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Aelithor está tallada directamente en las paredes de un profundo cañón de granito negro. Las estructuras de múltiples niveles se conectan mediante puentes de hueso y hierro suspendidos sobre un abismo insondable. Las fachadas están cubiertas por runas silenciadoras que absorben el sonido, creando un ambiente de silencio espectral iluminado por una luz verdosa y fantasmal.
La sociedad de Aelithor es paranoica y secreta. La información es la moneda más valiosa, y el poder se mide por los secretos que uno guarda y puede extraer de otros. La traición es común y la confianza, una debilidad mortal.
El Clan Whisper, compuesto mayoritariamente por hobgoblins, domina la ciudad y practica una nigromancia sónica única, que manipula ecos y vibraciones para controlar y castigar. Los tieflings forman la élite administrativa y diplomática, mientras que los exiliados Shadar-Kai actúan como asesinos y espías. Los goblins sirven como sirvientes y comerciantes.
Públicamente, se venera a Sel’thirak, dios del silencio y la paz de la tumba. Sin embargo, la élite nigromántica rinde culto en secreto a Kromagul, el Dios del Dolor, creyendo que los secretos obtenidos a través del tormento son la forma más pura de poder.
El emblema de Aelithor es una estilizada garganta de cañón negra de la que emerge una mano esquelética con el dedo índice presionado contra donde estarían los labios, en un gesto de silencio.
Estas leyendas alimentan tanto el temor como la reverencia hacia el Guardián del Tañido, quien es visto como el único capaz de controlar y proteger estos secretos.