agrupacion: El Culto del Eco Roto alianzas: Lord Aethel ‘El Cruel’ (táctica) categoria: Personajes y Agrupaciones ciudad_sede: Aelithor (Mor’dhul) dg-publish: true edad: ‘215’ escudo: Una onda sónica agrietada, de color verde espectral, sobre un campo de granito negro. lema: El silencio esconde el trueno. nombre: Lyra la Sombra Muda relaciones: Vexia (Líder del Culto, mentora pragmática) rivalidades: Cónclave de los Susurros (Gobierno de Aelithor), Clan Grimstone, Casas nobles de Eldrador rol: Espía Mayor del Culto del Eco Roto subcategoria: Cultos tags: - ’ ’ - ’’’’ - ‘,’ - ‘-’ - ‘[’ - a - c - cultos - d - e - h - i - j - k - l - m - n - o - p - personajes_y_agrupaciones - r - s - t - u - í tipo: Culto summary: Lyra, la Sombra Muda, es una espía Shadar-kai exiliada que lidera la red de espionaje del Culto del Eco Roto en Mor’dhul. Muda y letal, busca el caos absoluto mediante la aniquilación del orden y la realidad impuesta por los dioses.
En los corredores de poder de Mor’dhul, donde las traiciones se anuncian con el brillo de una daga y las conspiraciones con susurros envenenados, existe un terror que no tiene voz. Lyra, conocida solo como la Sombra Muda, es la arquitecta de una red de espionaje tan perfecta y etérea que sus enemigos dudan de su existencia hasta que sus secretos ya han sido desvelados y sus gargantas silenciadas. Como Espía Mayor del Culto del Eco Roto, no sirve a un dios ni a un rey, sino a una idea: la aniquilación del orden presente a través de un sonido primordial.
Nacida en Eldrador bajo el yugo de “La Mano de Hierro”, Lyra fue una Shadar-kai, una elfa ligada a las sombras y destinada desde su nacimiento a los roles que la alta nobleza élfica consideraba indignos. El nombre “Lyra” fue una cruel ironía impuesta por una sociedad que exigía armonía y belleza, pero la condenaba a una vida en la penumbra. Despreciando la sofocante sinfonía de la cultura élfica, encontró consuelo no en la música, sino en su ausencia. Practicó una forma de magia de sombras considerada tabú incluso entre los suyos, buscando no solo el sigilo, sino la anulación misma de la presencia, un intento de fundirse con el vacío. Por esta herejía contra la existencia misma, fue exiliada, despojada de su casa y arrojada a las tierras inhóspitas de Mor’dhul.
Fue allí, como una paria sin clan ni propósito, donde fue encontrada por Vexia, la profetisa del Culto del Eco Roto. Vexia no le ofreció refugio, sino una causa que resonaba con el nihilismo de su alma. El dogma del culto —que el “Primer Eco” del Primer Rey era una nota de poder puro capaz de desmantelar la realidad impuesta por los dioses— fue la única melodía que Lyra jamás aceptó. No buscaban poder, sino la cacofonía primordial, el glorioso ruido del deshacer.
Aplicando su dominio innato de las sombras, Lyra ascendió rápidamente. Creó y entrenó a los “Ecos Silentes”, agentes que, como ella, no dejan rastro físico ni sónico. Su red se convirtió en los ojos y oídos del culto, desmantelando las operaciones del Cónclave de los Susurros en Aelithor y compitiendo ferozmente con el Clan Grimstone por el control de ruinas antiguas que pudieran contener pistas sobre la ubicación del eco. Su lealtad a Vexia es pragmática; respeta la visión de la líder, pero su verdadera devoción es al caos prometido, al atronador silencio que seguirá al fin de todas las cosas. A través de una alianza táctica con el ambicioso Lord Aethel ‘El Cruel’, Lyra le proporciona la inteligencia necesaria para desestabilizar el trono de Sel’thirak, sabiendo que la caída de un dios-rey es solo el primer acorde de la canción final que ella anhela dirigir.
Lyra encarna la esencia de los Shadar-kai: su piel es del color de la ceniza enfriada y su largo cabello, negro como la obsidiana, suele llevarlo recogido en una trenza austera. Su rostro es una máscara de fría serenidad, y sus ojos, de un violeta pálido y profundo, no reflejan emoción alguna, solo una calma inquietante, como la de un abismo que observa de vuelta. Su cuerpo está cubierto de finos tatuajes grises que serpentean por sus brazos y cuello, patrones que parecen moverse y cambiar en la penumbra.
Fiel a su nombre, Lyra es completamente muda. Se arrancó la capacidad de hablar en un ritual tras su exilio, como un acto final de rechazo al mundo audible. Se comunica mediante un lenguaje de señas increíblemente preciso y rápido, o a través de breves y escalofriantes susurros telepáticos que se sienten más como una idea implantada que como una voz.
Su equipamiento es puramente funcional, desprovisto de cualquier adorno. Viste una armadura de cuero endurecido teñido de negro, tratada con aceites alquímicos para no producir el menor ruido. Porta un par de estiletes gemelos forjados con un metal oscuro que parece absorber la luz, y sus hojas están permanentemente cubiertas de un veneno que ataca el sistema nervioso, garantizando que sus víctimas mueran en silencio. Entre sus herramientas se encuentran polvos que apagan el sonido, ganchos de escalada silenciosos y viales de esencia de sombra concentrada, que puede usar para desaparecer por completo durante unos instantes cruciales.
Lyra la Sombra Muda es más que una espía; es un agente del cambio apocalíptico. Su impacto en Lithernia es el de una fuerza silenciosa y corrosiva que socava los cimientos del poder establecido. Es la razón por la que una secta herética como el Culto del Eco Roto ha pasado de ser un grupo de lunáticos a una amenaza tangible y aterradora para el orden en Mor’dhul.
Al aliarse con Lord Aethel, no solo acelera la posible caída del dios-rey Sel’thirak, sino que juega una partida mucho más larga, utilizando la ambición de un tirano como herramienta para su propio fin nihilista. Si el culto tuviera éxito, su legado no sería un imperio ni una dinastía, sino la aniquilación de la era actual. Lyra no busca dejar su nombre en los anales de la historia; busca borrar los anales por completo. Es un escalpelo de obsidiana apuntando al corazón de la realidad, y cada secreto que roba, cada vida que apaga, es un paso más hacia el estruendo final que devolverá toda Lithernia al silencio primordial del que surgió.