dg-publish: true categoria: Personajes y Agrupaciones subcategoria: Cultos tags: - cultos - personajes_y_agrupaciones summary: Grak, exsoldado orco de Mor’dhul, desertó tras presenciar atrocidades en la guerra. Ahora líder de Los Heraldos del Rey Sellado, lucha por restaurar el legado del Primer Rey y derrocar al tiránico Sel’thirak.

nombre: Grak el Renegado rol: Puño del Retorno edad: 38 agrupacion: Los Heraldos del Rey Sellado tipo: Culto lema: “La Lanza se quebrará, el Sello caerá, el Rey volverá.” escudo: “Una corona de plata envuelta en cuatro cadenas rotas, de las que emana una luz dorada. Detrás, una lanza celestial quebrada en dos.” ciudad_sede: Lywathil rivalidades: [“El Reinado de Sel’thirak”, “Panteón Korogrim”, “La Mano de Hierro de Eldrador”] alianzas: [“Células Rebeldes de Mor’dhul”, “Eruditos Disidentes de la Torre de las Estrellas”] relaciones: “Desertor del ejército de Sel’thirak, líder operativo de los Heraldos.” tags: [lithernia, personajes, heraldos_del_rey_sellado, orco, mor_dhul] # Grak el Renegado

Biografía

El Origen en la Sombra de Mor’dhul

Nacido en las forjas y los campos de entrenamiento de Mor’dhul, Grak no siempre fue un renegado. Fue criado en el seno del Clan Thyrgram, donde la vida se medía en cicatrices y la única devoción conocida era hacia la guerra y la fuerza. Desde joven, se le enseñó a venerar a Thyrgram, el dios de la guerra, y a obedecer sin cuestionar al Rey-Dios Sel’thirak, señor absoluto de su tierra natal. Grak destacó rápidamente, su imponente físico y su instinto para el combate le ganaron un lugar en las legiones de élite de Mor’dhul, bajo el mando directo del general Lord Volrath. Para Grak, el honor no era una palabra, sino el código que regía cada golpe de su hacha y cada paso en el campo de batalla. Creía en la gloria de la conquista y en la pureza de la fuerza, un ideal que Mor’dhul, en su propaganda, prometía encarnar.

La Quiebra del Juramento

La fe ciega de Grak se hizo añicos durante la Batalla de las Lágrimas Negras, en las fronteras profanadas de Eldrador. Allí, no encontró la gloria que le habían prometido, sino una carnicería despojada de cualquier honor. Presenció cómo las tropas de Sel’thirak, en su afán por una victoria rápida, empleaban tácticas que contradecían todo lo que un Guerrero de Thyrgram debía respetar: la masacre de no combatientes, la tortura de prisioneros élficos para obtener información inútil y el uso de magia corrupta por parte de hechiceros hobgoblin que retorcía la vida y profanaba a los caídos.

El punto de inflexión fue una orden directa: ejecutar a un grupo de druidas élficos que se habían rendido. Para sus comandantes, era una simple limpieza; para Grak, fue la traición final a su código. Esa noche, bajo la lluvia de ceniza que dio nombre a la batalla, Grak giró su hacha no contra los elfos, sino contra su propio capitán. Con la sangre de su antiguo camarada en sus manos, desertó, convirtiéndose en un paria, un Descastado cazado tanto por las legiones de Mor’dhul como por las patrullas elfas que no distinguían a un orco de otro.

El Amanecer de una Nueva Fe

Durante meses, Grak sobrevivió en las tierras salvajes, un fantasma acechado por su pasado. Fue en las ruinas de una antigua atalaya pre-Lilium donde encontró su futuro. Malherido y al borde de la inanición, fue encontrado no por sus perseguidores, sino por un anciano Erudito humano, un miembro de Los Heraldos del Rey Sellado. El hombre, en lugar de miedo, vio en los ojos de Grak una furia justa.

Le habló de una historia prohibida en Mor’dhul: la del Primer Rey, un monarca mortal que unificó el mundo no con tiranía, sino con un propósito, un Guerrero tan poderoso que se atrevió a desafiar a los dioses no por arrogancia, sino para proteger a su pueblo. Le contó cómo los dioses, en su envidia, lo castigaron y sumieron el mundo en la interminable Gran Guerra. Para Grak, esta revelación fue como un relámpago. La fuerza del Primer Rey era la fuerza pura y honorable que siempre había buscado, en contraste con la brutalidad corrupta y egoísta de Sel’thirak y su panteón. Ese día, el renegado encontró una nueva causa, un nuevo juramento.

El Puño del Retorno

Grak se unió a los Heraldos, y su conocimiento de las tácticas, fortalezas y debilidades de Mor’dhul se volvió invaluable. Su fuerza ya no servía a un dios de la guerra, sino a la esperanza de un mundo reunificado. Rápidamente ascendió en las filas clandestinas del culto, ganándose el título de “Puño del Retorno”. Ahora, es el brazo ejecutor de la voluntad de los Heraldos: lidera incursiones en fortalezas olvidadas en busca de artefactos de la era del Primer Rey, rescata a eruditos perseguidos por la Mano de Hierro de Eldrador y coordina operaciones con las células rebeldes que germinan en Mor’dhul, como las de Chéneras o Vallas. Grak es la primera línea en una guerra secreta, un Guerrero que lucha para quebrar las cadenas de los dioses y traer de vuelta al verdadero Rey de Lithernia.

Descripción Física y Equipamiento

Grak es un orco de proporciones imponentes, incluso para su raza. Mide más de dos metros de altura y su cuerpo es un mapa de músculos y cicatrices, testimonio de una vida de combate brutal. Su piel es de un tono verde oliva oscuro, y sus colmillos, aunque afilados, no denotan la ferocidad salvaje de otros Orcos, sino una severa determinación. Sus ojos, de un inusual color ámbar, arden con una inteligencia astuta y una voluntad inquebrantable.

Viste los restos modificados de su antigua armadura de placas del ejército de Mor’dhul. Ha arrancado los símbolos de Sel’thirak y los ha reemplazado con grabados rústicos que representan cadenas rotas. El metal oscuro está abollado y desgastado, pero Grak lo mantiene como un recordatorio perpetuo de su juramento quebrado y el nuevo que ha forjado. Su arma principal es una formidable hacha de batalla de dos manos, de acero valtoriano, un regalo de los aliados del culto en las montañas. Oculto bajo su armadura, lleva un amuleto de hueso tallado con el símbolo de los Heraldos: la corona de plata y la lanza celestial quebrada, el único emblema al que ahora profesa lealtad.

Legado e Impacto en Lithernia

Grak el Renegado es más que un simple Guerrero; es un poderoso símbolo de disidencia. Su existencia misma es una afrenta directa al régimen de Sel’thirak, probando que incluso los hijos más leales de Mor’dhul pueden ver la corrupción en su núcleo y elegir un camino diferente. Para las células rebeldes, es una leyenda viviente, la prueba de que se puede desafiar al Rey-Dios y sobrevivir.

Dentro de los Heraldos del Rey Sellado, Grak encarna la fuerza práctica que complementa la fe y el conocimiento del culto. Mientras los eruditos descifran profecías, él abre el camino a través de la violencia y la tiranía del presente. Si la Profecía del Retorno es cierta, Grak no será el Heroes elegido, pues el augurio habla de un humano. Sin embargo, su papel podría ser aún más crucial: ser el guardián del Heroes, el escudo que detenga a las legiones de Mor’dhul y el puño que rompa los obstáculos en el camino hacia la liberación del Primer Rey.

Su legado, ya sea en la victoria o en la muerte, será el de un orco que redefinió el honor, no como lealtad ciega a un dios tirano, sino como servicio a un ideal de justicia capaz de unir a todas las razas de Lithernia.