‘- nombre_clan’: Gremio del Sextante Dorado agrupacion: Clan del Engranaje Perpetuo categoria: Personajes y Agrupaciones ciudad_sede: Cyndril dg-publish: true edad: ‘350’ escudo: Un engranaje de mithril y bronce del que brotan manecillas de reloj como agujas de una brújula. En el centro, un reloj de arena de cristal gotea polvo de estrellas sobre un fondo de granito pulido. lema: ‘“El tiempo es una máquina. Nosotros somos sus relojeros.”’ motivo: ’‘’Alianza comercial y científica. La precisión del Cronómata depende de los Mapas celestiales más exactos. El clan comercia con el Gremio de Norathil, en Galvorn, intercambiando sus incomparables cronómetros de navegación y astrolabios de relojería por cartas estelares exclusivas y datos sobre anomalías cósmicas. Ambos gremios se benefician enormemente, compartiendo una obsesión por la medición precisa del universo.’’’ nombre: Borin Runacronos relaciones: Kaelen ‘Manecillas’ Tornilloingenio rol: Guardián de la Runa y Consejero Principal subcategoria: Personajes tags: - ’ ’ - ‘,’ - ‘[’ - a - c - d - e - g - h - i - j - l - n - o - p - personajes - personajes_y_agrupaciones - r - s - t - u - v tipo: Personaje summary: Borin Runacronos, enano maestro de la cronomecánica en Cyndril, lidera el Clan del Engranaje Perpetuo como Guardián de la Runa. Obsesionado con controlar el tiempo, dirige el proyecto del Cronómata y negocia alianzas oscuras para evitar cataclismos futuros.
En las profundidades de Valtoria, lejos de las forjas rugientes y los salones de hidromiel, la ciudad de Cyndril late con el tictac incesante de miles de mecanismos. Es en este santuario del orden donde se forjó el alma de Borin Runacronos, no con martillo y yunque, sino con la precisión de un relojero y la sabiduría de un sabio. Como descendiente directo del maestro runista enano que, junto a un visionario gnomo, fundó el Clan del Engranaje Perpetuo, Borin nació destinado a una herejía: la creencia de que el tiempo no es un río divino, sino una máquina cósmica que puede ser comprendida, mapeada y, en última instancia, ajustada.
Desde joven, Borin demostró una aptitud prodigiosa no para la guerra, sino para la cronomecánica, la disciplina que fusiona la ingeniería de precisión de los Gnomos con la magia rúnica ancestral de los Enanos. Mientras otros de su estirpe aprendían a blandir hachas, Borin aprendía a tallar Runas capaces de ralentizar el desvanecimiento de un eco mágico o estabilizar un péndulo arcano. Su devoción y talento lo elevaron al rango de Guardián de la Runa, el responsable de tejer la magia en los intrincados autómatas y artefactos temporales del clan.
Hoy, a sus 350 años, Borin es el Consejero Principal del clan, la mente arcana que complementa el genio mecánico de su más cercano colega, el gnomo Kaelen “Manecillas” Tornilloingenio. Juntos, lideran el proyecto más ambicioso y secreto de Lithernia: la construcción del Cronómata, un artefacto de poder inimaginable diseñado para cartografiar el flujo del tiempo y predecir los grandes cataclismos. La motivación de Borin es la de un salvador que empuña las herramientas de un déspota: sueña con evitar futuros Liliums, pero sabe que el camino hacia ese control exige pactos oscuros y desafía los fundamentos mismos de la fe valtoriana.
Fue Borin quien negoció la peligrosa alianza con el Clan Whisper de Mor’dhul. Con una frialdad que inquieta incluso a sus propios hermanos de clan, intercambia maravillas mecánicas por reliquias imbuidas con los ecos de la muerte, convencido de que para comprender el futuro, primero deben diseccionar el pasado, alma por alma. Este pragmatismo lo ha puesto en conflicto directo con los tradicionalistas de la Torre de las Estrellas, quienes ven en él una arrogancia que podría desgarrar el tejido de la realidad. Borin no busca el poder por la gloria, sino por la convicción de que solo un orden absoluto, una predictibilidad perfecta, puede proteger a Lithernia de la caótica tiranía de los dioses y el destino. Su obsesión es la Lanza Celestial Chronos, no para blandirla, sino para desentrañar su mecanismo, creyendo que es la pieza clave —la rueda de escape— que regula el gran reloj del universo.
Borin es un enano cuya apariencia refleja la naturaleza de su trabajo. Es de complexión delgada para su raza, con una postura erguida y hombros tensos por décadas de encorvarse sobre planos y mesas de grabado. Sus manos, aunque fuertes, son de dedos largos y ágiles, manchados permanentemente con tintas rúnicas y polvo de metales preciosos. Su barba, un mar de ébano con vetas de plata, no está adornada con anillos de victoria, sino meticulosamente trenzada e entrelazada con finos alambres de mithril y diminutos engranajes de bronce que giran y emiten un suave zumbido al compás de su respiración. Sus ojos, de un profundo color pizarra, son intensos y rara vez parpadean, acostumbrados a escudriñar detalles invisibles para el ojo común.
No porta la armadura pesada de un Guerrero, sino una Coraza de Engranajes Entrelazados, una obra maestra de cuero endurecido reforzada con placas de mithril y bronce que se ajustan y reconfiguran con un sutil chasquido, adaptándose a sus movimientos. Sobre su rostro suele llevar sus Lentes de Cronovisión, un complejo artilugio de múltiples lentes de zafiro y rubí que puede ajustar para percibir distorsiones temporales, ecos de maná o la fatiga del metal en una máquina.
Su única “arma” es el Martillo de Calibración Rúnica, una herramienta exquisitamente equilibrada con una cabeza de acero estelar y un mango de roble petrificado. No está diseñado para aplastar cráneos, sino para golpear cinceles rúnicos con una precisión absoluta, afinando los flujos de energía en sus creaciones. Se dice que el martillo puede reparar una máquina con un solo toque o, si se golpea en el punto exacto, detener el tiempo en un objeto durante un instante.
Borin Runacronos se encuentra en el epicentro de una revolución silenciosa que podría redefinir el poder en Lithernia. No es un rey, ni un general, pero su influencia puede llegar a ser mucho más profunda y duradera. Su legado será el de un Prometeo enano: un visionario que robó el secreto del tiempo a los dioses para entregárselo a los mortales, o un Icaro cuya ambición lo llevó a volar demasiado cerca del sol del destino.
Si el Cronómata es completado, Borin y el Clan del Engranaje Perpetuo tendrán en sus manos la capacidad de predecir —y quizás evitar— guerras, desastres naturales e incluso las intervenciones divinas. Se convertirían en los pastores silenciosos de la historia, guiando a Lithernia hacia un futuro de orden perfecto. Pero el precio de esa utopía es la libertad, el caos y la incertidumbre que definen la vida.
Su arriesgada alianza con el Clan Whisper es una bomba de tiempo que pende sobre todo Valtoria. Si se descubre, podría desencadenar una guerra civil o una purga que destruiría a su clan. Sin embargo, para Borin, es un riesgo calculado. Él no ve el bien y el mal, solo las piezas de una máquina. El mayor impacto de Borin Runacronos podría no ser una hazaña visible, sino una idea plantada en el corazón de Lithernia: que el destino no es algo que se sufre, sino un mecanismo que se puede desmontar y volver a ensamblar.