dg-publish: true categoria: Personajes y Agrupaciones subcategoria: Casas Nobles tags: - casas_nobles - personajes_y_agrupaciones summary: Lord Malakor Umbralis, líder de la Casa Umbralis en Nynthil, domina el arte de manipular recuerdos y secretos como armas. Maestro del Archivo de Ecos, su poder radica en el control de la memoria y la información en el mundo de Mor’dhul.
¡Absolutamente! He aquí una ficha de personaje profesional y narrativa para Lord Malakor Umbralis, tejida con el rico tapiz del canon de Lithernia.
nombre: Lord Malakor Umbralis rol: Cabeza de la Casa, Maestro del Archivo de Ecos edad: 340 agrupacion: Casa Umbralis tipo: Casa Noble lema: El recuerdo es la única jaula eterna. escudo: Un reloj de arena fracturado de cristal negro, con arena de plata cayendo en un abismo, sobre un campo de color púrpura oscuro. Simboliza su dominio sobre la memoria rota y el tiempo perdido. ciudad_sede: Nynthil rivalidades: - nombre_casa: Clan Whisper descripcion: Rivales naturales en el mercado de la información de Mor’dhul. Los Umbralis consideran a los nigromantes del Clan Whisper como ‘carroñeros de tumbas’, que tratan con los ecos confusos de los muertos. A su vez, el Clan Whisper ve a los Umbralis como ‘ladrones de almas’, cuyo poder depende de la frágil mente de los vivos y carece de la permanencia de la muerte. Compiten ferozmente por los contratos de espionaje más lucrativos del Rey-Dios. - nombre_casa: Casa Lúmina (de Elinorae) descripcion: Una rivalidad ideológica a distancia. Mientras la Casa Lúmina busca preservar y compartir el conocimiento para la iluminación y la sabiduría, la Casa Umbralis lo aprisiona y lo convierte en un arma de control y dolor. Se consideran la antítesis filosófica la una de la otra, representando la luz del saber contra la oscuridad del secreto. alianzas: - nombre_casa: Clan Sel’thirak descripcion: Una alianza de necesidad y miedo. La Casa Umbralis provee a Sel’thirak de inteligencia invaluable que le permite anticipar traiciones y conocer las debilidades de sus enemigos. A cambio, el Rey-Dios les concede su protección y autonomía. Sin embargo, es una relación tensa; Sel’thirak sabe que una casa que domina los secretos es una amenaza latente, y los Umbralis saben que solo son valiosos mientras sean útiles. - nombre_casa: Clan Nighthawk descripcion: Una alianza puramente transaccional. Los Nighthawk, como maestros del sigilo y el asesinato, a menudo capturan objetivos de alto valor. La Casa Umbralis paga generosamente por el ‘privilegio’ de ser los primeros en interrogar psíquicamente a estos prisioneros antes de su ejecución. A cambio, los Umbralis a veces proveen a los Nighthawk con ‘ecos’ —recuerdos robados de guardias o nobles— para facilitar sus infiltraciones. relaciones: - Padre de Kaelen Umbralis. - Hermano mayor de Seraphina Umbralis. - Ve a su hijo Kaelen como una herramienta ambiciosa pero imprudente. - Depende de la habilidad única de su hermana Seraphina para los rituales más delicados. tags: [lithernia, personajes, Casa Noble, Mor’dhul, shadar-kai] # Lord Malakor Umbralis
En los salones silenciosos de Nynthil, donde el aire huele a obsidiana fría y a remordimientos olvidados, reside Lord Malakor Umbralis. No es un señor de la guerra ni un conquistador de tierras, sino el arquitecto de la paranoia de Mor’dhul y el indiscutible Maestro del Archivo de Ecos. Su poder no se mide en legiones, sino en la cantidad de secretos que puede arrancar de una mente y en la precisión con la que puede convertir un recuerdo en un arma.
Descendiente directo de la legendaria Shadar-Kai, Lyra Vex, Malakor heredó no solo el liderazgo de la Casa Umbralis, sino también la afinidad de su linaje con el Plano de las Sombras y la psique. Nacido siglos después del Cataclismo del Lilium, creció en un mundo donde el poder de su casa ya estaba consolidado. Desde niño, no fue instruido en la espada, sino en la anatomía del alma. Aprendió a identificar las fisuras en la voluntad de un hombre, a navegar por los laberintos de la memoria y a manejar los Ecos —recuerdos cristalizados en obsidiana— como un maestro artesano maneja sus herramientas. Su ascensión como cabeza de la casa no fue una conquista sangrienta, sino una transición fría y calculada, demostrando su valía al extraer el recuerdo de un complot de la mente de un general traidor, sin dejar más que una cáscara vacía y una gema de obsidiana pulsando con la verdad.
La filosofía de Malakor es tan pragmática como aterradora. Para él, los recuerdos no son sagrados; son Recursos. El amor, la traición, la ambición y el miedo son meramente las vetas de mineral más ricas en la mina de la conciencia. Bajo su liderazgo, la Casa Umbralis ha prosperado, convirtiéndose en los ojos y oídos indispensables del Rey-Dios Sel’thirak. Malakor comprende la precaria naturaleza de su alianza: son el bisturí del Rey-Dios, vital para extirpar tumores de traición, pero un bisturí afilado siempre puede volverse contra su dueño. Por ello, actúa con una cautela implacable, entregando solo la información necesaria para mantener su valor y su cuello intactos.
En el ámbito personal, Malakor es un hombre atrapado entre dos fuerzas. Ve a su hijo, Kaelen, como un reflejo impaciente de su propia ambición. Kaelen anhela usar el poder de los Ecos de forma más directa y brutal —para chantajear, para destruir Reputaciones, para forjar un imperio visible—, una imprudencia que Malakor considera un riesgo existencial para la casa. Por otro lado, depende profundamente de su hermana menor, Seraphina. Ella posee un don único, una empatía psíquica que le permite navegar por los recuerdos más corruptos y dolorosos sin ser destruida por ellos. Es Seraphina quien realiza los rituales de extracción más delicados, aquellos que Malakor ya no se atreve a intentar. Esta dependencia es su única debilidad conocida, un secreto que guarda con más celo que cualquier otro en sus bóvedas.
A sus 340 años, Malakor posee la belleza austera y eterna de su herencia Shadar-Kai. Es alto y delgado, con una postura de quietud antinatural, como si cada movimiento estuviera medido para conservar energía. Su piel es pálida como la ceniza, y su largo cabello negro está veteado por prematuros hilos de plata, testigos del estrés de hurgar en las mentes ajenas. Sin embargo, lo más inquietante son sus ojos: de un violeta profundo y cansado, parecen contener el peso de mil vidas que no son la suya.
Viste con una elegancia sombría, favoreciendo túnicas de terciopelo púrpura oscuro y sedas negras, finamente bordadas con el sigilo de la casa: el reloj de arena fracturado. No porta armadura, pues su defensa es la información. Su único accesorio de poder es un bastón de ébano pulido, coronado por una gran pieza de obsidiana en bruto que parece absorber la luz a su alrededor. En sus bolsillos, siempre lleva consigo varios Ecos —pequeños cristales de obsidiana pulida, fríos al tacto—, cada uno conteniendo un secreto invaluable o un dolor insoportable. Para su defensa personal, oculta entre los pliegues de su túnica un estilete delgado con la punta envenenada, un arma para la última instancia, tan sutil y letal como él mismo.
Lord Malakor Umbralis es una de las figuras más temidas y respetadas de Mor’dhul, un pilar invisible que sostiene el régimen de Sel’thirak. Su legado no se escribirá en crónicas de batallas, sino en los susurros de las cortes, en las caídas inexplicables de nobles orgullosos y en la paz forzada que impone el miedo a que tus secretos más oscuros sean desvelados.
Es el Archivista del Dolor, un carcelero de almas que ha convertido la esencia misma de la identidad en una mercancía. Su existencia plantea una pregunta inquietante a todo Lithernia: ¿qué queda de una persona cuando sus recuerdos le son arrebatados? Mientras la Casa Lúmina lucha por la luz del conocimiento, Malakor demuestra que la oscuridad de un solo secreto bien guardado puede ser infinitamente más poderosa.
Su verdadero impacto se medirá en la próxima generación. El futuro de la Casa Umbralis, y con él los secretos más profundos de Mor’dhul, pende del frágil equilibrio entre la ambición temeraria de su hijo y la delicada resiliencia de su hermana. Lord Malakor lo sabe, y este, quizás, es el único recuerdo que teme confrontar.