agrupacion: Casa Granitoeco alianzas: Casa Dravonis, La Torre de las Estrellas, la Corona de Valtoria categoria: Personajes y Agrupaciones ciudad_sede: Allotena, en las profundidades de las Montañas Resonantes, Valtoria. dg-publish: true edad: 420 escudo: Una oreja estilizada tallada en un monolito de granito, de la que emanan ondas sónicas de mithril pulido sobre un fondo de obsidiana. lema: La piedra recuerda lo que la carne olvida. nombre: Lord Kaelen Granitoeco raza: Enano relaciones: Tío y mentor de Maestra Runa; antiguo maestro de Vornik el Exiliado. rivalidades: Clan Whisper (Mor’dhul), Casa Lumeris (Eldrador) rol: Patriarca de la Casa Granitoeco, Primer Oyente de la Montaña subcategoria: Casas Nobles tags: - casa noble - casas_nobles - enano - lithernia - personajes - personajes_y_agrupaciones - valtoria tipo: Casa Noble Enana summary: Lord Kaelen Granitoeco, Patriarca de la Casa Granitoeco y “Primer Oyente” de Valtoria, es un sabio guardián de la memoria ancestral grabada en las montañas. Su poder radica en la Lito-mnemotecnia, que usa para aconsejar a la corona y preservar la historia con respeto.
En los silenciosos y profundos salones de Valtoria, donde el eco de los martillos forja el destino del reino, existe un poder más antiguo y sutil que el acero: la memoria de la propia tierra. Lord Kaelen Granitoeco es el guardián de ese poder. Como Patriarca de la Casa Granitoeco y su “Primer Oyente”, Kaelen no gobierna sobre ejércitos ni minas de oro, sino sobre el vasto e inmutable archivo de la historia, grabado en los cristales resonantes de las montañas.
Descendiente directo del legendario vidente Borin el Litosonante, Kaelen fue instruido desde joven en el arte sagrado y secreto de la Lito-mnemotecnia. Aprendió a aquietar su mente hasta fundirla con la roca, a sentir las vibraciones de eras pasadas y a interpretar los susurros psíquicos atrapados en el corazón de la piedra. Su vida no ha sido una de batallas, sino de una escucha perpetua: ha oído el fragor de la caída del Primer Rey, el llanto de la tierra bajo el fuego del Lilium, y los juramentos olvidados de reyes y dioses. Esta carga le ha conferido una sabiduría profunda y una melancolía que pocos pueden comprender.
Bajo su liderazgo, la Casa Granitoeco ha consolidado su posición como la conciencia de Valtoria. La propia Reina Valeria Bronzebrillo y el Archimago Thalios de la Torre de las Estrellas buscan su consejo antes de tomar decisiones trascendentales, pues Kaelen puede revelar pactos ancestrales o advertir de traiciones que hacen eco de patrones históricos. Fue su visión, extraída del lamento de una veta de granito, la que alertó a la corona de un complot del Clan Whisper para corromper una antigua tumba enana, evitando un desastre necrótico.
Sin embargo, su poder es también su mayor conflicto personal. El conocimiento del pasado lo ha hecho extremadamente cauto. Ve a su sobrina, la talentosa Maestra Runa, con una mezcla de orgullo y temor. Reconoce en ella un don para la escucha que podría superar el suyo, pero su impaciencia y su deseo de usar el conocimiento como un arma le recuerdan su más grande fracaso: Vornik. Kaelen fue mentor de este joven y prometedor Oyente, pero no pudo evitar que la ambición lo corrompiera. Vornik intentó usar los ecos más oscuros para sus propios fines, forzando a Kaelen a aprobar su exilio. El recuerdo de esa decisión, y la posibilidad de que Vornik se haya unido a los Cazadores de Sombras, es una fractura en el alma del anciano Lord que ni el tiempo ni la piedra han podido sanar.
Su rivalidad con el Clan Whisper de Mor’dhul es filosófica y visceral. Mientras ellos profanan a los muertos para arrancarles sus secretos, Kaelen cree que la historia debe ser escuchada con respeto, no exhumada con violencia. Con la Casa Lumeris de Eldrador, la tensión es más académica; sus videntes élficos leen el futuro en las estrellas, un arte que Kaelen considera arrogante y efímero en comparación con las verdades inmutables grabadas en la roca eterna.
Lord Kaelen no tiene la complexión robusta de un Guerrero enano. Con 420 años, su cuerpo es magro y su postura ligeramente encorvada, como si el peso de los siglos que ha escuchado se hubiera asentado sobre sus hombros. Su barba, de un color gris piedra, cae en finas trenzas entrelazadas con pequeños cristales resonantes que vibran suavemente con los sonidos de su entorno. Sus ojos, de un profundo color pizarra, parecen mirar más allá de lo presente, a menudo con una expresión distante y melancólica.
No viste armadura pesada, sino túnicas de lana oscura bordadas con patrones geológicos y el sigilo de su casa. Sus manos, aunque callosas por el contacto con la roca viva, son sorprendentemente ágiles.
Su equipo es el de un Erudito, no un soldado: * El Bastón Resonante: Un bastón de roble petrificado coronado por un gran cristal de Allotena sin tallar. Le sirve como foco para canalizar su habilidad, permitiéndole “escuchar” ecos a mayor distancia o con mayor claridad. * Diapasones de Mithril: Un juego de diapasones de diferentes tamaños, forjados por la Casa Dravonis. Al golpearlos contra la roca, puede sintonizar frecuencias específicas para aislar ecos particulares de la cacofonía del tiempo. * El Diario Silencioso: Un pesado tomo encuadernado en piel de basilisco cuyas páginas están en blanco para un ojo no iniciado. Kaelen transcribe en él los ecos más importantes usando una tinta alquímica que solo es visible bajo la luz reflejada por los cristales de su bastón.
Lord Kaelen Granitoeco es el ancla de la memoria en un mundo al borde del olvido. Mientras los reinos se enfrentan por el futuro, él custodia el pasado, entendiendo que ambos están inextricablemente ligados. Su influencia no se mide en territorios conquistados, sino en crisis evitadas y verdades preservadas.
Para Lithernia, la Casa Granitoeco bajo su mandato es un faro de neutralidad y sabiduría. Son la prueba viviente de que el poder no siempre reside en la espada, sino en el conocimiento y la comprensión. Se rumorea en los círculos más altos de la Torre de las Estrellas que Kaelen conoce la ubicación de al menos una de las Lanzas Celestiales, no por un mapa, sino porque ha escuchado el eco del cataclismo que la clavó en la tierra.
Su legado final será la decisión de qué secretos compartir y cuáles deben permanecer enterrados en la roca. En sus manos descansa la capacidad de revelar verdades que podrían unir a los reinos contra una amenaza común, o desenterrar agravios tan antiguos que podrían desatar una nueva guerra. Él es el guardián silencioso, y su mayor temor es que el día que deba gritar, el mundo no esté preparado para escuchar.