien le enseñó que la verdadera lealtad no se jura a una corona o a un concilio, sino al principio inmutable de la purga.
El epíteto de “Rompejuramentos” no es una simple bravuconada. Se lo ganó con sangre y sacrilegio. En un audaz plan urdido por Grakkor, Durnak logró infiltrarse en la sociedad de la superficie, presentándose como un exiliado arrepentido. Con una actuación que duró años, se ganó la confianza de los maestros de la Casa Dravonis, jurando lealtad a la corona y a los códigos de la montaña. Se convirtió en un guardián de la Gran Fundición de Sylorian, un proyecto que simbolizaba la odiada alianza entre Enanos y elfos. En la noche del solsticio, mientras la ciudad celebraba, Durnak rompió su juramento sagrado. No solo abrió las puertas a un escuadrón de saboteadores Garraumbría, sino que él mismo, con su mazo rúnico, destrozó los pilares de contención arcanos. La fundición colapsó en un torrente de metal fundido y vapor, matando a docenas de artesanos Enanos y elfos, y quebrando la confianza entre los dos pueblos durante una generación.
Ese acto de traición fue su apoteosis. Al regresar a las profundidades como un Heroes para su clan, fue nombrado “Heroes de la Garra”, el brazo ejecutor de la voluntad de los Garraumbría. Ahora, Durnak lidera las incursiones más violentas: corrompe Runas ancestrales, colapsa túneles vitales y asesina a figuras clave que promueven la “débil” unidad de Valtoria. No busca conquistar, sino quebrar. Su motivación es una fe retorcida: cree que solo cuando Valtoria esté de rodillas, sangrando y fracturada, podrá renacer en la gloria destructiva que Valarios exige, libre de la mancha de elfos, Gnomos y pacifistas.
Durnak es un testamento andante de su vida en el exilio. Su piel tiene la palidez enfermiza de la piedra de cueva, pero sus músculos son nudos de hierro forjados en la adversidad. Con 92 años, está en la plenitud de su fuerza enana, y sus ojos, hundidos bajo una frente huesuda, arden con la brasa perpetua del fanatismo. Su barba, de un negro hollín, no está trenzada con esmero, sino atada con toscos anillos de hierro oxidado y marcada por quemaduras de antiguos sabotajes. Sobre su piel, tatuajes rúnicos dedicados a Valarios serpentean por sus brazos y torso, narrando cada juramento que ha roto y cada pilar que ha derribado.
Viste una Armadura de Placas de Granito Negro, una obra maestra del Clan Garraumbría. No brilla; absorbe la luz. Las placas están grabadas con símbolos de fractura y ruina, y reforzadas con fragmentos de obsidiana, un regalo de sus aliados del Clan Kromagul de Mor’dhul.
Su arma principal es “Rompe-cimientos”, un colosal mazo de guerra de dos manos. Su cabeza no es de acero pulido, sino de un bloque de hierro meteórico oscuro, grabado con Runas que crepitan con energía necrótica y de fuerza. Se dice que cada golpe no solo aplasta la roca, sino que también debilita los encantamientos protectores cercanos. A su espalda, lleva un hacha de mano forjada con los restos del escudo de un Heroes de la Casa Dravonis al que mató, un trofeo y una profanación constante.
Para el Clan Garraumbría, Durnak el Rompejuramentos es un profeta de la destrucción, la prueba viviente de que su causa es justa y su venganza, inevitable. Inspira a una nueva generación de exiliados a abrazar el terrorismo como un deber sagrado.
Para el pueblo de Valtoria, es una figura de pesadilla, el verdadero rostro de los “Cazadores de Sombras” que acechan en la oscuridad. Su nombre se susurra para asustar a los niños y para justificar la creciente paranoia que se extiende por las ciudades-fortaleza.
Para la Reina Valeria Bronzebrillo y el Concilio de la Montaña, Durnak es una amenaza existencial. No es un simple bandido, sino un veneno ideológico que ataca el corazón mismo de la sociedad valtoriana: la confianza y el honor de los juramentos. Sus acciones han forzado al reino a reforzar sus defensas internas, creando tensiones y sospechas incluso entre clanes leales.
En el gran tapiz de Lithernia, Durnak es un catalizador del conflicto. Su cruzada amenaza con desatar una guerra civil enana que podría desestabilizar a todo el continente, dejando a Valtoria vulnerable a las ambiciones de Mor’dhul y rompiendo el delicado equilibrio de poder que mantiene a raya a las fuerzas más oscuras del mundo. Él es la garra que araña la montaña, esperando el día en que esta finalmente sangre y se derrumbe.