agrupacion: Casa Faelgard alianzas: - Ciudad de Sylorian - Casa Galanthil de Eldrador - Los Guardianes Verdes categoria: Personajes y Agrupaciones ciudad_sede: Sylorian dg-publish: true edad: 350 escudo: Un yelmo de enano de granito verde, del cual brotan astas de ciervo hechas de plata sobre un campo de color tierra. lema: La Piedra Cede, el Deber Permanece nombre: Lord Borin Faelgard relaciones: Padre de Thalia Faelgard. Amigo y confidente de Maestre Elara Cantosavia. rivalidades: - Casa Dravonis - Clan Nighthawk rol: Patriarca de la Casa Faelgard, Escultor de la Montaña Viva subcategoria: Casas Nobles tags: - casa faelgard - casas_nobles - enano - lithernia - patriarca - personajes - personajes_y_agrupaciones - valtoria tipo: Casa Noble de Valtoria summary: Lord Borin Faelgard, patriarca de la Casa Faelgard en Valtoria, lidera la unión entre enanos y elfos, defendiendo la frontera entre montaña y bosque. Diplomático y sabio, protege su legado con alianzas y estrategias que combinan naturaleza y forja.
En el corazón de las montañas de Valtoria, donde la mayoría de los Enanos buscan la oscuridad de la veta y el calor de la forja, Lord Borin Faelgard encuentra su fuerza en el murmullo de las hojas y la solidez de la roca viva. Como actual Patriarca de la Casa Faelgard, Borin es el custodio de un legado tan inusual como resistente: la simbiosis entre la piedra enana y el bosque élfico. Su vida no ha sido una de conquista subterránea, sino de guardia en la frontera donde la civilización y la naturaleza salvaje se entrelazan.
Nacido del linaje de Kaelen ‘Cuernoverde’ Faelgard, el fundador que osó pactar con los elfos de los Guardianes Verdes en lugar de combatirlos, Borin fue educado en una filosofía dual. Aprendió a leer las vetas de la montaña como cualquier enano, pero también a interpretar el lenguaje del viento entre los árboles. Su devoción se divide equitativamente entre Cirkon, la diosa de la roca que da forma a su hogar, y Ferion, el dios de la naturaleza cuya vida protege. Esta dualidad define su carácter: es paciente y terco como una montaña, pero flexible y sabio como un roble milenario.
Su ascenso al liderazgo de la casa no estuvo exento de desafíos. Las casas más tradicionalistas de Valtoria, como la orgullosa Casa Dravonis, siempre han visto a los Faelgard con recelo, considerándolos “Enanos ablandados” por su cercanía con los elfos. Borin tuvo que demostrar su valía no con la brutalidad de un hacha en la batalla, sino con la firmeza de un diplomático y la astucia de un guardián. Su mayor hazaña fue “El Asedio de las Sombras”, cuando repelió una incursión del Clan Nighthawk de Mor’dhul no con muros de piedra muerta, sino utilizando las propias defensas del bosque, fortalecidas por la magia élfica y la ingeniería enana, para atrapar y desmoralizar al enemigo. Este triunfo silenció a muchos de sus críticos y consolidó la reputación de Sylorian como un bastión inexpugnable.
Como gobernante, Borin es justo y previsor. Fomenta el arte de los “Escultores de la Montaña Viva”, artesanos que tallan las moradas y defensas de Sylorian en armonía con el entorno, creando una ciudad que es a la vez una fortaleza y un santuario. Su alianza con la Casa Galanthil de Eldrador es la piedra angular de su política exterior, reforzada por su profunda amistad y confianza en Maestre Elara Cantosavia, una sabia elfa que actúa como su principal consejera.
Su mayor conflicto personal, sin embargo, reside en su hija y heredera, Thalia Faelgard. En su espíritu impetuoso, Borin ve el fuego de la forja que admira, pero también una llama que podría consumir el delicado equilibrio que él ha dedicado su vida a mantener. La ve capaz de liderar a su casa hacia una nueva era de gloria, pero también teme que su impulsividad deshaga los pactos centenarios que son el alma de los Faelgard. Su deber como padre y como señor es guiarla, una tarea que a menudo encuentra más desafiante que enfrentarse a un ejército de Hobgoblins.
Lord Borin Faelgard es un enano de presencia imponente, aunque su fortaleza no es la de un bruto, sino la de una raíz anclada profundamente en la tierra. A sus 350 años, su barba, de un color castaño oscuro veteado de plata, está trenzada con finos hilos de plata y pequeñas hojas de roble petrificadas, un símbolo de su doble herencia. Sus ojos, de un inusual color verde musgo, reflejan una paciencia infinita y una mente que analiza cada detalle. Su piel está curtida por el sol del bosque y el aire de la montaña, no por el hollín de la forja.
No viste las pesadas y ostentosas armaduras de otros señores Enanos. Su cota de malla está forjada con acero de Valtoria, pero entrelazada con placas de ironwood élfico, lo que la hace sorprendentemente ligera y silenciosa. Sobre ella lleva una capa de lana de color tierra, con el emblema de su casa bordado en el broche: el yelmo de granito del que brotan astas de plata.
Su arma es tan única como él. Porta un martillo de guerra cuya cabeza no es de acero, sino de un bloque de granito verde pulido, increíblemente denso y grabado con Runas de protección tanto enanas como élficas. Su mango es de una rama de roble ancestral, regalo de los Guardianes Verdes, y se dice que el arma golpea con la fuerza de un alud y la certeza de un árbol que cae. Cuando no está en el campo de batalla, a menudo se le ve con las herramientas de un escultor, pues considera que dar forma a la piedra es una forma de meditación.
El legado de Lord Borin Faelgard es el de un puente viviente en un mundo dividido por la desconfianza. En una era marcada por la Gran Guerra y las rivalidades ancestrales, él representa la prueba de que la cooperación entre razas no solo es posible, sino que puede generar una fuerza mayor que la de cualquier reino por sí solo. Es un pilar de estabilidad en la volátil frontera entre Valtoria y Eldrador, un faro de diplomacia cuya influencia se extiende más allá de los valles que protege.
Para Valtoria, es un recordatorio constante de que la tradición no debe ser una jaula, y que la verdadera fortaleza de la piedra reside en su capacidad para albergar vida. Para Eldrador, es la cara de la confianza enana, la prueba de que no todos los de su raza solo buscan arrancar los tesoros de la tierra sin respetar el equilibrio.
Su impacto final en Lithernia, sin embargo, aún está por escribirse. Dependerá de si su filosofía de equilibrio sobrevive a él a través de su hija Thalia, o si su casa se ve arrastrada a los conflictos que él tanto se ha esforzado por contener. En un continente que susurra profecías sobre un rey unificador, figuras como Lord Borin Faelgard demuestran que la paz no siempre llega a través de una corona y una espada, sino a veces, a través de un pacto, un árbol y una montaña que aprendieron a coexistir.