agrupacion: Los Engranajes Oxidados alianzas: - Clan Agrietacero (Valarion) - Comunidades de Descastados (Cheneras, Vallas) categoria: Personajes y Agrupaciones ciudad_sede: Valarion dg-publish: true edad: 152 escudo: Un engranaje de bronce roto del que brota una flor de metal soldada con remaches de hierro, sobre un fondo de acero oxidado. lema: De la ruina, creamos. Del desecho, sobrevivimos. nombre: Baelka Manosdeacero relaciones: - Grix ‘El Remendador’ (figura paterna, mentora) - Gremios de Valtoria (desprecio por su exilio) - Herreros del Clan Ironclaw (rivalidad amistosa) rivalidades: - Gremios de Artífices de Valtoria - Clan Thyrgram (Mor’dhul) rol: Maestra Forjadora de los Engranajes Oxidados subcategoria: Personajes tags: - enana - engranajes oxidados - facción - forjadora - lithernia - personajes - personajes_y_agrupaciones - valarion tipo: Facción summary: Baelka Manosdeacero, exiliada enana de Valtoria, desafió las tradiciones al forjar con chatarra y restos bélicos. Líder de los Engranajes Oxidados, combina metalurgia y creatividad para innovar y competir contra los herreros tradicionales.
En los salones inmaculados de Valtoria, donde la pureza del metal es un dogma y la tradición un yunque inquebrantable, nació Baelka. Perteneciente a una casa menor de artesanos, los Martillopuro, demostró desde joven un talento que era a la vez un don y una maldición: una visión que trascendía la mena virgen y encontraba potencial en lo que otros consideraban escoria. Mientras sus pares competían por forjar con el mithril más puro, Baelka recolectaba los fragmentos de escudos rotos y los engranajes de autómatas caídos, convencida de que la memoria del acero era su mayor fortaleza. Esta filosofía fue su herejía. Acusada de profanar el sagrado arte de la creación por los Gremios de Artífices, fue sometida a un juicio humillante. Con 80 años, una edad en la que muchos Enanos apenas comienzan su maestría, fue declarada An-Forgal —“la Indigna de la Forja”— y exiliada de las montañas que eran su único hogar.
Despojada de su clan y su honor, vagó por las tierras baldías, un páramo de desolación sembrado de los restos de la Gran Guerra. Fue allí, en el corazón del Osario de Acero, donde la desesperación casi la consumió. Pero en lugar de la muerte, encontró un propósito. Se topó con una comunidad de parias como ella: Gnomos, Goblins y Humanos que no veían chatarra, sino un lienzo. Eran los Engranajes Oxidados, y su líder, el ingenioso goblin Grix ‘El Remendador’, no vio en ella a una exiliada, sino a una visionaria. Él le enseñó que la verdadera innovación no nace de la perfección, sino de la necesidad.
Bajo la tutela de Grix, el talento innato de Baelka floreció en un entorno libre de dogmas. Su conocimiento enano de la metalurgia, fusionado con la audaz improvisación de los Engranajes, la convirtió en una leyenda. Forjó un brazo mecánico para un veterano orco a partir del pistón de un ariete de asedio; construyó un sistema de purificación de agua para la ciudad rebelde de Vallas usando los condensadores de un golem de hielo destrozado. Sus manos, antes consideradas impuras, se volvieron el motor creativo de la facción, ganándose el apellido “Manosdeacero” no por nacimiento, sino por mérito.
Hoy, como Maestra Forjadora, Baelka es el alma ardiente de los Engranajes Oxidados. Es la guardiana de sus forjas y la defensora de su credo. Ve en Grix al padre que nunca tuvo, uno que valora el ingenio por encima del linaje. Canaliza su resentimiento hacia Valtoria en una feroz competencia amistosa con los herreros del Clan Ironclaw en Valarion, buscando demostrar con cada creación que el futuro de Lithernia no se forjará en las impolutas fraguas de las montañas, sino en el crisol de sus ruinas.
Baelka es la encarnación de la resistencia enana. Es más ancha y musculosa que la mayoría de las mujeres de su raza, con brazos marcados por las cicatrices de la forja y quemaduras de soldadura. Su cabello, de un color cobre oscuro, está recogido en una única trenza gruesa y práctica, entrelazada con alambres y pequeños engranajes de latón. Sus ojos, de un intenso azul acero, arden con la luz perpetua de la fragua. Su rasgo más distintivo son los tres dedos de su mano izquierda, reemplazados por prótesis de acero y bronce finamente articuladas que ella misma diseñó y construyó tras un accidente con un motor rúnico. Lejos de ser una debilidad, los utiliza con una precisión que supera a la carne y el hueso.
No viste las armaduras ceremoniales de Valtoria. Su protección es un peto de placas superpuestas, ensamblado a partir de los blindajes de varias máquinas de guerra, cada abolladura una historia. Bajo él, lleva una túnica de cuero ignífugo y pantalones reforzados.
Su arma principal es “La Rompedora de Dogmas”, un colosal martillo de guerra cuya cabeza fue forjada con el contrapeso de un trabuco de asedio y el núcleo de un autómata de la Casa Dravonis. Su mango está envuelto en el cuero de una bestia del páramo y su base está rematada con un pesado engranaje que le sirve de pomo. Más que un arma, es una declaración.
Baelka Manosdeacero, la paria de Valtoria, se ha convertido en una pieza clave en el equilibrio de poder de las facciones marginadas de Lithernia. Su trabajo no solo proporciona herramientas y defensas a los descastados, sino que representa una revolución ideológica: la idea de que el valor no reside en el origen, sino en el propósito.
Es el puente viviente entre la disciplina y el conocimiento ancestral de los Enanos y la caótica pero brillante innovación de los demás parias, unificando a los Engranajes Oxidados con una visión compartida. Para los Gremios de Valtoria, es un recordatorio humillante de su propia rigidez, una hereje cuyo éxito amenaza con fracturar sus tradiciones milenarias. Para las ciudades rebeldes y los clanes olvidados, es un símbolo de esperanza: una prueba de que incluso lo que ha sido roto, desechado y exiliado puede ser reforjado para convertirse en algo más fuerte y resistente que nunca. Su legado no se medirá en oro ni en mithril, sino en las ciudades que sobreviven gracias a sus ingenios y en la mentalidad de una generación que aprende a ver el tesoro que otros llaman chatarra.